martes, 7 de febrero de 2012

GERRIT THOMAS RIETVELD - CASA SCHRÖDER


ARQUITECTO GERRIT  THOMAS RIETVELD
CASA SCHRÖDER


POR: ADRIAN ERNESTO MUÑOZ JIMENEZ 



Gerrit Rietveld o de la magnificencia de la sencillez


Estoy trabajando en una casa pequeña aquí en Utrecht. Ya te la enseñaré en cuanto esté un poco mejor dibujada a escala. Tiene que terminarse rápido. Empezaremos la próxima semana, en cuanto obtenga el permiso[1] escribió Gerrit T. Rietveld en una carta fechada el 3 de agosto de 1924, dirigida a su amigo, el arquitecto J. J. Pieter Oud.[2]

El remitente, quien aparece sentado en la parte central de la fotografía (Ver figura 2) y que nació en Utrecht, Holanda, el 24 de junio de 1888, tal vez desconocía el alcance de su arte y su oficio, en los que se inició a los once años trabajando la madera como aprendiz en el taller de ebanistería de su padre, Johannes Cornelis Rietveld (1860-1933), de quien heredó no solo los conocimientos necesarios para transformar los materiales, sino también el carácter perfeccionista y riguroso que conservó hasta el ultimo día de su existencia.

Luego, en 1906, el joven Rietveld se desempeñó como diseñador con el joyero C.J.A Begger en Utrecht además, asistía a una escuela nocturna de artes y oficios y siguió las lecciones del arquitecto y diseñador de muebles P.J. Klaarhamer. En 1911 pone en marcha su propio taller, donde se encargaba de diseñar y construir sus propios muebles, lo que significó para Rietveld la liberación de los estilos comunes o tradicionales y la oportunidad de desarrollar sus ideas y plasmarlas en sus obras. Ese mismo año comenzó sus estudios de arquitectura (lo que confirió a sus muebles y demás objetos un matiz más enfocado hacia la apropiación del espacio y la arquitectura) de los cuales se graduó en 1919.

Gerrit Rietveld siempre estuvo rodeado de amigos que de cierto modo influenciaron su forma de pensar, y no solo aquellas personas con quienes trabajaba en el Meubele Makerij, sino también personas mas lejanas, pero específicamente me refiero a Theo van Doesburg, a quien conoció en 1919 entablando una fuerte amistad, gracias a ese encuentro Rietveld ingresa al movimiento De Stijl, pues entra a colaborar con la revista homónima, así los dos formaron parte de ésta corriente artística junto a Piet Mondrian y difundiendo el Neoplasticismo, una disciplina fundamentada en la utilización de los colores primarios (rojo, amarillo y azul, además del blanco, el negro y ciertas tonalidades de gris), formas geométricas angulares, composiciones asimétricas de planos verticales y horizontales. Fundamentos sintetizados en orden, rigurosidad, armonía y sencillez, y coherentes indiscutiblemente con las notas de la personalidad de Gerrit Rietveld, un individuo con una profunda originalidad y una ética personal muy firme.

Esos aspectos se reflejan en toda su producción artística, como por ejemplo la silla donde se encuentra sentado, silla Red & Blue, creada en 1918, la primera expresión famosa de su lenguaje, ideada, como muchas otras de sus obras, con la intención de reducir el objeto a su significado y función inherente e inmediata, despojándolo de cualquier ornamento, poniendo de manifiesto el alcance de su preocupación intensa y constante por reducir el mobiliario a lo esencial, por eso esa silla que lo catapultó a una gran carrera, puede parecer un tanto simple e incómoda, pero ese era el objeto de la vocación de Rietveld, no el hecho de idear sillas incomodas, sino de representar en sus obras la abstracción de los objetos y sus funciones: a él lo que le interesaba era captar en sus obras la esencia, lo intrínseco de cada objeto: por ejemplo la silla en la que descasa no es tanto mas silla como cómoda esta sea, por que ser cómoda no es una característica inherente a las sillas, de hecho Rietveld opina que la función de la silla es permitirle a alguien sentarse, función que una superficie cualquiera apoyada puede cumplir a cabalidad. 

