jueves, 13 de febrero de 2014

Luigi Figini, Milán, Italia, (1935). Casa Figini

POR: SANTIAGO ANDRES DIAZ CAMACHO



Una Italia dependiente del pensamiento colectivo.



Mi criterio se presentó de una manera dual, entre dos situaciones que consideraba divergentes pero que a la final tenían determinantes comunes que basado en el mismo contexto me condujeron a interpretar el pensamiento y características de la población de ciudades como Milán e Italia de principios del siglo XX.

Para explicar lo anterior, y llegar al margen del análisis comparativo entre las imágenes tomaré el concepto de moda (compartido en clase durante el video de el hombre moderno de Paris).

Está presente la característica del hombre moderno, ropa similar con ciertos estilos, al frente de una vanguardia que lo refugia de toda singularidad y claro esto lo hace homogéneo. Aunque es alterable en una condición de seguir ciertas pautas.

Considero que no se puede hacer parte de una idea, solo se puede compartir. Se puede plasmar también como una moda, una conducta colectiva destacada por la inserción en una idea, que inscribe a los individuos en un grupo (una “moda”… pero diría yo, cultural), sensible al cambio que se va forjando de acuerdo a las decisiones de pocos, pero que se nota en el colectivo y a unas determinantes históricas que le dan vida y acaban con la misma.

Si esto se tiene en cuenta como un factor y aplicante de entreguerras - el inicio de la segunda guerra mundial. Se entiende por el ejemplo de Figini quien estaba en contra de la guerra pero creería yo que por una determinación grupal hizo parte de la arquitectura racional y fascista Italiana conocida como el Gruppo 7

Marcha Sobre Roma, Alcide De Gasperi, 1922.


http://factoriahistorica.wordpress.com/2011/08/12/la-marcha-sobre-roma/ Consultado 27- Sep-13
http://entreguerras06.files.wordpress.com/2010/05/concentracion-fascista-en- 27-Sep-13 genova.jpg?w=555&h=416 -http://es.wikipedia.org/wiki/Benito_Mussolini Consultado 1-Oct.-13



La carga del vació.

La imagen se encuentra localizada en el patio del segundo piso de la casa Figini. En esta foto se puede describir lo introspectiva que es esta edificación al ser el abierto no una forma de salir de la estructura sino que solo lo vital puede entrar en ella. Más que una relación con el horizonte tiene una relación con el cielo; Además, es como si quisiera que sus gruesos muros aislaran de algo impropio, impuro del exterior que perturbe la vida y el trabajo de quien la reside pudiendo explicar así el hecho que este se levante del suelo. 

Una disposición sobria, tanto el manejo de muros y cubiertas (así sea por indeterminantes) crean limites virtuales. Como en el caso de la fotografía la luz que aísla en sombra una esquina del vacío con la necesidad de ser llenado pero con algo precariamente notorio que tampoco rompa lo sobrio del lugar. 


A mi parecer es un edificio caprichoso. 

Las dos determinantes notorias, al menos de intención es una composición sin saturaciones que se pueda transformar y mantenerse en el tiempo, pero eso mismo deja espacios muertos sin característica, sin fluidez; obliga a colocar solo en donde el edificio mismo lo demanda. “grande, pero no le cabe nada.” 


Es un edificio que mira hacia adentro 

Visuales que rebotan y se trasladan por medio de juegos de luz, que como tema central está presente toscamente por hilos o coceduras que terminan donde empiezan en el ojo y el punto del espectador, esto puede difuminar figuras, pero también logra enmarcar lo que requiere atención. Esto me plantea la situación de introspección que dice. “Para que salir, si técnicamente acá (en el patio) ya estoy afuera, puede que sea más seguro también” 

El edificio por eso mismo me parece singular, al poder crear determinantes de lugares y de espacios. Una mirada objetiva me parece la de “quieren que la sala – verdadera pocilga – esté muy limpia, porque la roña les da terror, el desorden, y la soledad de los vacíos habitados por antiguos fantasmas emigrantes de las maravillosas e ilícitas pasiones de la infancia.” De Alejandra Pizarnik es apropiado. La pulcritud es obligada al ver hacia dentro y se nota en la encadenación de sus espacios y eso mismo da la necesidad de tener espacios llenos para dar una tangibilidad y diferencia de textura entre estos. 

