martes, 17 de julio de 2012

Deriva programática por Bogotá Moderna

Afiche de la convocatoria,  trabajo colectivo:
Gabriel Nieto, Carlos Cárdenas, Fabián Palacios. 

Actividad propuesta a los grupos de:
Historia de la Arquitectura Moderna de 2011 y 2012 


A cargo de: Tatiana Urrea Uyabán 


Bogotá, Abril de 2012 

Colaboradores: 
Luz Angela Fino, Gabriel Nieto, Fabián Palacios, Andrés Cañavera, Carlos Cárdenas 



Pensamos, para empezar que hay que cambiar el mundo[1] 







____________________________________________________________________________________________
[1] Guy DEBORD, Rapport sur la construction des situations, Mille et une nuits, Paris, 2000.



¿Por qué ser paseante? 

Akira Kanayama. Huellas de los pies, 1956.
La sociedad, (nosotros), ha dejado de ser forjadora activa de la historia, para adoptar la posición de observadora pasiva y asutadiza ante la fuerza inexorable de la realidad. En nuestro tiempo se prefiere la imagen a la cosa, la copia al original, la representación a la realidad, la apariencia al ser. Quizás hasta que no conozcamos y experimentemos la ciudad como lo sugieren los situacionistas, no estemos listos para superar el modelo de la ciudad moderna y avasalladora en que vivimos.
Somos paseantes cuando nos oponemos con nuestra acción sobre la ciudad a la velocidad en la que el mundo está montado actualmente. Nuestros principios son sencillos y fáciles de ejercer, aunque olvidados por las condiciones de la vida contemporánea: caminar, errar entre la multitud y mirar con atención. 

Nos sabemos contrarios a los turistas, cuando somos ciudadanos activos que encontramos en lo que aparentemente no vale la pena ser visto, o en los lugares que no tienen razón de ser, el motivo de nuestro andar. Para nosotros, la ciudad es un espacio que no tiene límites, es nuestra máxima construcción artificial. Nuestro objetivo es descubrir lo exótico de este paisaje artificial, sus lugares más profundos, los menos visitados (los turistas frecuentan los mismos lugares, los que salen en las guías del hotel,…) y allí abrimos los ojos y aguzamos los oídos buscando lo contrario a lo percibido por la multitud. 

Como caminantes, somos personajes en rebelión contra la sociedad masificada, contra la muchedumbre silenciosa. Somos hacedores de gestos simples: caminar, pasar el tiempo libre vagando por la ciudad, -como lo han hecho otros a lo largo del siglo XX, desde finales del siglo XIX, durante lo que llevamos de este XXI-, bajo diversas corrientes artísticas, preguntándose sobre la sociedad en la que viven y que son capaces de construir. 

Baudelaire. El flanèur retrata el mundo moderno. 

Charles Pierre Baudelaire.
(9 de Abril de 1821-31 de Agosto de 1867)
A la figura de dandy, atribuida a Baudelaire, el primer moderno, se le suma la de flanèur , para quien la materia prima de su producción (o contemplación) es la ciudad. La multitud, la masa, le inspira fascinación. En esta posición, la ciudad se convierte en una necesidad vital para ser artista, y como objeto de amor es susceptible de ser despreciada, odiada, y nuevamente amada. 

El flanèur (paseante, cronista, filósofo), es el símbolo de la modernidad, porque está en permanente movimiento. Y la ciudad está hecha para él, para que se pierda en ella, en sus pasajes parisinos (especies de escaparates de vidrio y mármol en los que el flanèur se siente “como en casa”), tanto como en los bulevares modernos: lugar de paseantes y fumadores. 

El flanèur recupera el sentido del aburrimiento y la melancolía (el tedio vital), ya que es desde tales sentimientos desde donde él se abandona a la ciudad desnuda, exacerbando su mirada, su crítica, su pesquisa. Porque su misión última es descifrar la ciudad y ejercer sobre ella la creación artística.

Las vanguardias artísticas. Dadá. La ciudad como un acto estético. 

