WALTER GROPIUS - RESIDENCIAS ESTUDIANTILES, BAUHAUS
ARQUITECTO WALTER GROPIUS
RESIDENCIAS ESTUDIANTILES DE LA BAUHAUS
POR: LAURA CATALINA BELTRAN
Balcón de la Escuela Bauhaus: Símbolo de Modernidad
Anónimo, Marianne Brandt en el balcón de su apartamento de estudio en la
Prellerhaus, 1928, Fotografía. Imagen tomada de Walter Gropius
1883-1969 the promoter of a new format, Alemania, TASCHEN GmbH, 2004, Pag. 39.
Actualmente el hombre vive con el diseño en tono a él, así, simboliza el arte de la construcción supeditada a la
coordinación del trabajo en equipo de la banda de colaboradores activos cuya
orquesta simboliza la cooperación del organismo de cooperativo
que se llama sociedad. Arquitectura y diseño en un sentido general son por lo
tanto las cuestiones de interés primordial para la nación en general.La residencia
para estudiantes de la Bauhaus de Dessau –Walter Gropius, 1926- “la idea
fundamental era que el principio de la formación de las capacidades naturales
del individuo para comprender la vida como un conjunto, una sola entidad
cósmica, debían constituir la base de la enseñanza en toda la escuela”[1]. De esta forma también estableció los
fundamentos académicos sobre los cuales se basaría en gran medida una de las tendencias
más predominantes de la arquitectura moderna, incorporando una nueva estética
adecuando conceptos tomados de la historia que abarcaría todos los ámbitos de
la vida cotidiana.
La Prellerhaus o residencia de estudiantes, se compone de una zona de
alojamiento para estudiantes y profesores jóvenes del edificio de la Bauhaus de
Dessau a través de un volumen dispuesto en la periferia de proyecto con
balcones que no solo servían para tomar el sol, si no que los estudiantes los
utilizaban para exhibiciones improvisadas de variedades.
Así, en la fotografía de 1928 aparece un estudio de
alojamiento donde aparece Marianne Brandt, cuando tenía alrededor de los
treinta años, sentada en el balcón de la habitación de la Prellerhaus, donde ha
conseguido encajar un asiento con respaldo siendo este el único elemento en el
espacio abierto. Su relajada pose es decididamente informal, con un pie apoyado
en el primer barrote de la barandilla, su corte de pelo y su vestimenta junto,
indican la expresión de una artista de vanguardia alejada de los
convencionalismos. En el interior de la habitación se presenta una mesa de
estudio que se encuentra cerca a la ventana con el fin realizar los diferentes
trabajos propuestos por la escuela.
El encuadre diagonal de la fotografía de Brandt en
la Prellerhaus, unido al juego de líneas negras ortogonales de la carpintería
de acero, y a la alternancia de manchas claras (la luz detrás del vidrio) y
oscuras (las sombras de las paredes y antepechos), hacen de esta imagen una
especie de cuadro a través de un espacio viviente. Era una época gloriosa, en
la que todos los artistas se sentían capaces de dar forma a un mundo nuevo.
[1] GROPIUS, Walter. The new architecture and the Bauhaus. Estados Unidos de
América. 1965. Pag 36
El Arquitecto Moderno
“…Cuando era niño alguien me
preguntó por mi color preferido. Durante muchos años, mi familia me tomó el
pelo, porque, después de alguna vacilaciones, contesté: <Bunt ist meine
Lieblingstarbe> (mi color preferido es el multicolor). El fuerte deseo de
incluir todo componente fundamental en la vida, en vez de excluir una parte por
culpa de un planteamiento demasiado rígido y dogmático, ha caracterizado toda
mi vida…”[1]
Walter Gropius fue quien
empezó por quitarle el almidón a las formas, y se le recuerda no solo como el
gran profeta de la arquitectura europea, sino como uno de los mejores
profesores de la era moderna. Quizás porque su padre fue director de la escuela
de Arte en Berlín y director de educación en Prusia. De él heredó, seguramente
una visión profunda y crítica de los ideales de la educación.