Otra posibilidad que considero es un un temor a lo que viene de fuera de si mismo no por desconocimiento, sino por sentir que el edificio va a cambiar y no permanecerá, “Si lo abandono desaparece” esto lo saque como conclusión al ver la obra del jinete sobre el caballo en la foto que a mi parecer muestra temor hacia la luz, el pertenece a la sombra. 


“– dije: (La luz se amaba en mi oscuridad. Supe que no había cuando me encontré diciendo: soy yo.)” Continuidad Cúrame del vacío en tesis Doctoral “Luigi Figini a imagen del paraíso” 


Si se planteara como una moda, la misma sobriedad del proyecto es la que sostiene al edificio como actual, una carencia de ornamentación que puede responder anacrónicamente ya que en lo visto en la foto, esta no es una edificación que se adecue a las personas; sino que las personas se adaptan a el proyecto, Por la aceptación del mismo diría que es más actual el proyecto, que en la época en que se realizó.



Retrata tu pueblo y seras universal.


En la vida como en la arquitectura se valoran los pequeños detalles de la rutina, Las tareas del día sus pequeños detalles nunca se convierten en grandes acontecimientos. Creería que son otros detalles, los grandes placeres o las grandes ambiciones los que ponen en marcha a la vida. Las cosas mínimas, intrascendentales y personales son las que generan cierta clase de nostalgia y nos retienen en un recuerdo. 

La casa dentro de la arquitectura es la que mejor retiene este carácter de lo cotidiano, posee todo un mundo dentro de toda una vida o de pronto más, un universo de relaciones de cualquier tamaño, pero debe contener todas las posibilidades. Como que de pronto un habitante de alguna casa Disfrute de agrupar cientos de dibujos y fotografías de todos los habitantes de su casa, no solo de su esposa y de sus niños, sino también de las flores, los árboles y sobre todo de los pájaros que residen en ella; cosa que entiende Luigi FIgini. 

La casa Figini suma una intención de universalidad, la de servicio. su vivienda es desde este punto de vista es ejemplo de arquitectura ideal. Bajo el propio ponto de vista de su creador, nunca su obra llega a repetirse, tampoco el ejemplo de su vida se difunde, y la casa se convierte repetidamente, en el caparazón del morador, en un refugio único e irrepetible. Es este el espacio sagrado. Un templo en el que solo lo habitual puede producir lo extraordinario. Algo que me intrigó y que solo conociendo el modo de proceder del arquitecto empecé a estar de acuerdo con su obra, en textos pasados se puede ver mi apreciación desde otro punto en el cual entiendo la casa solo como muros y detalles (que no compartía) un modernismo pasado; clásico en una planta libre, no había entendido que el objeto del autor, no solo era un objeto. Sino que ese objeto era su casa y esa casa tenía un fin. 

Podía empezar a entender la poesía del diseño de la misma y que ese objeto no es tangible de ningún modo, el objeto es lo cotidiano es su esposa, son sus árboles, es su arte, hasta los pájaros que hubiesen podido ser cotidianos pero por la atención de el se volvieron extraordinarios. 

Solo queda un rezago de lo que eran sus objetos en un instante plasmado dentro de una fotografía y su arte, cada cual por separado no tiene un contexto son objetos para si mismos y en el sentido literal de la palabra, no son las sillas que se comercializan dentro de una idea de arte para todos. 

Son privados y al ver esto hay algo que si pude entender sobre el edificio, no es como en un punto había dicho, fuese introspectiva; caprichosa y con detalles que yo considerara simples. Pero empecé a entender la casa de él .desde sus fotos y la frase pronunciada por él en la arquitectura del grupo 7: “la riqueza que se consigue no es menor, sino más secreta y buscar la perfección nunca va a ser sencillo.” 