Dadá en Sain-Julien-le-Pauvre, parís, 14 de abril de 1921.
De izquierda a derecha: Jean Crotti, Georges D’Esparbès,
André Breton, Georges Rigaud, Paul Eluard,
George Ribermont-Desaignes, Benjamin Péret,
Thodor Fraenkel, Louis Aragon, Tristán Tzará,
Philippe Soupault.
El 14 de abril de 1921 en París, frente a la iglesia de Saint-Julien-le-Peuvre, los dadaístas, encabezados por Tristán Tzará y André Bretón, se dan cita en un espacio olvidado, vanal e inútil, un “terrain vague”, para leer el diccionario Larousse y repartir octavillas de papel. Así iniciaron sus incursiones urbanas a lugares banales de la magnífica París. A través de esta acción, manifestaron su creencia en que lo banal y cotidiano atesora un valor desconocido y a través de su acción niegan el silencio urbano que los envuelve. Como hecho artístico hacen de la ciudad una obra de arte, ya que un hecho estético involucra su exploración y percepción (con todos los sentidos). Los espacios abandonados exacerban los sentidos: allí se concentra la atención, se mira, se oye con cuidado, se está alerta. 


Surrealismo. El inconsciente de los espacios urbanos. 

La deambulación surrealista:
visitas narradas por Louis Aragon y André Breton.
“París: lugares que realmente no poseen ninguna razón de existir.
Dadá muere y la vanguardia surrealista toma el mando de las exploraciones urbanas que se desarrollan posteriormente. Ahora la acción se concentra errabundear, es decir sondear la parte inconsciente de la ciudad que se transformaba al servicio de la burguesía y de otra parte perdiéndose por entre sus registros: literalmente errando (es decir, soltando amarras y cometiendo errores). Esas incursiones quedaban registradas gráficamente y demostraban las variaciones de percepción obtenidas a través del ambiente urbano. 

Así, la ciudad que aparentemente se presentaba como un todo homogéneo, descubría a través de la percepción, tres ambientes diferentes: los lugares muy frecuentados tanto por sus ciudadanos como por los visitantes, los lugares poco frecuentados pero altamente placenteros de visitar y los que todos conocen pero que no son visitados porque no hay ninguna razón para ir ni para estar allí. 

Los experimentos surrealistas revelan una ciudad que se reduce a los lugares que son recorribles, bulliciosos, iluminados, “conocidos”, pero más allá de la percepción del espacio, hay en estas calles una sociedad que calla, que está sumergida en la somnolencia de la ciudad real. De esta reflexión psicogeográfica, se entiende una denuncia ante la ciudad habitada con represión: como habitantes, somos incapaces de romper los hábitos impuestos y nos vemos incapaces de explorar el espacio que hemos construido.

La internacional letrista 

En un archipiélago influencial.
Metagrafías influenciales de Asger Jorn: Fin de Copenhague.
1957.
Si el surrealismo utilizaba el andar como un medio para indagar y descubrir las zonas más inconscientes de la ciudad (lo inexpresable, lo inasible en aras de un proyecto), los situacionistas critican a éstos de no haber desarrollado todas las posibilidades heredadas de Dadá. Así, adoptan una posición “fuera del arte”: sin obras, sin artistas, rechazando la representación. Votan por un arte colectivo, sin protagonismos personales, revolucionario e itinerante. 

Surge así el errabundeo letrista/situacionista, que reconoce en el “perderse por la ciudad una posibilidad expresiva concreta de anti-arte, y lo asume como un medio estético-político a través del cual subvertir el sistema capitalista de la posguerra” (Careri, 90). Los situacionistas son los responsables de definir su acción urbana con la parabra dérive: actividad lúdica que define las zonas inconscientes de la ciudad y que propone la investigación a través de la “psicogeografía”, es decir, de los efectos psíquicos que la ciudad provoca en sus individuos. Así, proponen los superar el surrealismo: construyendo y experimentando nuevos comportamientos en la vida real, en contra de la vida burguesa. 

