domingo, 16 de febrero de 2014

Guillermo Bermùdez, Colombia, (1924-1995) Casa Bermùdez

POR: ANGELICA GIL CIFUENTES



Centro internacional de Bogotà.

La era de la arquitectura moderna llegó a Colombia durante los años 40. A lo largo de esta década y las posteriores, surgieron cambios sustanciales en la forma de percibir y enseñar la arquitectura en el país. Junto con el conocimiento de obras de los modernos europeos como Le Corbusier, los preceptos utilizados hasta entonces en las escuelas de arquitectura se vieron profundamente transformados. Desde elementos tan simples como la aparición de un nuevo modelo de casa (como en el caso de la Casa Bermúdez), donde se elimina la tipología de claustro para dar lugar a una unidad compacta, hasta variaciones de mayor envergadura como es la concepción de las formas de los grandes edificios, las escuelas de arquitectura se adaptan a los nuevos modelos llegados de fuera, y comienzan a ponerlos en práctica en las ciudades colombianas. 

En esta fotografía se puede apreciar cómo lucía el centro de Bogotá en los años 70: 

“En el primer plano al centro, el conjunto Bavaria de Obregón y Valenzuela: a la derecha, la Flota Mercante de Cuellar, Serrano, Gómez y HanzDrews; al fondo, varios edificios de Cuellar, Serrano, Gómez; al fondo, ala izquierda, las Torres del Parque de Salmona y a la derecha, el edificio Avianca de Esguerra, Sáenz y Samper.”[1]

De esta manera, se observa la magnitud del cambio al cual ha sido sometida Bogotá, la cual pasó en cuestión de dos décadas de ser una ciudad pequeña, con muchos elementos arquitectónicos tradicionales y construcciones de poca escala, a una ciudad que gozaba de sus primeros rascacielos (como en el caso del Edificio Avianca, con 37 pisos). 

Estas edificaciones corresponden, con mucha evidencia, a la concepción moderna de la arquitectura, específicamente a la consigna propuesta durante el neoclasicismo europeo (años 1800) según la cual se deben diseñar las construcciones según las “formas del tercer tipo”, facilitando así la “conveniencia y economía” que debían ser propias al diseño arquitectónico[2]

Al fondo de la imagen se pueden observar los cerros orientales, donde se encuentran los referentes turísticos de la ciudad: La Parroquia de Monserrate y el Cerro de la Virgen de Guadalupe. Un poco más a la derecha, sin embargo, se observan los barrios de invasión de la ciudad. 

Sin duda alguna esta imagen es una clara representación de las profundas transformaciones que dieron paso a la modernización de Bogotá, como una transición hacia la ciudad tal cual la conocemos hoy en día 


Centro Internacional de Bogotá, Eduardo Samper Martínez.(1970 aprox.) 
Arquitectura Moderna en Colombia, Época de oro:SAMPER MARTÍNEZ, Eduardo. (2000).Bogotá: Diego Samper Ediciones. Pág. 30-31.




[1]SAMPER MARTÍNEZ, Eduardo. (2000). “Arquitectura Moderna en Colombia, Época de oro”. Bogotá: Diego Samper Ediciones. Página 30-31. 
[2]BENÉVOLO, Leonardo. (1960). “Historia de la arquitectura moderna. Volumen primero”. Bari: Editorial Laterza. Pág. 58




La casa Bermùdez en la modernidad Colombiana.


La casa Bermúdez puede, por muchas razones, considerarse como un hito en lo que concierne a la arquitectura en Colombia, desde sus características más generales hasta las minuciosidades de su decoración, esta casa rompe con los esquemas de vivienda existentes hasta el momento en Colombia. 

Para realizar una reconstrucción de la casa, es necesario comprender su esencia y las metas que perseguía Bermúdez en el momento de hacer su diseño. Lo primero que se debe comprender es que la casa pretende ser un hogar, en todo el simbolismo de la palabra, y para lograr esto, se vuelca hacia su interior, creando una separación con el espacio público de la calle. El jardín interior es entonces una parte predominante en la comprensión de esta vivienda, puesto que es hacia él hacia donde se dirigen todas las actividades. La zona social posee una estrecha relación con el jardín, la cual se hace explícita por la aparición de grandes ventanales que dejan penetrar visualmente la naturaleza en el espacio interior. La fachada principal, por el contrario, se cierra a la calle por medio de un muro, y crea un antejardín entre este último y la fachada de la casa, mucho más austero que el jardín interior.[1]

