domingo, 2 de junio de 2013

WALTER GROPIUS - RESIDENCIAS ESTUDIANTILES, BAUHAUS

ARQUITECTO WALTER GROPIUS 
RESIDENCIAS ESTUDIANTILES DE LA BAUHAUS

POR: LAURA CATALINA BELTRAN
















Balcón de la Escuela Bauhaus: Símbolo de Modernidad


Anónimo, Marianne Brandt en el balcón de su apartamento de estudio en la Prellerhaus, 1928, Fotografía. Imagen tomada de Walter Gropius 1883-1969 the promoter of a new format, Alemania, TASCHEN GmbH, 2004, Pag. 39.



Actualmente el hombre vive con el diseño en tono a él, así,  simboliza el arte de la construcción supeditada a la coordinación del trabajo en equipo de la banda de colaboradores activos cuya orquesta simboliza la cooperación del organismo de cooperativo que se llama sociedad. Arquitectura y diseño en un sentido general son por lo tanto las cuestiones de interés primordial para la nación en general.La residencia para estudiantes de la Bauhaus de Dessau –Walter Gropius, 1926- “la idea fundamental era que el principio de la formación de las capacidades naturales del individuo para comprender la vida como un conjunto, una sola entidad cósmica, debían constituir la base de la enseñanza en toda la escuela”[1].  De esta forma también estableció los fundamentos académicos sobre los cuales se basaría en gran medida una de las tendencias más predominantes de la arquitectura moderna, incorporando una nueva estética adecuando conceptos tomados de la historia que abarcaría todos los ámbitos de la vida cotidiana.
La Prellerhaus o residencia de estudiantes, se compone de una zona de alojamiento para estudiantes y profesores jóvenes del edificio de la Bauhaus de Dessau a través de un volumen dispuesto en la periferia de proyecto con balcones que no solo servían para tomar el sol, si no que los estudiantes los utilizaban para exhibiciones improvisadas de variedades.
Así, en la fotografía de 1928 aparece un estudio de alojamiento donde aparece Marianne Brandt, cuando tenía alrededor de los treinta años, sentada en el balcón de la habitación de la Prellerhaus, donde ha conseguido encajar un asiento con respaldo siendo este el único elemento en el espacio abierto. Su relajada pose es decididamente informal, con un pie apoyado en el primer barrote de la barandilla, su corte de pelo y su vestimenta junto, indican la expresión de una artista de vanguardia alejada de los convencionalismos. En el interior de la habitación se presenta una mesa de estudio que se encuentra cerca a la ventana con el fin realizar los diferentes trabajos propuestos por la escuela.

El encuadre diagonal de la fotografía de Brandt en la Prellerhaus, unido al juego de líneas negras ortogonales de la carpintería de acero, y a la alternancia de manchas claras (la luz detrás del vidrio) y oscuras (las sombras de las paredes y antepechos), hacen de esta imagen una especie de cuadro a través de un espacio viviente. Era una época gloriosa, en la que todos los artistas se sentían capaces de dar forma a un mundo nuevo.



[1] GROPIUS, Walter. The new architecture and the Bauhaus. Estados Unidos de América. 1965. Pag 36

