La deriva letrista, promulgaba la lectura subjetiva de la ciudad iniciada antes por los surrealistas, pero la transformaba en un modo de exploración de la ciudad como terreno pasional objetivo (Careri,92). Tal vez, el paso más importante consiste en rechazar la separación entre la vida real (tediosa y alienante) en una vida de la imaginación (brillante, maravillosa!). Era necesario actuar en vez de soñar… 

La Internacional Situacionista. La experimentación de un método científico para conocer la ciudad. 

Izq: Constant: Representación simbólica de New Babylon. Collage, 1969.
Der Groep Sectoren, 1959
El mundo se moderniza rápidamente al finalizar la década de 1940. Es un periodo de posguerras y los jóvenes sueñan con cambiar el mundo que se les ha heredado. La Internacional Situacionista, hija de varios de los grupos de vanguardia de principios de siglo XX, propone sacar al hombre de la situación de consumo a que lo ha conducido el movimiento moderno. 

La ciudad es un espacio lúdico, que puede ser recorrido como crítica a la situación dada. Se desconoce la acción individual y el grupo permite ejercer acciones artísticas trabajando bajo un objetivo común: la toma de la ciudad por un hombre que construye una sociedad lúdica a través de sus propias situaciones que recuperan el tiempo libre como el único existente. 

Retoman así la actitud del paseante, contradiciendo la dinámica de la ciudad en un acto ocioso, en un acto que nada produce. Ese acto es caminar.

Deriva. París 1953. 

A ese comportamiento experimental ejercido a través de la ciudad se le denomina “deriva”: acción silenciosa que consiste en camuflarse dentro de la masa silenciosa de la ciudad para seguir sus pasos cotidianos y a través de ellos, descubrir escenarios y territorios nuevos en la ciudad. Guy Debord dirige esta otra manera de ver la calle. 

Para Walter Benjamin, derivar es perderse en la ciudad y retomar el camino a través del reconocimiento de los pasos. Es andar en grupo, dejándose llevar por novedades imprevistas. 

Si el Manifiesto de la Internacional Situacionista promulga su necesidad de cambiar el mundo, lo que pretende es buscar una forma diferente de entender el espacio que habitamos, es decir la ciudad. Esta ciudad se nos ofrece como un mapa siempre desconocido y por lo tanto hasta ahora inexplorado por nosotros, especies de extranjeros sobre él. La propuesta es que lo recorramos formulándole preguntas para así dotar al ciudadano alienado de un nuevo sistema de percepción: una nueva manera de entender su territorio. (El territorio es el mismo, es nuestra mirada la que cambia, es decir, nuestra forma de conciencia). 

En este ejercicio es preciso dejarse maravillar por la ciudad, es necesario asombrarse de la calle y de lo que ella nos ha mostrado en la cotidianidad. Así las calles pequeñas, los espacios menores, las plazoletas y parques barriales son favorables a la deriva. 

¿Qué es la Deriva? 

Fotocopia de fotocopia de la definición de Deriva del libro:
Teoría de la deriva y otros textos situacionistas sobre la ciudad.
“Modo de comportamiento experimental ligado a las condiciones de la sociedad urbana: técnica de paso fugaz a través de ambientes diversos. Se utiliza también, más particularmente, para designar la duración de un ejercicio continuo de esta experiencia.” (Andreotti y Costa 69) 

· Técnica de enrancia a través de la ciudad… 
· Apropiación de la ciudad como experiencia… 
· Construcción y experimentación de nuevos comportamientos de la vida real…. 
· Materialización de un modo alternativo de habitar la ciudad… 
· Estilo de vida que se sitúa en contra de las reglas de la sociedad… 
· Otros significados hallados en el diccionario de la RAE…

Mapas psicogeográficos[1]