Walter Gropius es un hombre
de postguerra, ha puesto en juego toda su cultura figurativa y teórica, su
destino de artista, en aquel momento crítico de la historia europea. “Su
racionalismo, su positivismo, hasta su optimismo al diseñar programas de
reconstrucción social brillan sobre el fondo oscuro de la derrota alemana y de
la angustia de posguerra” [2].
Influenciado por la cultura alemana propone una nueva crítica constructiva
capaz de resolver los problemas inmediatos con respecto a las necesidades
humanas. El periodo de vida de Gropius, marca el espacio de tiempo más
significativo en el proceso, no sólo en la arquitectura moderna, sino de la
sociedad, de la industria del arte y de la ciencia contemporánea. Su presencia
en Alemania hasta 1933 permite que Gropius experimente todo el periodo todos
los cambios artísticos y políticos de los comienzos del siglo XX, siendo él
mismo participe de realizaciones planteando ideas y llevando a cabo proyectos
alrededor de la escuela de la Bauhaus.
En la historia de Gropius no
se le puede separar en casi ningún momento de su vida la relación de la teoría
y la creatividad y la pedagogía teniendo siempre la intención de servir a la
sociedad y poder establecer parámetros para un hábitat moderno, así cada uno de
sus edificios, de sus planes urbanísticos y cada una de sus intervenciones en
la industria conforman un conjunto de aplicación de la práctica a la teoría,
teniendo siempre la concepción de esa lógica formal muy presente en toda su
arquitectura, planteando una sociedad basada en la claridad y firmeza de sus
actos basada en una técnica.
Gropius realmente, no quiere
discutir sobre si el cálculo prima sobre los sentimientos o el poder de la
intuición, pero si se interesa por los diferentes elementos que pueden ser
medios para confrontarlos, porque depende de esa relación de elementos que se
puede establecer una integridad consciente de la era moderna. “La racionalidad
que Gropius invoca no es un programa ideológico, sino un método de trabajo, o
quizás el mínimo presupuesto ideológico compatible con las trasformaciones en
curso en la sociedad moderna y con la pluralidad de opiniones y tendencias que
puedan salvaguardarse en esta sociedad.”[3]
Designer: Breuer, Marcel (1902-1981); Gropius,
Walter (1883-1969); Le Corbusier (1887-1965); Markelius, Sven (1889-1972)
Copyright: RIBA British Architectural Library Photographs Collection (1952).
[1] BENEVOLO, Leonardo. Historia de la arquitectura moderna.
Barcelona. 1979. Editorial Gustavo Gil. S.A. Pag. 457
[2] ARGAN, Giulio Carlo.
Walter Gropius y la Bauhaus. Abdulio Giudici (trad.).México: Editorial Gustavo
Gil, S.A. 199 p.
[3]
Ibíd., pag. 477
El Proyecto en la Historia
El comienzo del siglo pasado
puso en marcha una racionalización de la industria basada en el tipo de
relación de trabajo entre la producción manual y mecánica que tuvo teniendo repercusiones directas en la
construcción. “Las transformaciones aceleradas que acontecen en el interior de
la estructura productiva de las naciones industrializadas van a modificar
notablemente el contexto cultural e ideológico, originando una crisis
generalizada de los valores dominantes hasta entonces y creando las condiciones
para que nuevas alternativas culturales empezaran a gestarse hasta convertirse
años más tarde en los patrones que serían los dominantes del nuevo siglo.”[1]
Desde que en 1851 Joseph
Paxton diseña el Palacio de Cristal, suceden múltiples experiencias a lo largo
de medio siglo, encaminada a buscar nuevos lenguajes expresivos logran superar
los estrechos marcos de la tradición neoclásica y estética dominante hasta
entonces en la arquitectura. Es precisamente éste marco de continuidad en el
cual se sitúan las experiencias previas al nacimiento del movimiento moderno
alrededor de 1920 como desahogo a las contraindicaciones que produjeron el fin
de la primera guerra mundial. Varios arquitectos de la época son partícipes del
desarrollo de la nueva arquitectura basados en las nuevas tecnologías
propiciando diferentes teorías y manifiestos alrededor del tema.