Pero no se limita a los muebles, en 1924 proyecta, en asociación con la Señora Gertrude A. Schröder-Schräder, su primera incursión arquitectónica, la Casa Schröder, en Utrecht, Holanda; donde ella vivió con sus hijos y el arquitecto estableció su estudio de trabajo; aquella casa a la que se refería en su carta: ese proyecto “rápido”, esa “casa pequeña”, pronto se levantó como una obra apoteósica de la arquitectura del siglo XX, fue considerada la obra arquitectónica más importante de su carrera (de hecho la más conocida), ya que involucró todas sus habilidades integralmente en el diseño y la composición, y además se convirtió en la materialización del pensamiento Neoplasticista. 

Así comenzó como arquitecto: con una profunda atracción por las casas pequeñas, especialmente las obras de carácter social, por que cabe destacar la humildad y el sentido humanista de Rietveld, el mismo que vestido igual a sus empleados aparece rodeado de personas sencillas en la fotografía, porque para él, probablemente no solo los muebles son más valiosos cuanto más sencillos sean. 

En 1928 se adhirió al Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (CIAM), que fue fundado ese mismo año, igualmente ingreso al movimiento Nieuwe Zakelijkheidl. Allí abordó ciertos temas del racionalismo en arquitectura, sobre todo la búsqueda de la modularidad; donde surgieron construcciones arquitectónicas como las casas adosadas, muebles importantes como la famosa silla “Zig-Zag“ en 1932. 

Rietveld era un hombre con muchas ideas y puntos de vista, y para expresarlos recurría más a sus proyectos que a sus escritos (que se limitaban a textos cortos en revistas y cartas). Proyectar algo solía consistir desde trazos de un boceto sobre un trozo de papel hasta una improvisada maqueta con materiales de la más variada índole: era un hombre con muchas ideas que pensaba con las manos. 

Entre tantos de sus proyectos arquitectónicos Importantes se pueden citar: 

· 1927 Garaje con vivienda para el chófer, Utrecht, 

· 1932 Casa en Zeist, Zeist. 

· 1934 Museo van Gogh en Ámsterdam. 

· 1958 Casa Van Den Doel, Ilpendam 

· 1961 Campanario Universidad Twente. 

· 1963 Casa Van Slobbe, Heerlen 

· Pabellón holandés Bienal de Venecia.

A pesar de haber sido creador de por lo menos 232 proyectos arquitectónicos, 215 muebles, y más de doscientos diseños de otro tipo, Rietveld entró en la historia del arte y del diseño gracias a su silla roja y azul, y en la arquitectura por la Casa Schröder, dos iconos que ocuparon cumbres inusitadas alcanzando un valor, que, incluso para su creador, era imposible de predecir, así escribió en 1937: Es difícil decir cuál es el valor de algo con el tiempo[3]                   

Gerrit Thomas Rietveld muere el 25 de junio de 1964, cuando tenía 76 años de edad, al ocaso de una vida de una producción genuina y basta de “casitas pequeñas”, sillas en el sentido puro de la palabra, muebles de lenguajes nuevos, proyectos con sentido funcional y estandarizado, marcando en la historia un punto muy importante y valioso en cuanto al diseño, la cultura y la arquitectura, un punto que tal vez no fue considerado por esta mente creadora en sus comienzos, o al menos, y es lo más probable, no en toda la magnificencia que realmente alcanzó.

Figura 2. Gerrit Rietveld, en la puerta de su taller sentado en su silla Red&Blue junto a trabajadores del negocio.[1]



[1] Kuper, M., Ibelings H. y Quist W. (2001).   2G N.39/40 Gerrit Th. Rietveld: Casas. Introducción de Kuper, M. 17
[2]Jacobus Johannes Pieter Oud (1890-1963) arquitecto holandés, uno de los seguidores de la corriente arquitectónica del neoplasticismo y principal representante del movimiento moderno en su país. En 1915 conoció a Theo van Doesburg y se vinculó al grupo De Stijl, el movimiento de la abstracción geométrica que buscó, bajo el liderazgo del pintor Piet Mondrian y la colaboración de Gerrit Thomas Rietveld, un nuevo arte objetivo, donde se integrarían pintura y arquitectura. (Pieter Oud. Extraído el 21 de diciembre de 2011 desde   http://es.scribd.com/doc/56429128/ Jacobus-Johannes-Pieter-Oud-Arquitecto-Holandés)
[3] Rietveld G. T. Mi actitud ante la vida como base de mi trabajo. Texto recopilado en  Kuper, M., Ibelings H. y Quist W. (2001). Revista 2G N.39/40 Gerrit Th. Rietveld: Casas. Gustavo Gili. Barcelona.  