Arriba: Guy Debord: Guía Psicogeográfica de París, 1957.
Abajo: Guy Debord, La ciudad Desnuda, 1957
El turista sale con el plano en la mano y en su visita a la ciudad espectáculo, va superando una lista de lugares conocidos por todos, se toma las fotos de postal y tiene un conocimiento generalizado de monumentos, espacios públicos y calles que le hacen coincidir con los álbumes de todos los demás turistas: su familia, sus vecinos. 
Esto, crea un silencio en la ciudad y ante este silencio, Debord propone la elaboración de mapas, en los cuales porciones de ciudad aparecen como archipiélagos flotantes en un mar. La propuesta situacionista es explorar ese archipiélago que une las islas, a partir de la construcción de situaciones. 
El primer mapa psicogeográfico propiamente dicho es la Guía Psicogeográfica de Paris, firmada por Guy Debord. Está pensada como un mapa plegable para distribuirse entre los vivitantes típicos, teniendo en cuenta que es un mapa que invita a perderse. El mapa recorta las islas turísticas y propone al turista que recorra la ciudad sin ausentarse de visitar esas islas pero construyendo los recorridos entre uno y otro punto 
Es el turista el que debe atravesar la ciudad por si mismo, midiendo y confrontando con los demás los afectos y las pasiones de esos lugares que la dinámica de la ciudad ha dejado a un lado. El mismo año, 1959, Guy Debord publica otro mapa: La ciudad desnuda: ilustración de la hipótesis de las placas móviles en psicogeografía. En él la ciudad ha quedado desnuda, la deriva la ha expoliado y ha rasgado sus vestiduras, que ahora fluctúan desorientadas.

Deriva Programática por la Bogotá Moderna - DPBM

Deriva Programática por la Bogotá Moderna - DPBM La clase de Historia de la Arquitectura Moderna propone en un horario extracurricular y a partir de un compromiso voluntario de los estudiantes de los semestres del 2011 y 2012 hacer la exploración de la ciudad de los años 50 del siglo XX. Se tratará de generar y registrar situaciones urbanas en el sector comprendido entre la cra 7ª y la av Caracas, entre las Calles 13 y La Perseveracia (escenarios claves para el desarrolllo de hechos como el 9 de abril de 1948, las visitas de Le Corbusier a la ciudad con motivo de la contratación del Plan Piloto para la ciudad, la 9ª Conferencia Panamericana y la expansión de la ciudad a través de proyectos como el Centro Internacional). Esta zona ha sido elegida porque contiene recorridos reconocidos por la mayoría y porque a su vez presenta unas grandes áreas posteriores (patios traseros) a las cuales jamás nos hemos asomado y que revelan otra ciudad y otra manera de habitar: por ejemplo los pasajes comerciales cubiertos de finales del siglo XIX[2]. Nuestro conocimiento sobre la ciudad moderna se presenta fragmentado: constituye unas grandes islas que creemos conocer y que podemos recorrer a través de situaciones que generaremos en el ejercicio.

[1] En últimas, un mapa es “una representación gráfica y métrica de una porción de territorio generalmente sobre una superficie bidimensional, pero que puede ser también esférica como ocurre en los globos terráqueos. El que el mapa tenga propiedades métricas significa que ha de ser posible tomar medidas de distancias, ángulos o superficies sobre él, y obtener un resultado lo más exacto posible. Iniciados con el propósito de conocer su mundo, y apoyados primeramente sobre teorías filosóficas, los mapas constituyen hoy una fuente importantísima de información, y una gran parte de la actividad humana está relacionada de una u otra forma con la cartografía.”

La Psicogeografía “es una propuesta principalmente del situacionismo en la cual se pretende entender los efectos y las formas del ambiente geográfico en las emociones y el comportamiento de las personas. Una de las estrategias más conocidas de la psicogeografía, aunque no la más importante, es la deriva. Se relaciona con el urbanismo y con Guy Debord.” (Wikipedia, consultado el 10/2/2012).

[2] “El Pasaje Rivas -que más que un pasaje es un laberinto- es uno de ellos y puede ser el más conocido de la ciudad. Ya en 1891, en planos de Carlos Clavijo y en guías de esparcimiento, se notificaba su existencia. La arquitectura del pasaje, incrustado en la manzana ubicada entre las carreras 9 y 10 y entre las calles 10 y 11, es innegablemente neocolonial (teja de barro, bahareque, muros de adobe y tapia pisada). Este pasaje, al igual que los pasajes Mercedes y Gómez, es un residuo de la desaparecida Plaza Central de Mercado, cuya cobertura no se limitó a su estructura física central sino que ampliaba sus alcances a manzanas vecinas. Durante la primera mitad del siglo XX, los espacios del segundo piso del Pasaje Rivas fueron utilizados como alcobas que albergaban artesanos provenientes de otras regiones del país; décadas después, en los 60, las mismas alcobas hospedaron estudiantes y bohemios aventureros. Antigüedades, carpintería popular y artesanías son las categorías comerciales que dan vida hoy al Pasaje Rivas. 

