martes, 24 de julio de 2012

Deriva Programática por Bogotá Moderna

Estudiantes Universidad Nacional de Colombia. Participantes.

Por Tatiana Urrea Uyabán. 
Junio 12 de 2012

El 6 de junio de 2012, Nos reunimos en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, Juan Carlos Aguilera, director de la Escuela, Sandra Mondragón, asistente de la Maestría de Urbanismo, Leopoldo Prieto, asistente del doctorado en Historia y Tatiana Urrea profesora de Historia de la Arquitectura Moderna. 
El motivo de nuestra reunión, era abrir los sobres entregados por los participantes en el ejercicio voluntario y extraacadémico de la DPBM, llevado a cabo el pasado mes de abril, en el centro de la ciudad, por estudiantes de diferentes semestres de Arquitectura de nuestra Escuela. 
Siete grupos, treinta y un estudiantes presentaron según las bases, un DVD con video o material audiovisual de 1 minuto de duración, un escrito que debía registrar el método utilizado para derivar y un mapa psicogeográfico, impreso en formato doble carta. 
Los profesores asistentes a la sesión, vieron el material audiovisual de los grupos, observaron en detalle los mapas y leyeron los escritos, y produjeron el siguiente texto para cada grupo:


 Bogotá en Cámara lenta 


Mapa psicogeográfico



Carlos Cárdenas 
Alejandra Lamprea 
Gabriel Nieto 
Sebastián Vásquez



“Vamos tan rápido en la vida, que no observamos a nuestro alrededor”, dice una frase que pasa de derecha a izquierda sobre la pantalla del computador. Acompañada de una música que hace lo propio: sonando a letanía, a repetición sin sentido, a parada discotequera de cualquier lugar, de cualquier momento, -en inglés, por supuesto-. Los personajes que van pasando estáticos a través de una cinta sinfín, recuerdan los turistas que no tiene Bogotá: los del zapato sin medias, los de gafas oscuras y bermudas con el periódico bajo el brazo, los grupos de ancianas felices de sentarse a ver la gente de espaldas, las mujeres musulmanas sin caras ni ojos, pero con bolsas de grandes almacenes que quedan ya en cualquier ciudad, pueblo, barrio del mundo, cargadas en manos de la rubia platinada, sacada de una revista de modas. 
Son cinco los escenarios que en el fondo nos recuerdan dónde estamos: La plaza de San Victorino, el parque de Los Periodistas, la Calle 11, los grafittis de Bogotá, que todo lo pintan, lo caricaturizan. Nada hay de cámara lenta aquí. Todo se ha revolucionado y la propuesta es verlo todo al revés: lo rápido, lento; lo estático, móvil, lo observable, prescindible.


Bogotá con sentido


Mapa psicogeográfico




Jessica Barbosa
Jessica Corredor
Yennifer Lagos
Andrea Palomino
Daniel Cárdenas
Sebastián Fonseca







Las palomas en la Plaza de Bolívar y la presencia de las Jessicas son el principio de esta itinerancia urbana. La ciudad se convierte en un plano aquí, en un documento al que se debe hacer hablar: ¿Cómo es la curva que se desliza hacia la Sabana desde Moserrate? ¿Cómo Guadalupe no la deja morir, la retoma y la alza hasta un punto más alto? ¿Cuál es recorrido del punto A al B? Esto lo sabe quien dibuja el plano de la ciudad y sobre éste su paso, su huella., su habitar. Cinco sentidos y una deriva: oir, tocar, oler, degustar (¿o gustar de?) y ver lo que se ve. Pero además de lo obvio, se trata de oir lo saboreado, de ver lo tocado, de sentir lo escuchado, de ver los sonidos, de oir los colores, a través de un ejercicio de sinestesia urbana. El juego, las cartas y el azar, lo hacen posible en una ciudad que, según de qué se trate y desde dónde se contemple, no tiene ningún sentido de ser.



Ojos de cristal


Mapa psicogeográfico


La ciudad detrás del Cristal 



Steven Cruz 
Fabián Palacios
Tatiana Parada
Fernanda Peña

¿Cuántas veces durante las horas de duermevela que provoca la clase de Historia de la Arquitectura Moderna hablamos de los pabellones de cristal? Muchas: empezamos con el de Bruno Taut de 1914 y terminamos con otro en San Victorino, detrás del cristal, de lo que pasa allá donde no estamos, pero donde ha sido incorporado nuestro reflejo y por lo tanto, nosotros mismos. Sentimos como espectadores angustia al experimentar la constante oscilación entre las escenas de adentro, de afuera, del plano intermedio que es la ventana, del ruido contaminante de la música de un centro comercial, del testimonio de una mujer que sube una escaleras de madera de un hotel limpio, solitario y decadente. 
Estamos angustiados porque no sabremos jamás cuál es la escena final después del ascenso y porque las ventanas ya no sirven para mirar el centro de la ciudad. A través de ellas sólo llega el ruido.