Walter Adolph Georg Gropius tiene plena conciencia de su responsabilidad
en la promoción de ideas basadas en sus propias reflexiones, como resultado de
la guerra, en las que sus premisas teóricas toman forma definitiva. “…Después
de que la interrupción violenta de la guerra, sentí la necesidad de un cambio
intelectual que ayudara a solventar el abismo entre la realidad desastrosa y el
idealismo. Fue entonces donde caí en cuenta la inmensidad de la misión de los arquitectos
de mi generación primera. Vi que un arquitecto no puede aspirar a realizar sus
ideas a menos que pueda influir en la industria de su país lo suficiente para
que una nueva escuela de diseño surja como consecuencia. Vi, también, que para
hacer esto posible se requiere un equipo conjunto de colaboradores y
asistentes: hombres que se trabajen, no automáticamente como una orquesta obedece
a la batuta de su director, pero de forma independiente, aunque en estrecha
cooperación, para promover una causa común.”[2]
Gropius desarrolla estas
ideas en su primer programa de la Escuela Bauhaus en Weimar, 1919, al proponer
la integración de todas las formas de creación artística, con el fin que a
través de ello se consiguiese alcanzar lo que para él era la gran obra de arte:
la arquitectura. A partir de 1925 y debido al debate cultural introducido
inevitablemente a razones políticas, la escuela se traslada a Dessau, donde la
nueva construcción de edificios compromete
a la escuela. Gropius propone el proyecto arquitectónico del nuevo edificio de
la Bauhaus y es precisamente aquí donde expone sus planteamientos con respecto
a su objetivo didáctico y rigor formal.
La escuela Bauhaus se
caracterizó por la ausencia de ornamentación incluso en las fachadas, así como
por la armonía entre función y forma (incluyendo en la forma los medios
artísticos y las técnicas de elaboración). “Sin embargo, el acabado
implementado en la escuela agrava los problemas de conservación, por esto ahora
que su primitiva vida ha desaparecido y la obra se reduce a un lamentable
montón de muros y cerramientos destrozados, en sí la Bauhaus no existe ya; es
un ruina, como los restos de edificios antiguos y no posee ningún encanto
físico. La emoción que despierta su vista es de orden histórico y reflexivo,
como la que se siente ante un objeto que perteneció a un gran hombre.”[3]
Pero, la importancia y
trascendencia de la Bauhaus reside precisamente en esta conjunción entre la
función y la forma que permitieron a la escuela, sentar las bases de la arquitectura
moderna, y, si se hiciera una analogía entre los últimos años de Walter Gropius
y el devenir de la nueva arquitectura podría afirmarse que su duración en el
tiempo fue más allá de lo que la realidad misma admitió. En el caso de la
arquitectura de Gropius sus realizaciones se extienden por el mundo sin que sus
influencias fuesen siquiera calculadas. Solo basta observar el campus de la Universidad
Nacional de Colombia, “donde sus servicios recuerdan las formas blancas
ortogonales con vanos rectangulares puristas de la Bauhaus de Dessau, si bien
aquí tiene la diferencia de ser estrictamente simétricas con una jerarquización
volumétrica que sigue las pautas de Schinckel o de Perret, sus principales
autores son Leopoldo Rother, Erich Lange y Bruno Violi, todos traídos al país
por gobiernos liberales.”[4]
[1] TRUJILLO, Sergio.
Gropius y la Bauhaus. Estudios de la obra de Walter Gropius con motivo del
centenario de su nacimiento.
[2] GROPIUS, Walter. The
new architecture and the Bauhaus. Estados Unidos de América. 1965. Pag. 15
[3] BENEVOLO, Leonardo. Historia de la arquitectura moderna.
Barcelona. 1979. Editorial Gustavo Gil. S.A. Pag. 469
[4] NIÑO, Carlos. Vigencia de la Bauhaus. Estudios de la obra
de Walter Gropius con motivo del centenario de su nacimiento.
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