La construcción del Pasaje Hernández, que atraviesa la manzana ubicada actualmente entre las carreras 8 y 9 y las calles 12 y 13, también data de finales del siglo XIX. A diferencia del Edificio Hernández que, aunque coincide en ubicación y denominación con el pasaje -por la familia propietaria del inmueble-, no comparte su momento de creación, pues el edificio se construyó en 1918. La existencia del Pasaje Hernández, al igual que el Pasaje Rivas, se evidencia hacia 1890 en planos y guías urbanas. La proliferación de fastuosas sedes de entidades, especialmente bancarias, valorizó el sector y lo convirtió en un importante foco de actividad comercial. En este entorno aparece el Pasaje Hernández, una propuesta novedosa e inevitablemente atractiva para la época, como lo constatan los registros de su inauguración, colmados de elogios y opiniones satisfactorias. En el segundo piso del pasaje se ubicaban las oficinas de prestigiosos profesionales mientras que en la primera planta había cigarrerías y reputados almacenes; uno de ellos, ‘Un centavo a un peso', fue durante años modelo de negocio e insignia del pasaje mismo que lo albergaba. Sastrerías y vestidos terminaron siendo los negocios y productos más comunes del pasaje, como consecuencia de la influencia del comercio de paños finos que había en una cuadra aledaña, invadida por turcos y libaneses. El Pasaje Hernández, además de centro de comercio, era el punto de encuentro y esparcimiento predilecto de los ciudadanos. 

Los pasajes Gómez y Mercedes, ubicados en San Victorino, alguna vez fueron uno solo y a ello se debe que en la actualidad compartan colindancia. Don José Gómez y su esposa Mercedes eran los propietarios del inmueble, pero, tras su divorcio, aquel se repartió y asimismo se establecieron dos pasajes, cada uno con su nombre. Actualmente en estos pasajes, que fueron construidos en la década de 1930 y casi llegan a contar con ascensor, se mueve un comercio especializado en primeras comuniones, bautizos y matrimonios.” Tomado de la página del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural
http://www.patrimoniocultural.gov.co/. Consulta del 03/22/12.


Lugares 

Mapa turístico de Bogotá, Alcaldía Mayor de Bogotá.
Izq:Plano de las edificaciones quemadas el 9 de Abril. Modificado: Arq. Tatiana Urrea.
Los mapas Turístico de Bogotá D.C., y de los acontecimientos del 9 de abril[1], servirán de referencia para establecer los puntos de encuentro: todos los grupos se reunirán, para dar inicio y fin a su actuación urbana. Este último mapa señala los escenarios donde se desarrollaron los acontecimientos de El Bogotazo: la antigua Plaza de Mercado, el Hospital, las zonas más devastadas por los incendios alrededor de tres zonas: Plaza de Bolívar, actual Parque Santander y San Victorino, etc. La deriva así tiene también el propósito de reconocer la ciudad que surge con la modernización de los años 50 y cuestionarnos el valor. 


[1] “El Pasaje Rivas -que más que un pasaje es un laberinto- es uno de ellos y puede ser el más conocido de la ciudad. Ya en 1891, en planos de Carlos Clavijo y en guías de esparcimiento, se notificaba su existencia. La arquitectura del pasaje, incrustado en la manzana ubicada entre las carreras 9 y 10 y entre las calles 10 y 11, es innegablemente neocolonial (teja de barro, bahareque, muros de adobe y tapia pisada). Este pasaje, al igual que los pasajes Mercedes y Gómez, es un residuo de la desaparecida Plaza Central de Mercado, cuya cobertura no se limitó a su estructura física central sino que ampliaba sus alcances a manzanas vecinas. Durante la primera mitad del siglo XX, los espacios del segundo piso del Pasaje Rivas fueron utilizados como alcobas que albergaban artesanos provenientes de otras regiones del país; décadas después, en los 60, las mismas alcobas hospedaron estudiantes y bohemios aventureros. Antigüedades, carpintería popular y artesanías son las categorías comerciales que dan vida hoy al Pasaje Rivas. 

