Blanco y negro, la antítesis de la ciudad.
La sociedad Mexicana en los años 50 ya había entrado en un avanzado estado de industrialización y desarrollo, en donde los carros, las familias clase media y los cientos de avances tecnológicos eran los protagonistas.
A pesar de que así era, en esta imagen podemos encontrar una contradicción con el modelo desarrollista al que estamos acostumbrados, pues se evidencia el contraste entre una ciudad modernizada, y el modo de vida popular, en la cual, las personas menos familiarizadas y beneficiadas con los cambios de la industrialización debían adaptarse a ellos y a todas las consecuencias que estos implicaban.
El contexto de la fotografía nos lleva a la entrada de un supermercado, que fue un lugar que cambió de manera radical la manera en que la gente se abastecía, pues antes de que se explicara el sistema de compra, donde “…el cliente… toma una canastilla de alambre…recorre con ella el establecimiento; se atiende a sí mismo, toma lo que desea y lo coloca en la canastilla….”[1], resultaba casi inimaginable que todos los productos, desde comida, hasta calzado, pudieran encontrarse en un solo lugar. Sin embargo, con la economía capitalista emergente y la monopolización del comercio, la creación de almacenes de este tipo se fue volviendo cada vez más habitual. Complementando lo anterior, encontramos, en primer plano, una alcantarilla, que denota otro importante cambio durante ésta época, pues aparece a partir de la construcción de ciudades con las mínimas condiciones de higiene, junto con la proyección de nuevos acueductos e instalaciones hidráulicas.
En contraste, entre el supermercado y la alcantarilla, encontramos, como enmarcadas por estos, tres mujeres, que por su atuendo de vestido de flores, cabello trenzado, alpargatas y chal, parecen ser campesinas vendiendo, de manera informal, algún producto. Esto, además de mostrar la multietnicidad de México, nos muestra la coexistencia entre lo urbano y lo rural, porque, como expresa Benévolo, este último, al irse fragmentado, dio lugar a núcleos agrícolas más reducidos[2] , que produjeron que la población del campo buscara el bienestar en las áreas urbanas emergentes, que en ausencia de oportunidades apareciera la informalidad en el comercio y que por ende, se invadiera el espacio público, yendo todo esto en contravía de que, ‘’La economía industrial no puede concebirse sin un conjunto de edificios e instalaciones…”[3]
En conclusión, la revolución industrial además de contribuir en el desarrollo del equipamiento urbano, tuvo también gran influencia en las relaciones sociales y económicas de los ciudadanos, y en la concepción de uso de los espacios público y lo privado.
GONZALBO AIZPURU, PILAR (2006), “Siglo XX. La Imagen, ¿espejo de la vida?, tomo V-2 de la Historia de la Vida Cotidiana en México”, México D.F., Fondo de Cultura Económica (FCE), pag. 272
[1] GONZALBO AIZPURU, PILAR (2006), “Siglo XX. La Imagen, ¿espejo de la vida?, tomo V-2 de la Historia de la Vida Cotidiana en México”, México D.F., Fondo de Cultura Económica (FCE), p. 272
[2] BENEVOLO, LEONARDO (2002). “Historia de la arquitectura moderna”, 8ª edición, Barcelona, Gustavo Gili, p. 1196 p. 42
[3] BENEVOLO, LEONARDO (2002). “Historia de la arquitectura moderna”, 8ª edición, Barcelona, Gustavo Gili, p. 1196 p. 211
Cándido replanteamiento del habitar moderno.
Cuando se habla de la Casa Estudio de Diego Rivera, es claro como el concepto de Casa, como tal, se ve disgregado por esa nueva tipología de vivienda basada en un híbrido entre el habitar y el trabajo.
Al ser, Juan O’ Gorman un pupilo a distancia de las enseñanzas de Le Corbusier, toma como fundamento uno de los puntos, que, diez años después éste escribiría en La Carta de Atenas, en el cual las necesidades de los hombres estaban separadas en función de sus usos y por lo tanto la vivienda, debía contar también con un espacio para trabajar y otro para habitar. [1]
La relevancia del estudio dentro de la proyección de la casa no se da únicamente por la influencia de la arquitectura internacional que tenía O’Gorman, que le daba prioridad al ahorro de tiempo y a la producción en masa por el contexto capitalista e industrializado en el que se desarrollaba, sino porque al ser éste un proyecto para un artista como Diego Rivera, donde su trabajo estaba ligado a cada suceso de su vida, era un detalle que no podía dejar pasar de largo.
Vemos esto reflejado en el hecho de que el Estudio es un espacio de doble altura, con un gran ventanal que lo evidencia , y con un tratamiento a modo de dientes sierra de la cubierta, que además de su jerarquía formal, se vuelve importante simbólicamente, pues es aquí donde la casa de Diego se vincula con la casa de Frida por medio de un puente que representa su amor[2], por lo que, es el espacio de mayor importancia por significado, forma y función, que organiza todas las actividades cotidianas del artista, convirtiéndose por esto en el espacio más público del conjunto, y a la vez congregaba todo lo que definía la individualidad de su propietario.