El Arquitecto Moderno


“…Cuando era niño alguien me preguntó por mi color preferido. Durante muchos años, mi familia me tomó el pelo, porque, después de alguna vacilaciones, contesté: <Bunt ist meine Lieblingstarbe> (mi color preferido es el multicolor). El fuerte deseo de incluir todo componente fundamental en la vida, en vez de excluir una parte por culpa de un planteamiento demasiado rígido y dogmático, ha caracterizado toda mi vida…”[1]
Walter Gropius fue quien empezó por quitarle el almidón a las formas, y se le recuerda no solo como el gran profeta de la arquitectura europea, sino como uno de los mejores profesores de la era moderna. Quizás porque su padre fue director de la escuela de Arte en Berlín y director de educación en Prusia. De él heredó, seguramente una visión profunda y crítica de los ideales de la educación.
Walter Gropius es un hombre de postguerra, ha puesto en juego toda su cultura figurativa y teórica, su destino de artista, en aquel momento crítico de la historia europea. “Su racionalismo, su positivismo, hasta su optimismo al diseñar programas de reconstrucción social brillan sobre el fondo oscuro de la derrota alemana y de la angustia de posguerra” [2]. Influenciado por la cultura alemana propone una nueva crítica constructiva capaz de resolver los problemas inmediatos con respecto a las necesidades humanas. El periodo de vida de Gropius, marca el espacio de tiempo más significativo en el proceso, no sólo en la arquitectura moderna, sino de la sociedad, de la industria del arte y de la ciencia contemporánea. Su presencia en Alemania hasta 1933 permite que Gropius experimente todo el periodo todos los cambios artísticos y políticos de los comienzos del siglo XX, siendo él mismo participe de realizaciones planteando ideas y llevando a cabo proyectos alrededor de la escuela de la Bauhaus.
En la historia de Gropius no se le puede separar en casi ningún momento de su vida la relación de la teoría y la creatividad y la pedagogía teniendo siempre la intención de servir a la sociedad y poder establecer parámetros para un hábitat moderno, así cada uno de sus edificios, de sus planes urbanísticos y cada una de sus intervenciones en la industria conforman un conjunto de aplicación de la práctica a la teoría, teniendo siempre la concepción de esa lógica formal muy presente en toda su arquitectura, planteando una sociedad basada en la claridad y firmeza de sus actos basada en una técnica.
Gropius realmente, no quiere discutir sobre si el cálculo prima sobre los sentimientos o el poder de la intuición, pero si se interesa por los diferentes elementos que pueden ser medios para confrontarlos, porque depende de esa relación de elementos que se puede establecer una integridad consciente de la era moderna. “La racionalidad que Gropius invoca no es un programa ideológico, sino un método de trabajo, o quizás el mínimo presupuesto ideológico compatible con las trasformaciones en curso en la sociedad moderna y con la pluralidad de opiniones y tendencias que puedan salvaguardarse en esta sociedad.”[3]



Designer: Breuer, Marcel (1902-1981); Gropius, Walter (1883-1969); Le Corbusier (1887-1965); Markelius, Sven (1889-1972)
Copyright: RIBA British Architectural Library Photographs Collection (1952). 




[1] BENEVOLO, Leonardo. Historia de la arquitectura moderna. Barcelona. 1979. Editorial Gustavo Gil. S.A. Pag. 457
[2] ARGAN, Giulio Carlo. Walter Gropius y la Bauhaus. Abdulio Giudici (trad.).México: Editorial Gustavo Gil, S.A. 199 p.
[3] Ibíd., pag. 477





















El Proyecto en la Historia

El comienzo del siglo pasado puso en marcha una racionalización de la industria basada en el tipo de relación de trabajo entre la producción manual y mecánica que tuvo  teniendo repercusiones directas en la construcción. “Las transformaciones aceleradas que acontecen en el interior de la estructura productiva de las naciones industrializadas van a modificar notablemente el contexto cultural e ideológico, originando una crisis generalizada de los valores dominantes hasta entonces y creando las condiciones para que nuevas alternativas culturales empezaran a gestarse hasta convertirse años más tarde en los patrones que serían los dominantes del nuevo siglo.”[1]

Desde que en 1851 Joseph Paxton diseña el Palacio de Cristal, suceden múltiples experiencias a lo largo de medio siglo, encaminada a buscar nuevos lenguajes expresivos logran superar los estrechos marcos de la tradición neoclásica y estética dominante hasta entonces en la arquitectura. Es precisamente éste marco de continuidad en el cual se sitúan las experiencias previas al nacimiento del movimiento moderno alrededor de 1920 como desahogo a las contraindicaciones que produjeron el fin de la primera guerra mundial. Varios arquitectos de la época son partícipes del desarrollo de la nueva arquitectura basados en las nuevas tecnologías propiciando diferentes teorías y manifiestos alrededor del tema.