La construcción del Pasaje Hernández, que atraviesa la manzana ubicada actualmente entre las carreras 8 y 9 y las calles 12 y 13, también data de finales del siglo XIX. A diferencia del Edificio Hernández que, aunque coincide en ubicación y denominación con el pasaje -por la familia propietaria del inmueble-, no comparte su momento de creación, pues el edificio se construyó en 1918. La existencia del Pasaje Hernández, al igual que el Pasaje Rivas, se evidencia hacia 1890 en planos y guías urbanas. La proliferación de fastuosas sedes de entidades, especialmente bancarias, valorizó el sector y lo convirtió en un importante foco de actividad comercial. En este entorno aparece el Pasaje Hernández, una propuesta novedosa e inevitablemente atractiva para la época, como lo constatan los registros de su inauguración, colmados de elogios y opiniones satisfactorias. En el segundo piso del pasaje se ubicaban las oficinas de prestigiosos profesionales mientras que en la primera planta había cigarrerías y reputados almacenes; uno de ellos, ‘Un centavo a un peso', fue durante años modelo de negocio e insignia del pasaje mismo que lo albergaba. Sastrerías y vestidos terminaron siendo los negocios y productos más comunes del pasaje, como consecuencia de la influencia del comercio de paños finos que había en una cuadra aledaña, invadida por turcos y libaneses. El Pasaje Hernández, además de centro de comercio, era el punto de encuentro y esparcimiento predilecto de los ciudadanos. 

Los pasajes Gómez y Mercedes, ubicados en San Victorino, alguna vez fueron uno solo y a ello se debe que en la actualidad compartan colindancia. Don José Gómez y su esposa Mercedes eran los propietarios del inmueble, pero, tras su divorcio, aquel se repartió y asimismo se establecieron dos pasajes, cada uno con su nombre. Actualmente en estos pasajes, que fueron construidos en la década de 1930 y casi llegan a contar con ascensor, se mueve un comercio especializado en primeras comuniones, bautizos y matrimonios.” Tomado de la página del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural
http://www.patrimoniocultural.gov.co/. Consulta del 03/22/12.
[2] Plano éste ultimo que aparece en el libro de Aprile Gniset, Jacques.(1983) El impacto del 9 de abril sobre el centro de Bogotá. Bogotá: Talleres del Centro Cultural Jorge Eliécer Gaitán. 

Mapa turístico de Bogotá, Alcaldía Mayor de Bogotá.
El lugar inicial de encuentro: Carrera 7, calle 13, costado suroccidental. La hora: 9 a.m. 
El lugar final de encuentro: Plaza de San Victorino. Escultura La Mariposa de Negret. Calle 13, Cra 11-12. La hora: 12: 30 p.m. 
Propósitos

  • Generar en los estudiantes una lectura de la ciudad a partir de la errancia como motor de conocimiento y análisis. 
  • Procurar la exploración de herramientas que den cuenta de la complejidad de la ciudad, diferentes de los planos y los análisis académicos clásicos. Preguntarse cómo para qué se hacen los análisis. 
  • Descubrir los lugares envueltos por la amnesia urbana: esos recorridos, espacios y rincones que aunque estén allí nunca hemos mirado con todos nuestros sentidos desplegados. 
  • Propiciar en los estudiantes el despliegue de formas creativas e imaginativas para recorrer un espacio y comprnderlo. 
  • Retratar, filmar, dibujar, entrevistar, contemplar. 
  • Lograr la presentación de unos resultados rápidos, estéticamente y visualmente valiosos y analíticamente poderosos en sus conclusiones. 
Metodología para operar dentro de los límites de una situación construida 
  • Aceptar el azar, pero no basarse en él, pues este método debe someterse a unas reglas preconcebidas por el grupo, que debe: 
  • Determinar los objetos principales de la unidad a analizar. 
  • Establecer con precisión la extensión del espacio a estudiar. 
  • Determinar la duración de la deriva que no debe sobrepasar una jornada. (No más de 3 horas) 
  • Determinar una metodología: seguir una persona, fijarse en un motivo reiterativo, establecer lugares de encuentro, etc. 
· El número de integrantes para llevar a cabo la deriva debe ser mayor a dcuatro, reunidos por tener una conciencia similar en su mirada sobre la ciudad, pero se recomienda que no sea demasiado numeroso, para que todos tengan un papel activo en la construcción de situaciones. Por la naturaleza del ejercicio, no puede haber ociosos. (entre 4 y 6 integrantes)