UP Venciendo la horizontal


Andrés Castro
Laura Chocontá
Luz Angela Fino

Jafet Garnica



Mapa psicogeográfico
La primera inquietud es a qué se refiere este grupo con “vencer la horizontal”. Tal vez tiene que ver con la necesidad de salirse del plano y seguir a Calvino entre “las medidas del espacio” y los “acontecimientos del pasado de la ciudad”. Tal vez se trate también de pasar de largo a través de la cámara, dejando sola la línea a ras del piso, que todo lo recibe en esta Sabana infinita de Bogotá. Cuatro personajes en busca de respuestas. Dos de sus preguntas las merecen ya: Una: ¿Podemos entrar? Respuesta: Sí. Siempre se puede entrar. A una ciudad siempre se puede entrar, a sus calles, a sus plazas, a algunas de sus casas, a preguntar y a oir: hay alguien con una historia qué contar, reflejada ya en la forma de la ciudad. La segunda. ¿La cámara te protege? Respuesta: No siempre, pero es bueno intentar ver a través del lente lo que la mano sea incapaz de dibujar, siempre y cuando se haya forzado esa mano lo suficiente como para desistir en el camino de dibujar un buen boceto.





Las huellas de un mochilero urbano 


Mapa psicogeográfico


Lo urbano detrás de los perros 



Laura Alfonso 

Narda Ortíz 

Andrés Ramírez 
Camila Ramos
 Ferney Ruiz






La ciudad y los perros. Así debería llamarse esta deriva, aludiendo no a los cadetes limeños, como lo hiciera a principios de los años sesenta el maravilloso escritor peruano Vargas Llosa, sino a ese personaje singular de la modernidad bogotana, compañero de gamines, emboladores, policías, marchantas, y loteros de las calles bogotanas, caminante incansable de los barrios populares, paseante decidido que siempre va seguro de su andar. Como sujeto- herramienta para desarrollar una deriva es ejemplar: siempre nos llevará a lugares que realmente no valen la pena para los turistas: el restaurante santandereano de la Candelaria, la periferia solitaria de la Concordia, los lotes vacíos sobre el cerro, la parte oscura del Tercer Milenio, o lo que antes fue la Calle del Cartucho. 
Quienes siguieron a los perros callejeros debieron arriesgarse a hacer una camino largo, rápido, salvaje e instintivo, guiado por el olfato. La opción de observar las curiosidades que se les fueron revelando por el camino, seguro los conducirá a una segunda entrada a la ciudad, esta vez para verificar, ver, registrar, maravillarse de las rarezas y descubrimientos 
No es azaroso entonces que los caminantes terminen en la calle Cara de Perro, cuando han estado buscando -con premeditación-, los rastros de la modernidad en Bogotá.

Navegantes 


Mapa psicogeográfico




Sebastián Gómez 
Paula Castellanos 
Sara Ávila 
Andrés Cañavera







La música y la tela a rayas del compositor del plano, indican que se busca algo precioso que implica la “vida redonda” de cuatro cómplices. Un recorrido es más que la unión del punto inicial y el punto final, es el espacio y los diferentes lugares que lo conforman, pero es también tiempo en tanto que medición de la actividad. 
Se lleva a cabo una búsqueda, porque hay algo escondido, que espera ser revelado. La isla implica un límite y el agua lo traza. Vamos de sur a norte por la carrera Séptima, recogiendo señales, indicios que en este caso son edificios, arquitecturas que nos conducen hacia un final. Hay una analogía entre esa mano que se abre y se cierra y que deja visibles sus huellas, las líneas de la vida, con la ciudad que se va contando a través de la cartografía influencial. Las líneas de vida como calles, llegan al final del recorrido. Y allí, en una última revisión de los puntos cardinales se encuentra una corbata, esa prenda de vestir que tuvo como primera función cubrir los botones de las camisas de los hombres. Balzac y Beethoven le dedicaron páginas y presencia. Y Manuel de Solá-Morales, en 1993 se dedicó a producir cuatro “urbatas” que ilustran la Ciudad Industrial de Tony Garnier, el Ensanche de Barcelona de Ildefonso Cerdá, El Central Park de Olmstead y la Extensión de La Haya, de Berlage. Nos preguntamos si los derivantes fueron concientes de estas rarezas que vinculan a los urabanistas y arquitectos con tan particular complemento de la moda y con el trazado moderno de esas intervenciones urbanas.


Carguero Collage
                                   
Mapa psicogeográfico

 




Angela Bustos 
Alfonso Zambrano 
Carlos Arias 
Ricardo Cortez



Silencio visual: Nada se quiere decir que no tenga que ver con el proceso. La acción de la deriva en este ejercicio excede las implicaciones del andar por la ciudad. El acto estético abarca el ejercicio de pintar, con acuarela, el mapa psicogeográfico, el documento que registra la intención y el desarrollo. 
Quienes motivan la deriva son “las personas que lleven consigo algún tipo de carga física considerable”. Y es el propio cuerpo de esta colectividad quien se ha puesto en manos de uno solo de sus integrantes, para registrar con la levedad de una acuarela, con la transparencia de la música, la sutileza de su proceso.


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