Este fue el detalle que necesitaba para comprender la casa, ya no podía verla desde recorridos, muros, cubiertas y patios. Mas bien se debía entender por momentos y una clase de sentimentalismo. La casa ya no se puede entender como un proyecto de vivienda unifamiliar de una primera planta a porticada libre con unos servicios y estancias mas un patio en su segundo piso y unos dormitorios en el piso superior continuos a azoteas. 

Creo yo que es mejor considerarlo desde la frase que “no existe sin un público, sin este no sería moderno” (tema tratado en la clase de Mies Van der Rohe- Pabellón alemán de Barcelona) el proyecto tiene vida es porque es susceptible de generar espacios para que lo cotidiano sea extraordinario para que el hecho de sentarse en una azotea a tomar un Té no permita ver más allá de los muros, pero que si permita disfrutar el hecho de que un ave quiera venir a su árbol de vayas o a un bebedero. O que quisiera ver a su esposa en el patio de abajo bordando o si la quiere ver como una Diosa griega a su lado, bajo un árbol o imaginándose una playa dentro de la casa manifestado por su mente y su collage. 

La conclusión es que su objeto siempre están presentes pero solo dentro de lo cotidiano, casi nadie se va a quedar viendo con tanto detenimiento como para poder pensar que es extraordinario, que esas riquezas están, pero deben ser secretas y que esa frase se piensa con tanto detenimiento para su casa que las paredes ya parecen contener un secreto levantado del piso para que no se fuguen y que solo lo que puedo contar en cuanto a su azotea es cierto porque se relaciona con fotos tomadas por el mismo figini; Que se debe tener cierto toque poético para entenderlo, que después cierto desdén a lo superficial el proyecto me intriga por el hecho he alcanzado a morder una historia casi en su exterior de como el espacio es propicio para algo sencillo pero encantador, el hecho de dejar esta casa sigue la frase de que hay belleza y que me queda el secreto de ¿qué pasará puertas para adentro con las personas, los esposos, los niños, los árboles y los pájaros. 

Que el proyecto es extremadamente moderno para requerir tal presencia de los actores a mi parecer pienso que la mejor forma de entender el proyecto es viviendo ahí y acompañado. De fondo me queda la duda de qué historias esconden esos muros siempre mirando hacia su interior


Planos.





Collage.





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POR: MARIA ALEJANDRA PÁEZ GARCÍA



Moda y revolución.


Con la Revolución Industrial diversos ámbitos de la sociedad dieron un vuelco, como lo describe Benévolo en cuanto a la construcción: “En primer lugar, la revolución industrial modifica la técnica de la construcción, aunque sea de modo menos espectacular que en otros sectores (…) A éstos se añaden otros nuevos materiales como el hierro colado, el vidrio y más tarde el cemento”[1]. La foto muestra cómo se hace uso del hierro en estructuras (Torre dell'Agip, en la parte posterior central), el cual con el paso del tiempo va adquiriendo mayor evolución hasta llegar al acero, logrando materializar el concepto de la arquitectura moderna. 

El trabajo manual fue sustituido por el trabajo en fábrica, así, las herramientas junto con las nuevas fuentes de materias primas para la fabricación de la vestimenta, generaron precios bajos gracias a las nuevas posibilidades de estilos, decoración y producción masiva de telas y prendas, lo que permitió a la clase media ser partícipe de la moda y a la clase alta dar a conocer su insatisfacción, quienes no se contentaron únicamente con la calidad, por lo que la extravagancia se implementó. Los desfiles fueron una forma de presentar la nueva moda, haciendo juego la seducción y elegancia de la mujer, aglomerando de esta forma gran cantidad de público. Estos cambios en la forma de vestir, fueron tan notorios como la evolución de la sociedad. 

Los atuendos usados por las personas que se trasladaron del campo, a las fábricas ubicadas en la ciudad, debió cambiarse ya que resultaban peligrosos entre las máquinas que permanecían en movimiento. Asimismo, el papel de la mujer en la industria fue más importante por lo que el tiempo para tejer y coser se redujo, y optaron por la confección; se pusieron de moda las faldas, que se hicieron menos restrictivas. 