La casa Schröder como expresion tangible del pensamiento


Es inherente al ser humano la necesidad de expresar y de plasmar las ideas, y cuando el resultado del proceso que satisface esa necesidad es tangible, material, estas adquieren mayor valor, es decir, cuando un objeto físico es capaz de reflejar el pensamiento de un individuo o de un conjunto de individuos, dicho objeto se convierte en el medio que enfatiza y soporta esos pensamientos, y en sentido contrario, tales ideas lo apuntalan: sin ellas no podría mantener su existencia, dado que al carecer de significado, un conjunto de notas que lo definan, perdería al mismo tiempo un lugar en el mundo material. 

La casa Schröder de Gerrit T. Rietveld, ha trascendido el tiempo puesto que se convirtió en un icono representativo de De Stijl al condensar en si misma los preceptos propugnados por el movimiento: conjunción de caracteres de la pintura y la arquitectura, lenguajes de formas simples, retículas rectilíneas, planos intersecantes, asimetría, dinamismo a pesar de la ausencia de curvas, y la exaltación del objeto a través de colores primarios y superficies acromáticas. Así lo expresa Curtis W. (2006), quien además describe la casa:

 “Probablemente el primer edificio real que encarnaría toda la gama de intenciones formales, espaciales e iconográficas de De Stijl, por tanto, la casa Schröder (1924), proyectada por Rietveld como vivienda familiar en un solar situado al final de una hilera de casa suburbanas de Utrecht. Con sus figuras rectangulares y lisas, y los brillantes colores primarios de sus elementos, la casa Schröder destaca llamativamente respecto a sus sobrios vecinos de ladrillo.
El edificio esta formado a partir de paredes planas intersecantes, con detalles que hacen que algunas de ellas parezcan flotar en el espacio, mientras otras se extienden horizontalmente, y otras más se unen para definir delgados volúmenes. No existe un eje singular ni una simetría simple: más bien cada parte se mantiene en una relación leve, dinámica y asimétrica con las demás, como se había sugerido en las pinturas de Mondrian siete años antes. A su vez, los planos están articulados por las finas líneas del despiece de las ventanas, las barandillas de los balcones y los montantes adosados, que están pintados de negro, azul, rojo y amarillo, y destacan limpiamente contra las superficies grises y blancas de las paredes. Nuevamente viene a la cabeza la pintura de De Stijl, pero la manera en que cada elemento se expresa independientemente y se sitúa por separado en el espacio recuerda también el “elementalismo” de la silla Rietveld. " [1]


La casa Schröder, además de ese elementalismo, también se caracteriza por ser una obra de arte integral y funcional, una obra que contrasta con lo tradicional e historicista, lo cual se pone en evidencia observando solamente su forma, que obedece igualmente a los planteamientos de De Stijl: la forma no es el resultado de la unión sólida de elementos en uno solo, y es aquí donde vuelve a romper con el pasado, ya no es un cubo, un solido platónico, la esquina no es una esquina propiamente dicha, ahora es anti cúbica: corresponde al resultado de la operación de separar los elementos, como si el espacio al interior del cubo quisiese abrirse a la luz haciéndolo explotar (Ver figura 3). Pero las piezas no son fragmentos aislados sino que se articulan entre si mediante su color y su posición creando un lenguaje tectónico de planos, líneas y puntos, físicos o virtuales, que habla de las ideas de un grupo de individuos. 

