GUILLERMO BERMUDEZ - CASA BERMUDEZ

ARQUITECTO GUILLERMO BERMUDEZ
CASA BERMUDEZ


POR: LUZ ANGELA FINO PEÑA

Guillermo Bermudez, Arquitectura y Honestidad

Guillermo Bermúdez Umaña nació en Bogotá en 1924, posteriormente su familia se trasladó a Santiago de Chile, donde vivió su adolescencia mientras cursaba el bachillerato, allí mismo empezó su formación como arquitecto en la Universidad Católica de Chile, sin embargo obtuvo el título en 1948 en la Universidad Nacional de Colombia, siendo hijo de la segunda generación de arquitectos formados por la escuela, junto con Fernando Martínez, Rogelio Salmona, Germán Samper, Francisco Pizano, Dicken Castro y Enrique Triana, fue uno de los máximos exponentes del quehacer arquitectónico en la década de 1950 en Colombia.

Este grupo privilegiado compartió experiencias importantes para la vida y desarrollo social en el país: el auge permanente de progreso, una necesidad de organizar y proyectar la ciudad futura. Bermúdez y sus compañeros hicieron parte de la propuesta generada hacia 1949 con la visita de Le Corbusier quien trabajó en el plan Piloto para la ciudad; éste grupo de jóvenes arquitectos se acogió a los postulados de la arquitectura moderna y después de una formación en el exterior trajo al país su rastro, sin embargo, se habla de la capacidad de dicha generación para adaptar y transformar el funcionalismo puro que estaba vigente en el mundo, logrando proponer formas y espacios diferentes que unidos a la tradición artesanal local y mediante el uso masivo del ladrillo lograron emitir un mensaje mediante nuevas propuestas estéticas.1

Recién egresado, Bermúdez se unió al grupo Domus liderado en conjunto por los arquitectos Francisco Pizano y Hernan Vieco, con quienes realizó dos obras. Tiene gran importancia la casa de Francisco Pizano, proyectada durante la etapa de experimentación de Bermúdez. 

A partir de 1950 se lanza a la actividad profesional de manera independiente construyendo en 1953 la vivienda para su familia -formada recientemente- con ésta obra logró el reconocimiento durante la primera bienal de arquitectura colombiana en la categoría de arquitectura doméstica (años 1960- 1962), premio que al año siguiente no se entregó, sin embargo la casa Bravo obtuvo la única mención honorífica. Para 1962 en los lineamientos establecidos por los jurados éstos afirmaron: “… se muestra un muy apropiado sentido de la escala; es racional al tratamiento de los aspectos constructivos y revela una honestidad y disciplina enfocadas a solucionar el problema arquitectónico”2. 

Allí, en la sala del que fue su hogar y más importante obra fue captado junto a su esposa, quien posa delicada, haciendo gala de su ropaje sobrio y conservador propio de la época. Juntos, en un espacio cuya calidez es dada por la convivencia entre muebles con ornamentos que dan cuenta de tiempos pasados o linealidades vigentes en dichos años, está él, sentado con naturalidad, tranquilo, libro en mano y rodeado por otros tantos, da cuenta de cuán culto fue desde su juventud; sin embargo, en ese momento se ve capturado por la belleza, elegancia y desparpajo de su compañera y -con la misma discreción, tranquilidad y sencillez que se aprecia en su obra- la admira con sigilo sin ser un distractor para ella. Figura 1. 

El maestro Guillermo Bermúdez volcó su labor de arquitecto hacia la vivienda unifamiliar de uno o dos pisos, a lo que el Arq. Reinaldo Valencia comentó: “… el partido adoptado por el arquitecto es el de un desarrollo introvertido hacia un espacio propio interior, y una negación drástica de la calle pública”3, haciendo del interior un universo distinto, logrando mediante grandes ventanales una 

sensación de permeabilidad al jardín privado de la casa, el cual posee grandes árboles en un fragmento de la naturaleza que se hace privado y por tanto más cercano; en su exploración también se puede observar el desarrollo de vivienda multifamiliar generalmente de cuatro o cinco pisos donde se explora el lado opuesto, él aprovechó las ventajas que le brindó la altura y poniéndolas a su favor y convirtió ésta vivienda en un tipo extrovertido, donde vuelca las zonas sociales al exterior para que mediante ellas se aproveche la visual y se haga propio el horizonte mediante extensiones arquitectónicas como balcones y terrazas que proyectan la sensación del exterior. 