La producción en masa se traduce en el capitalismo industrial, que a su vez se reproduce en la industria textil movida por el deseo de ampliar el mercado, conformando grandes conglomerados económicos, ideal promovido por la Revolución. Debido a este deseo de expansión, se hace necesaria la construcción de nuevas edificaciones para almacenar los productos: “La economía industrial no puede concebirse sin un conjunto de edificios e instalaciones nuevas-fábricas, almacenes, depósitos, puertos-”[2]

Los aspectos nombrados anteriormente se evidencian en la fotografía tomada en la Feria de Milán del año 1934, un lugar en el que la oferta y la demanda son los principales actores, los cuales fomentan el avance de la tecnología en la industria. Dicha feria fue desde sus inicios, poco después de la Revolución Industrial, un espacio en el que el sector textil estuvo y sigue estado presente, y que en los años treinta encuentra su lugar en las pasarelas que eran rodeadas por una gran multitud. 

Fiera di Milano-Campionaria 1934-Sfilata di moda della Italrayon, Argo Agenzia Fotográfica, 1934 http://www.lombardiabeniculturali.it/fotografie/schede/IMM-u3010-0001158/, 29/09/2013 11:07 am 


[1] LEONARDO, BENÉVOLO. (1963). “Historia de la arquitectura modernas”. Madrid: Taurus Ediciones. 41.
[2] Ibíd., 42.


A imagen y semejanza.


“Yo mismo he deseado rodearme de un bosque. En el fondo ha sido para mí casi un rito de expiación. Tantos arquitectos, geómetras e ingenieros han últimamente, con su arquitectura, aplastado la naturaleza. Yo por el contrario he dejado (o mejor he querido) que la naturaleza dominase mi arquitectura. Pero yo no lo llamo exactamente dominio, sino afectuoso dominio o mejor aún, afectuoso abrazo” 


La casa es la segunda piel del hombre donde toda una vida debe poder encontrarse, donde lo cotidiano está siempre presente, y es valorar esto último lo que permite que cada paso dado sea importante para la construcción del presente; así como cada línea dibujada sobre el papel, va proyectando las ideas formadas durante la adquisición del conocimiento, ya sea a través de la experiencia o del aprendizaje. 

Cuando un arquitecto diseña su propia casa, posiblemente está dando a conocer el manifiesto de su arquitectura. Construir para uno mismo es una gran oportunidad de proponer nuevos modos, nuevas estructuras. “En definitiva, en el proyecto de su casa el arquitecto investiga más de lo habitual, se aventura, arriesga” [1]. Es el caso de Luigi Figini y Gino Pollini, (miembros del Grupo 7, el cual apoyaba el ideal mediterráneo), quienes expresan su percepción del mundo, del hombre y sus relaciones a través de un proyecto, su propia casa, que aunque levantada sobre pilotes, está aferrada completamente al cosmos, partiendo por el deseo de armonía expuesto en la divina proporción. 

La experiencia no finaliza cuando culmina la construcción del proyecto, de hecho se afianza, cuando esta máquina ansiosa por ser habitada comienza a funcionar. “A partir de la entrada en crisis de los grandes principios, cuando la nueva arquitectura comenzó a deslizarse hacia derroteros más complejos, el patio fue recuperado en ciertos ámbitos para hacer posible la creación de paisajes en el interior de los edificios”[2]. Es así como el patio, es la representación de la naturaleza a nivel interno del proyecto, para lograr una relación más directa entre el hombre y la misma, además de fines técnicos como la ventilación. 