Ser anticúbica le permite a la casa Schröder cierta calidad espacial interior no solo porque el arquitecto le permite al habitante gozar de una serie de mobiliario excepcional, sino que de la misma forma puede disfrutar de un espacio flexible y funcional:

 “Esta casa construida al final de una terraza de finales del siglo XIX, era, en muchos aspectos, una realización de los Tot een beeldende architectuur (Los 16 puntos de una arquitectura plástica) de Van Doesburg, publicados al tiempo que se terminaba la casa. Ésta cumplía su prescripción, ya que era elemental, económica y funcional, anti monumental y dinámica,        anti cúbica en su forma y anti decorativa en su color. Su principal nivel habitable en la planta superior, con su abierto “plano transformable”, ejemplificaba, a pesar de su construcción tradicional en ladrillo y madera, su postulado de una arquitectura dinámica liberada del estorbo de paredes de carga y de las restricciones impuestas por aberturas horadadas. (Frampton K.1981)”[1]

Las figuras 4,5 y 6 muestran las plantas que componen la casa: la primera planta es un tanto más tradicional respecto a la otra, puesto que posee una composición y una distribución bastante habitual en la época, mientras que en la planta superior se puede considerar la existencia de un espacio variable, abierto o cerrado, gracias a la presencia de paneles deslizables que permiten una percepción distinta del espacio en cada caso. Esa flexibilidad del espacio esta contemplada dentro del sentido funcional de la casa, que abarca desde el uso de materiales nuevos y elementos prefabricados y estandarizados, mas económicos hasta el empleo de mobiliario sencillo, que se limitaba a la definición intrínseca de cada uno, es decir a la abstracción que Rietveld conseguía al fabricar sus muebles. Todo esto como conjunto de hechos en un proceso que da a la luz una obra moderna.

Pero ese proceso esta más ligado a lo que define Rodríguez R. (2006), como un experimento:

[Rietveld]…fabulo una imagen de la modernidad, la casa Schröder, en Utrecht, de 1924, realizada con materiales tradicionales y con el sobreentendido provocador de pintarla con los colores primarios. Con el experimento de la casa Schröder Rietveld se opuso al carácter cerrado del cubo, desde cuyo centro los espacios, los niveles, las estancias, los balcones, son arrojados literalmente hacia afuera, con el objeto de conseguir una nueva plasticidad basada en la flexibilidad de las plantas y el carácter abierto de los espacios.(Rodríguez R. 2006)” [1]

Experimento porque la casa Schröder aparte de ser la primera expresión arquitectónica de G. Rietveld, y la cual, junto a su silla Red&Blue, serian sus obras mas conocidas además de haber sido el comienzo de una carrera apoteósica, también es la primera incursión en el campo donde se une la pintura y la arquitectura planteado por De Stijl. 

En mi opinión, una unión magnifica de elementos, la casa Schröder, que en conjunto llegaron a constituir no solo el manifiesto mismo, palpable y radical de un movimiento artístico, sino que igualmente logró establecerse como un claro ejemplo, a través de operaciones sencillas de la fragmentación del cubo, el color, lo plano y lo sutil, de la importancia que adquiere un objeto cuando es respaldado y a la vez apoya una serie de ideas, y solo entonces es un referente en la historia, un hito que traspasa épocas y es testigo del pasado que narra cosas del futuro, porque la obra arquitectónica de G. Rietveld, ha contribuido, junto a la obra de muchas otros arquitectos a revolucionar el mundo, siempre apuntando al progreso y el desarrollo, a descubrir la nueva arquitectura.



Imagenes y Planos Casa Schröder


Figura 3. Fachadas casa Schröder.


Figura 4. Planta primer piso.


Figura 5. Planta segundo piso abierta


Figura 6. Planta segundo piso cerrada.

Figura 7. Casa Schröder vista exterior



[1] Curtis, William J.(2006). La arquitectura moderna desde 1900. 157
[2] Frampton, Kenneth. (1981). Historia crítica de la arquitectura moderna. 148-149
[3] Rodríguez L. Ramón. (2006). Arquitectura del siglo XX. Breve historia de la arquitectura. 235




ANÁLISIS DE LA IMAGEN

La Experiencia de Habitar un Cuadro


Es habitar un cuadro la experiencia que sugiere la fotografía, ya que recuerda irremediablemente aquellas pinturas de Piet Mondrian[1], no solo por la disposición sencilla de elementos, sino, ante todo por los colores primarios, que se apropian de cada uno y los trascienden, dentro de una composición reguladora, que crea espacios, los contiene y se revelan con la luz.