Walter Adolph Georg Gropius  tiene plena conciencia de su responsabilidad en la promoción de ideas basadas en sus propias reflexiones, como resultado de la guerra, en las que sus premisas teóricas toman forma definitiva. “…Después de que la interrupción violenta de la guerra, sentí la necesidad de un cambio intelectual que ayudara a solventar el abismo entre la realidad desastrosa y el idealismo. Fue entonces donde caí en cuenta la inmensidad de la misión de los arquitectos de mi generación primera. Vi que un arquitecto no puede aspirar a realizar sus ideas a menos que pueda influir en la industria de su país lo suficiente para que una nueva escuela de diseño surja como consecuencia. Vi, también, que para hacer esto posible se requiere un equipo conjunto de colaboradores y asistentes: hombres que se trabajen, no automáticamente como una orquesta obedece a la batuta de su director, pero de forma independiente, aunque en estrecha cooperación, para promover una causa común.”[2]
Gropius desarrolla estas ideas en su primer programa de la Escuela Bauhaus en Weimar, 1919, al proponer la integración de todas las formas de creación artística, con el fin que a través de ello se consiguiese alcanzar lo que para él era la gran obra de arte: la arquitectura. A partir de 1925 y debido al debate cultural introducido inevitablemente a razones políticas, la escuela se traslada a Dessau, donde la nueva construcción de edificios  compromete a la escuela. Gropius propone el proyecto arquitectónico del nuevo edificio de la Bauhaus y es precisamente aquí donde expone sus planteamientos con respecto a su objetivo didáctico y rigor formal.

La escuela Bauhaus se caracterizó por la ausencia de ornamentación incluso en las fachadas, así como por la armonía entre función y forma (incluyendo en la forma los medios artísticos y las técnicas de elaboración). “Sin embargo, el acabado implementado en la escuela agrava los problemas de conservación, por esto ahora que su primitiva vida ha desaparecido y la obra se reduce a un lamentable montón de muros y cerramientos destrozados, en sí la Bauhaus no existe ya; es un ruina, como los restos de edificios antiguos y no posee ningún encanto físico. La emoción que despierta su vista es de orden histórico y reflexivo, como la que se siente ante un objeto que perteneció a un gran hombre.”[3]

Pero, la importancia y trascendencia de la Bauhaus reside precisamente en esta conjunción entre la función y la forma que permitieron a la escuela, sentar las bases de la arquitectura moderna, y, si se hiciera una analogía entre los últimos años de Walter Gropius y el devenir de la nueva arquitectura podría afirmarse que su duración en el tiempo fue más allá de lo que la realidad misma admitió. En el caso de la arquitectura de Gropius sus realizaciones se extienden por el mundo sin que sus influencias fuesen siquiera calculadas. Solo basta observar el campus de la Universidad Nacional de Colombia, “donde sus servicios recuerdan las formas blancas ortogonales con vanos rectangulares puristas de la Bauhaus de Dessau, si bien aquí tiene la diferencia de ser estrictamente simétricas con una jerarquización volumétrica que sigue las pautas de Schinckel o de Perret, sus principales autores son Leopoldo Rother, Erich Lange y Bruno Violi, todos traídos al país por gobiernos liberales.”[4]




[1] TRUJILLO, Sergio. Gropius y la Bauhaus. Estudios de la obra de Walter Gropius con motivo del centenario de su nacimiento.
[2] GROPIUS, Walter. The new architecture and the Bauhaus. Estados Unidos de América. 1965. Pag. 15
[3] BENEVOLO, Leonardo. Historia de la arquitectura moderna. Barcelona. 1979. Editorial Gustavo Gil. S.A. Pag. 469
[4] NIÑO, Carlos. Vigencia de la Bauhaus. Estudios de la obra de Walter Gropius con motivo del centenario de su nacimiento.
























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