La explicación del arraigo tan fuerte de Luigi Figini a la naturaleza se encuentra en su memoria, en su niñez, todo el recuerdo se hace tangible en su obra construida. Él mismo describe el tiempo que pasó en su “terraza-reino de la vieja ciudad: encima de un vacilante triciclo de hierro en el que inspeccionaba de un lado a otro el limitado territorio. En los días más calurosos mi madre llenaba con el agua de una fuente – usada para regar las plantas- la gran tina de cinc: el sol la calentaba para nuestro baño de la tarde. Algunas horas más tarde, con la comida al fresco, en la terraza verde, se acababa mi jornada”. Este intercambio de sensaciones entre los elementos del universo, es lo que hace circular aire de poesía, aire documentado por el propio Luigi Figini en fotos, pinturas y anotaciones. Lo que quiere decir que hay un continuo trabajo de experimentación y deducción de lo que al principio era una idea, pero ahora es un hecho concreto. 

La casa se encuentra en el Barrio de los Periodistas en Milán-Italia, sector residencial con ordenanzas propias de ciudad-jardín, las cuales establecen que 2/3 partes deben ser destinadas a jardín y 1/3 restante a construcción. El proyecto se levanta del suelo a través de pilotes dejando la primera planta libre, espacio destinado al jardín y el huerto, pero haciendo ver desproporcionada la relación entre el vacío de el primer piso con el lleno de los otros dos, lo que el arquitecto justifica con la necesidad de que llegue la luz natural al jardín, que se encuentra justo debajo de la construcción; de igual forma, al elevarse permite la visual sobre los Alpes lejanos. El área de ocupación es de 99 (18 x 5.5 m), exactamente lo establecido por la norma. 

La orientación del proyecto es aproximadamente Norte-Sur, afirmando la importancia de lograr confort ambiental. Sumado a lo anterior, la disposición de los vanos con persianas de madera también adquiere valor, los que se ubican en las fachadas Oriental y Norte son más alargados que los de las fachadas Occidental y Sur, hacia ésta última, está dispuesto el acceso a la habitación a través de un porche, de manera que como dice Luigi Figini: “sólo en invierno entra el sol oblicuo de mediodía, más bajo sobre el horizonte”. Para minimizar la sensación de frío, se utilizó un aislamiento térmico aprovechando las cámaras de aire de los entrepisos, en las cuales fueron instaladas serpientes de agua caliente. 

El proyecto se levanta sobre una estructura regular de 12 columnas de concreto, las cuales se retroceden respecto de la fachada, formada por bloques ligeros aislantes de piedra pómez. De esta forma la función de los muros, es únicamente divisoria. Además de la primera planta (libre), se compone de dos plantas más, el acceso es por medio de una escalera de un solo tramo que conecta el huerto/jardín con el centro de la segunda planta, a un costado se encuentra el vestíbulo, la cocina, la habitación del servicio, un baño y la caldera; al otro costado se ubica en un amplio espacio, la sala-comedor que gracias al sistema de columnas, en época de verano, se prolonga hasta la terraza de doble altura. También se localiza la escalera que lleva a la tercera planta, ésta última es la planta privada, donde se dispone una única habitación con baño y vestidor y dos terrazas, una a cada lado de la habitación, la primera (terraza Norte) con un gimnasio equipado y con el vacío sobre la planta inferior, y la segunda (terraza Sur) con una alberca. 

Dados estos elementos es posible afirmar que arquitectura y naturaleza pueden volverse una sola, donde el hecho construido complementa el paisaje y la vegetación, permitiendo así al individuo tener la experiencia de entrar al exterior. Es éste el aporte que Luigi Figini y Gino Pollini hacen a la arquitectura moderna, aporte que va mucho más allá del racionalismo. 







[1] http://riunet.upv.es/bitstream/handle/10251/15041/MART%C3%8DNEZ%20A_Una%20investigaci%C3%B3n%20sob re%20c%C3%B3mo%20investigar%20lo%20que%20el%20arquitecto%20investiga%20cuando%20construye%20su %20propia%20casa.pdf?sequence=1 pág. 4 19/10/2013
[2] ÁLVAREZ ÁLVAREZ, DARÍO. (2007). “El JARDÍN en la arquitectura del SIGLO XX”. Barcelona: Editorial Reverté, S.A. 291.



Función racionalista.