En concordancia, los elementos formales que antes se nombraron, tienen la intención de resaltar la condición de fábrica que tiene la vivienda, pues la cubierta con aspecto de sierra evoca a la volumetría de ésta, y no es hecha con un fin estético, sino que al poner en él vanos dirigidos hacia el norte, cumple con la función de brindar una iluminación constante y controlada a los espacios. [3]
Como tal la casa representa, como dice Le Cobusier “…el estuche de la vida, la máquina de la felicidad”, una máquina por ser habitada[4], pues a partir de la utilización de la planta libre, O’ Gorman le da la autonomía a quien se sirva de su proyecto de disponer del espacio según sus necesidades, siendo, volviendo el espacio autosuficiente con respecto a su entorno. Haciendo de esto un objeto que, como en la industria, si se quisiera, se pudiera producir en masa y cada uno funcionaría con la misma precisión que el anterior.
En consecuencia, todos los elementos superfluos e innecesarios no participan en el diseño de la casa, es por ello que en el proyecto encontramos que las zonas de servicios están apartadas hacia un mismo punto en planta, consiguiendo así la menor utilización de tubería para los baños y de la cocina y además focalizando estos espacios en un solo punto lograba con mayor eficacia las plantas, por tanto aprovechando el espacio hasta el límite.
De igual forma, O’ Gorman deja en evidencia su implementación exasperada del funcionalismo a la hora de no esconder la estructura, con el fin de configurar el espacio, volviéndolo, según él, uno en el cual el uso predomina sobre la estética, sin darse cuenta que la belleza de su obra radicó en la precisión con la cual eligió materiales que se producían en masa y por lo tanto eran económicos, y hacerlos una parte compositiva indispensable dentro del conjunto y además tener la delicadeza de mostrar, como vemos en la primera imagen, una casa mexicana con texturas de pisos y cubiertas sin recubrimiento, sus colores fuertes y su cerco de cactus, que vinculaba un proyecto que, a diferencia de la arquitectura Le Corbusiana, pertenecía a un lugar.
En conclusión, la Casa Estudio de Diego Rivera nos sumerge al estilo de vida que proponía la modernidad, sin embargo, como dice Miguel Ángel Alonso del Val en su texto “Surrealismo entre dos mundos”, la casa es una mezcla perfecta“(…) donde lo industrial y lo arcaico se mezclan como en tantas obras surrealistas que tienen en lo mecánico y lo mítico su fuente de inspiración”.
O’ Gorman en la Casa Estudio Diego Rivera, http://www.foroxerbar.com/viewtopic.php?t=9196 Noviembre 16 de 2013
[1]JUAN, O’ GORMAN (2005). “Autobiografía”. México D.F.,Pértiga., p.188
[2] http://unalhistoria3.blogspot.com/2013/10/casa-estudio-diego-rivera-y-frida-kahlo.html Noviembre 16 de 2013 Noviembre 16 de 2013
[3] RUIZ MARTÍNEZ, MERCEDES ALEJANDRA (2013). “Análisis Formal de la Casa Estudio de Diego”. México D.F., Teoría de la Arquitectura IV, UNAM
[4] BENEVOLO, LEONARDO (2002). “Historia de la arquitectura moderna”, 8ª edición, Barcelona, Gustavo Gili, cap. XIII La Bauhaus y el Exordio de los maestros
El espacio como reflejo de la historia.
La importancia histórica de la Casa Estudio de Diego Rivera radica en que además de ser una de las primeras casas modernas hecha en Latinoamérica teniendo como punto de partida el funcionalismo, JuanO’ Gorman marca una nueva etapa en la arquitectura Mexicana e internacional, pues no se queda únicamente en los principios de esta, sino que vincula el proyecto con su entorno por medio del uso de los colores tradicionales de la arquitectura mexicana y vuelve permeable el vínculo con su contexto al crear los cerramientos con vegetación nativa, logrando, como dijo el mismo Diego Rivera, ”…hacer en México la primera casa moderna de estilo netamente mexicano…”[1]
Entendiendo desde un principio que O’ Gorman se basó en la publicación de Le Corbusier Cinco Puntos para una Nueva Arquitectura, para realizar la Casa Estudio de Diego Rivera, logré entender que la estructura del proyecto consistía en pilares que además de soportarlo, y elevarlo del suelo, organizaban su espacio interior en el que predominaba la planta libre.
Para contextualizarme y entender la manera en que se diseñó el volumen, encontré que la Casa Estudio para el artista Ozenfant hecha por Le Corbusier fue un referente obligado para O’ Gorman[2], pues tanto esta como la Casa Estudio de Diego Rivera, se desarrollan a partir de un elemento prismático que remata en una cubierta en forma de sierra y comunican sus espacios verticalmente por medio de una escalera helicoidal, que a pesar de tener algunos elementos formales diferentes, resaltan que los dos arquitectos usaron el mismo método compositivo de adición de elementos, por lo que tomé esta misma técnica como partida para realizar la maqueta.