Dejarse guiar por el principio de la deriva: soltar el timón, “ir a la deriva”, dejando a un lado la posición del turista o visitante de monumentos o emblemas de la ciudad. 
  • Hacer las lecturas recomendadas para establecer las pautas de su acción. 
  • Tomar fotografías, hacer videos, entrevistar a la gente, dibujar, vincular a peatones en su acción. 
  • Elaborar mapas psicogeográficos. 
  • Entregar los productos requeridos, permitir que sean exhibidos a los demás grupos. 
Productos 
Cada grupo elaborará:
· En un sobre marcado con el seudónimo:

Un texto de una cuartilla que contenga: 1) Un título para su deriva, 2) el nombre del grupo, 2) sus integrantes y 3) el método que han adoptado para hacer el ejercicio.

· En otro sobre:
  • Un mapa Psicogeográfico del área elegida en formato doble carta que refleje la acción de la deriva. Técnica libre. Marcado con seudónimo. 
  • Un video de 1 minuto en el que se vea la situación urbana creada. Sin créditos ni nombres de los integrantes. 
  • Estos trabajos serán publicados en la página creada para el curso de Historia 3, de la Arquitectura Moderna, que se encuentra actualmente en revisión para ser presentada a los estudiantes con motivo de la realización de este evento. 
Cronograma 
Inscripciones: hasta el 13 de abril a través del correo electrónico: derivabogota@gmail.com
Instrucciones: 13 de abril, 1:30 p.m., auditorio Bruno Violi, Museo de Arquitectura, Universidad Nacional
Deriva por Bogotá Moderna: 21 de abril, 8:30-12:30 a.m. , cra 7 X calle 13,
Entrega de los productos: 2 de mayo, hasta las 5 p.m., Museo de Arquitectura, secretaría. Por confirmar con el Director del Museo.
Muestra: 11 de mayo, hora y lugar por definir.
Bibliografía general 
  • Andreottti, Libero; Costa Xavier. (eds.), (1996). Teoría de la Deriva y otros textos situacionistas sobre la ciudad. Barcelona: Actar. 
  • Careri, Francesco. (2002). Walkscapes el Andar como práctica estética. Barcelona: Gustavo Gili. 
  • De Michelli, Mario. (….). Vanguardias artísticas.Debord, Guy. (2000). Rapport sur la construction des situations. Paris: Mille et une nuits. 
  • Debord, Guy. (1998) . International Situationniste. La Véritable scission. Paris: Arthème Fayars, 
  • Leach, Neil.(2001). “La arquitectura de la pasarela”. En La an-estética de la arquitectura. Barcelona: Gustavo Gili. 
  • Ivain, Gilles (1958). “Formulario para un nuevo urbanismo”. En Urbanismo Situacionista. Barcelona: GG Mínima, 2006 
  • Kotanyi, Attila y Vaneigem, Raoul (1961). “Programa elemental de la oficina de urbanismo unitario”. En Urbanismo Situacionista. Barcelona: GG Mínima, 2006
  • http://www.cafedelasciudades.com.ar/mirada_37.htm
  • Debord, Guy-Ernest. (1956). Teoría de la deriva. (En Andreotti y Costa, 22-27) Debord, Guy-Ernest. (1956). Dos relatos de Derivas. (En Andreotti y Costa, 28-32)   

























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