La imagen pone en evidencia la atmósfera interna de uno de los espacios de la casa Schröder, así se destacan varios aspectos: ortogonalidad, sencillez, funcionalismo, luz, color, silencio, correspondencia entre elementos, objetos y muebles; carece de personas, pero transporta al espectador a ocupar el espacio pues la presencia de muebles y la calidad espacial sugiere la posibilidad de contener la vida.

En el primer plano, hacia la parte inferior de la imagen, se observa un conjunto de mobiliario, una silla de forma rectangular junto a lo que se asemeja a una estufa sobre la cual descansa una cafetera azul, así, dadas sus características se puede determinar que no son elementos ajenos a aquel espacio ya que incorporan propiedades de orden general a una menor escala de orden particular; hay dos planos verticales, uno azul en la parte derecha y uno negro al lado opuesto, perpendiculares entre si que no se tocan, llama la atención una fotografía a blanco y negro de un hombre desconocido, sobre el muro azul por ser un elemento ajeno, en cuanto a que no sigue unos patrones de orden generales. Los muros enmarcan la parte más lejana de este espacio, además hacia la parte central inferior se ven unas barandas de color negro fijadas a una columna roja y también al muro azul, indicando la presencia de escaleras en un punto fijo, relacionadas verticalmente con un lucernario rectangular por el cual se desborda la luz hacia el interior,

El segundo plano contiene dos superficies verticales más, una negra y otra blanca, a manera de muros divisorios enfrentados con los muros del primer plano, no conforman esquinas entre sí, pero sus prolongaciones convergen a un mismo punto. Al ser planos deslizables, por la presencia de rieles en el techo y el suelo, se procura una flexibilidad en el espacio haciéndolo más funcional. Hacia el fondo se localiza otro conjunto de muebles, una mesa, una cama, un mueble fijado en la pared y una lámpara suspendida del techo, que conservan la sencillez de la composición general; los colores en la superficie del piso delimitan los espacios, prescindiendo de objetos para determinar cada lugar.

En el cuarto plano se observa una ventana modulada de forma similar a la del sistema de elementos, que se convierte en un vinculo con el exterior, domestica el paisaje, lo enmarca y lo trae al interior, ese paisaje conforma el último plano, que posee caracteres contrastantes: formas orgánicas no ortogonales en las ramas de los árboles contra la línea recta y el objeto artificial, y la presencia de edificaciones radicalmente opuestas monocromas, lejanas, antiguas contra lo moderno.


Figura 1. Interior Casa Schröder Segunda planta[2]




BIBLIOGRAFÍA


  • Brown, Theodore M. (1958). The work of G. Rietveld architect. AW. Bruna & Zoon. Utrecht 
  • Curtis, William J.R. (2006). La arquitectura moderna desde 1900. Phaidon. Barcelona. 
  • Dictionnaire de l’ architecture du XXe siècle. (1996).Diccionario Akal de arquitectura. Akal. Madrid. 
  • Frampton, Kenneth. (1981). Historia crítica de la arquitectura moderna. Gustavo Gili. Barcelona. 

  • Kostof. Spiro. (1995). A history of architecture. Settings and rituals. Oxford University Press. New York. 
  • Kuper, Marijke & Van Zijl I. (1996). G. Th. Rietveld: the complete works. Phaidon. 
  • Marchan F. Simón. (1974). La arquitectura del siglo XX – Textos. Documentación/Debate. A. Corazón. España. 
  • Rodríguez L. Ramón. (2006). Arquitectura del siglo XX. Breve historia de la arquitectura. LIBSA. Madrid.


[1] Pieter Cornelis Mondriaan (Ammersfoort, 7 de marzo de 1872 - Nueva York, 1 de febrero de1944), conocido como Piet Mondrian, fue un pintor vanguardista holandés, miembro de De Stijl y fundador del neoplasticismo, junto con Theo van Doesburg. (Piet Mondrian. Extraído el 21 de diciembre de 2011 desde http://es.wikipedia.org/wiki/Piet_Mondrian)
[2]Interior casa Schröder segunda planta. Imagen tomada del sitio web: http://blog.ilmanifesto.it/blog/category/uncategorized/page/40/, el 21 de diciembre de 2011. 





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