Siendo basta su producción arquitectónica se cuentan 22 proyectos desde la casa Bermúdez en 1953. Entre los más destacados, estudiados y publicados: el edificio Rueda de 1955, edificio Bermúdez de 1957, edificio Hermann 1959, Casa Alfonso 1960, Casa Bravo 1961(Mención honorífica en el premio nacional de arquitectura del mismo año), edificio Embajador 1962, edificio Av. 82, casa Durán y casa Valencia en 1964, casa Saldarriaga 1965, casa Barco 1966, casa Lanzetta y casa Vaimberg en 1967 hasta el edificio Ponce de León en 1976, estando casi todos ellos en la capital de la República o sus alrededores, donde el auge económico de la época sirvió de escenario propicio para la construcción. También son de resaltar las colaboraciones profesionales con algunos de sus amigos y ex compañeros de aulas que en la cúspide de su vida fueron frecuentes, aunque desde su juventud trabajó en conjunto con ellos de manera permanente. Entre los proyectos en colaboración se destacan: la casa municipal de Venadillo en el Tolima, proyecto realizado con el conjunto Domus hacia 1948, el barrio Mutis de Bogotá, conjunto realizado por el BCH en el que Bermúdez participó junto con Murta en 1955, conjunto el Polo realizado con el Arq. Salmona en 1958 y la Facultad de Economía de la Universidad Nacional en Bogotá, proyectada en conjunto con el Arq. Fernando Martínez Sanabria. 

Paralelamente a su labor como arquitecto se puede hablar de una temprana labor docente, iniciada en su escuela de formación. Fue parte del cuerpo profesoral desde la finalización de su pregrado y en las mismas aulas discutió, compartió y formó el carácter de muchas generaciones de arquitectos de la escuela de la Universidad Nacional y otras, siendo ésta actividad profesional una especie de laboratorio donde acompañado por sus alumnos exploraba alternativas en los proyectos estudiantiles, lo cual le servía para analizar su propia actividad profesional, llevando consigo a sus estudiantes quienes aprendían gracias a la exploración llevada a cabo en el aula, siendo guiados por la mano del maestro que mostraba la profesión como una actividad seria, que debe estar alejada de la improvisación y las modas pasajeras4. 

Para sus estudiosos, amigos, alumnos y colegas, el maestro Bermúdez fue uno de los más grandes y representativos personajes de la arquitectura del país. Su partida en el año 1995 causó un gran sobrecogimiento, pues, no solo dejó enseñanzas sino obras de gran valor que huyen de ser clasificadas estilísticamente y que no pierden vigencia pues no hicieron parte de las modas. Con su arquitectura dio muestra concreta del manejo de gran sencillez, de entender al ser humano como un habitante activo, no como un agente diferenciado del lugar, incorporó la naturaleza a sus obras, concibiéndola como paisaje y a la arquitectura como elemento que lo integra.

Fotografía de los dueños de casa: Graciela Samper y Guillermo Bermúdez en el salón de su casa, Archivo Bermúdez (Propiedad de El Tiempo, archivo. 15 de sept. 1964).

Tomada de: O’BYRNE MC. La casa Bermúdez-Samper 1952-1960. Bogotá: Revista de-arq 08, Facultad de arquitectura. Universidad de los Andes; 2011.

---

1  www.banrepcultural.org/blaavirtual/revistas/credencial/junio1999/114arquitectura.htm.  Párrafo 10.

2 O’byrne, María Cecilia. La casa Bermúdez-Samper 1952-1960. Bogotá: Revista de-arq 08, Facultad de arquitectura.   Universidad de los Andes, (2011). Pág. 54.

3 Montenegro, Fernando y Niño, Carlos. La vivienda de Guillermo Bermúdez. Bogotá: Escala, (1980).

4 Niño Murcia, Carlos. Notas de clase, Arquitextos: escritos sobre arquitectura desde la Universidad Nacional de Colombia. Bogotá; Universidad Nacional de Colombia, (2006). Pág. 98.