Italia es un referente de la moda del mundo y ha engendrado algunos de los mejores diseñadores de artículos industriales, de amueblamiento, en el mundo. En 1900 la decoración de interiores fue un elemento representativo gracias a la sofisticación que los diseñadores alcanzaron, a través de la combinación equilibrada entre la elegancia clásica y la creatividad moderna. Años después, 1910 y 1920, se retomó el uso de materiales exóticos y mobiliario ostentoso, influenciado por las características propias del Art Déco. 

Para 1926 en Italia, periodo en el que el país italiano tuvo una avant-garde verdadero en diseño de interiores, hizo su aparición un nuevo estilo de decoración racionalista, figurando el Gruppo 7[1] como el más importante exponente, dirigido por Luigi Figini, Gino Pollini y Giuseppe Terragni; buscaban conseguir una síntesis nueva y más racional entre los valores nacionalistas del clasicismo italiano y la lógica estructural de la era de la máquina. Una de las características significativas que reflejaron sencillez y hasta simpleza, fue la utilización de tubos de acero. 

En periodo de entreguerras, el acero se producía a gran escala, de forma masificada, lo cual es un elemento importante en el momento de considerar los materiales que se introdujeron para el diseño y construcción del mobiliario de los arquitectos de la época. 

En la actualidad, la estética y funcionalidad manejadas por el movimiento racionalista siguen teniendo cierta influencia. Luego de varias décadas, muchas de las piezas se podrían considerar como diseños realizados en el presente, ya que continúan conectándose con las necesidades del momento. 

Los artículos del arquitecto Terragni, son reconocidos ampliamente, sin embargo sus compañeros de grupo no comparten la misma suerte, en realidad es muy poco lo que se conoce acerca de Luigi Figini y Gino Pollini como diseñadores de unidades industriales. 

Tomando como referencia lo que describe Anna Martínez Durán, la Casa Figini: “Exteriormente se muestra sencilla, austera, casi desnuda, preciosa sin embargo en su interiores, resueltos con lujo y refinamiento (…) muebles metálicos con cristales de colores, sillas y sillones del mismo arquitecto.”[2]

De este modo se puede hacer una relación directa entre la casa y el mueble (nombre no encontrado) desde la sencillez, los cuales retoman la forma pura y esencial haciendo hincapié en el funcionalismo, donde cada elemento tiene una justificación para estar ahí, su existencia no es superficial, representan la ruptura de los estilos del pasado, aquí ya no cabe la ornamentación, simplemente la forma sigue a la función. 

Los materiales utilizados para la elaboración fueron, recordando a Breuer, tubos de acero que se doblan para darle el apoyo a la silla donde se sostiene el cuero del asiento y el respaldo, y aunque sean sólo eso, tubos, hacen ver vasto el mueble, desproporcionado; así mismo es el caso de los pilares que sostienen la casa, ya que tienen una altura considerable para que llegue la luz al jardín bajo el proyecto, pero que igualmente lo hacen ver fuera de escala, sin relación con la masa. 

“La técnica de los racionalistas se revela como más duradera, presentando aspectos y modalidades hasta hoy utilizables en gran parte, y bastante más formalizado y definida que las adoptadas pos el Art Nouveau y el protorracionalismo, hasta el punto de poder identificarse con el código mismo del racionalismo.” [3]El mueble italiano moderno y la arquitectura racionalista italiana siguen siendo hoy en día fuertes influencias sobre diseñadores industriales y arquitectos, quienes tomando el concepto de sinceridad de los materiales, conciben sus proyectos, sirviéndose de la tecnología y la industria. 


[1] “…Entre los años 1926 y 1927 el Grupo 7 publicara los manifiestos que sentarán las bases ideológicas de la futura arquitectura racionalista italiana de la que Terragni será su máximo exponente.” Obra Construida, Terragni 1904/1943. 13/01/2014
[2] ANNA MARTINEZ. (2007). “La casa del arquitecto” Tesis doctoral. Barcelona. Pg.315
[3] http://www.arquba.com/monografias-de-arquitectura/el-racionalismo/. 13/01/2014



Collage.


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