A la hora de comprender la disposición del espacio interior me remití a las plantas y cortes que realicé en el primer ejercicio, donde creí que todas las plantas tenían la misma altura debido a la representación de los planos, sin embargo, detallando la fachada norte me percaté que el gran ventanal, que predomina en el proyecto, no está dividido por una placa y confirmé que “Cada espacio tiene dimensiones diferentes que marcan el uso para el cual fueron destinados, por ejemplo el estudio Rivera tiene una doble altura...”[3]de esta manera, tuve problemas para desarrollar la tercera planta del proyecto, pues al carecer de planos que me brinden la información suficiente para determinar las medidas exactas del aparente mezzanine, divagué en el momento de hacerlo.
A pesar de las dificultades presentadas a la hora de identificar el espacio, me di cuenta de que es necesario entender un proyecto en todas sus dimensiones, pues de otra forma es probable que se malinterprete la representación y, por lo tanto, la configuración de este.
[1]JUAN, O’ GORMAN (2005). “Autobiografía”. México D.F.,Pértiga., p.188
[2] MERCEDES ALEJANDRA, RUIZ MARTÍNEZ (2013). “Análisis Formal de la Casa Estudio de Diego”. México D.F., Teoría de la Arquitectura IV, UNAM
[3] VICTOR, ARIAS MONTES. (2005). “Juan O’ Gorman, La Arquitectura Escolar 1932”. México D.F.,. Raíces 4., p.25
O´Gorman Vs O´Gorman.
Seleccionar las obras gráficas de Juan O’ Gorman como el objeto diseñado por este a través de su vida, pone en contraposición su manera de pensar cuando dibujaba, con lo que hacía cuando le correspondía diseñar arquitectura.
Al haber recibido al inicio de su carrera como arquitecto la influencia del funcionalismo europeo, O’ Gorman, introdujo de manera contundente sus postulados y sus principios estéticos, solucionando los volúmenes con paralelepípedos, y la adición y sustracción de masa que permitía desmaterializar la corpulencia de estos, y permitía la utilización de escaleras oblicuas y la apertura de vanos con una intención de antemano.
Podemos ver como lo anterior es comparable con el trabajo que realizaba en sus dibujos y perspectivas de los años 30, donde evidencia los códigos similares de dibujo empleados por los arquitectos en esta época, donde los trazos a lápiz con regla son los protagonistas, como si, casi, fuera una producción en masa de estos; sin embargo, O’ Gorman incorpora a estos una sombra gris extendida sobre los volúmenes, que como en su arquitectura, tiene el fin de resaltar su tridimensionalidad.
Luego de esta etapa de su vida, Juan O’ Gorman se separa de manera contundente del funcionalismo, para dedicarse a la pintura, pues ‘Su vida entera será,… un ir y venir del arquitecto al pintor y viceversa, o, incluso, una conciliación de ambas vocaciones…”[1], donde su punto de partida era el encuentro con lo autóctono mexicano, por medio de ilustraciones y murales que representaban su cultura; es por eso que en este punto, sus retratos y pinturas evocan formas más orgánicas, y cambia la utilización metódica del lápiz, la escuadra y la bruma lúgubre, por el uso espontáneo, inédito, tradicional y ‘’artístico puro’’[2] de la pintura y los colores.
Todo esto quizás lleve a la conclusión de que O’ Gorman vivió en constante contradicción, sin embargo fue la representación gráfica de sus pensamientos lo que logró mantener un punto en común entre sus ideas heterogéneas, y fue esto, finalmente, lo que derrotó sus esfuerzos de elegir alguna postura radicalmente, pues así como la Casa y Estudio de Diego Rivera nos transporta al auge de su etapa como funcionalista, por su planta libre, su estructura a la vista y su volumetría a modo de fábrica, que posteriormente consideraría “…algo fea, pero cómoda y extremadamente funcional. Podría compararse a las pantuflas viejas, cómodas, feas, pero útiles” [3], el arquitecto nunca, como en sus últimos trabajos, dejó de vincular el proyecto a la tradición mexicana y ligó el proyecto a sus raíces por medio de colores folclóricos y vegetación nativa.
[1] JIMENEZ, VÍCTOR (2005) , “O´Gorman Dibujante”, México, Revista Casa del Tiempo, http://www.difusioncultural.uam.mx/revista/abr2005/index.html
[2] BENEVOLO, LEONARDO (2002). “Historia de la arquitectura moderna”, 8ª edición, Barcelona, Gustavo Gili, cap. VI
[3] DE LLANO, PABLO“Juan O’Gorman contra sí mismo”,México, Periódico El País, 2013
Planos.
Collage.