Al realizar la reconstrucción de esta casa, se puede presentar alguna dificultad en la comprensión de las circulaciones de los espacios, pues los espacios dispuestos para estas son mínimos y en algunas ocasiones incluso se encuentran mezclados dentro del espacio de donde se realizan otras actividades del hogar. La ampliación de la casa, en donde aparecen la habitación principal y la biblioteca, posee en cierta medida una estética diferente a la de la primera etapa de la casa pues no se encuentra debajo de las bóvedas que encierran los primeros espacios. Sin embargo, no es difícil reconocer la casa como unidad al encontrar en la habitación principal una división similar a la que se encuentra en la zona social y que sirve a la vez como división entre sala y comedor, y entre el cambio de nivel. 






[1] O’BYRNE OROZCO, María Cecilia; La casa Bermúdez Samper, 1952-1960. Dearq. (Uniandes), Diciembre de 2010. (Tomado de http://dearq.uniandes.edu.co/sites/default/files/articles/attachments /dearq_07_-_06_obyrne.pdf) 




La construcción de un ambiente interior.


La Casa Bermúdez es un hito en la arquitectura de Colombia, no sólo por su contexto histórico, el cual está lleno de innovaciones en este campo, sino también por la mirada particular que ofrece Guillermo Bermúdez en lo que se refiere a la transformación y reinterpretación del concepto de vivienda. 

En efecto, Bermúdez, en esta que es su primera obra reconocida en el ámbito de la vivienda, implanta de manera contundente el concepto de espacialidad dinámica, abriendo los espacios y logrando relaciones al interior de las zonas sociales principalmente. Sin embargo, también se puede observar una estrechísima relación entre la habitación principal (correspondiente a la primera ampliación de la casa) y el jardín interior. 

Según Charum, la arquitectura de Guillermo Bermúdez se puede dividir a lo largo de su evolución en tres etapas: La primera, denominada Hacia el interior, consiste en el diseño de las casas mediante volúmenes platónicos, con espacios diferenciados pero aún sin una claridad suficiente en las relaciones espaciales. A esta etapa corresponde la Casa Bermúdez. La segunda etapa, denominada En el interior, pone de manifiesto un avance en la constitución de las relaciones espaciales y sus articulaciones. La tercera etapa, llamada Desde el interior, consolida formalmente un sistema de relaciones espaciales que articula claramente los espacios dentro de la edificación.[1]

La casa Bermúdez, así, se nos presenta como el comienzo de un planteamiento arquitectónico que caracterizará al arquitecto en el futuro de su carrera. En esta casa en particular se confirma la pertenencia a la etapa de Hacia el interior pues sus espacios están muy claramente volcados hacia el jardín posterior, aislando la casa de la calle y volviéndola una construcción introvertida. Este aspecto se refuerza aún más por el antejardín de 6 metros y medio, en el cual la vegetación es mucho más austera que en el jardín posterior, y por el muro que aísla totalmente la casa y cierra la vista hacia y desde el exterior. 

La zona social se vive como un ambiente abierto, y sólo diferenciado virtualmente por el antepecho y la escalera que distancia el comedor de la sala-biblioteca. Así mismo, posee una doble altura que deja entrar el sol por la parte superior de los espacios, logrando una iluminación algo indirecta y distribuida. Aquí se observa claramente cómo las circulaciones no han sido completamente definidas, al observar que la salida hacia el jardín posterior de da por el comedor. En la primera etapa de la casa, existe una biblioteca en la sala, la cual luego de añadido el módulo sur a la casa, se convierte también en un espacio de circulación. 

Por su parte, en las habitaciones existe una diferenciación entre la espacialidad de la habitación principal y las secundarias. En la habitación principal, es predominante la relación establecida con el jardín posterior, que invita a este último a introducirse al interior de la vivienda. La habitación, como se observa en la fotografía, es un espacio amplio, dominado por colores fuertes como el rojo y su contraste con el verde del jardín. Se crea un pequeño estar entre la zona de descanso como tal y el jardín, el cual crea una transición entre interior y exterior. 

Las habitaciones secundarias, por su parte, obedecen a un criterio mucho más tradicional de habitación compacta, con un acceso distribuido por un hall. Las habitaciones no obedecen de manera tan predominante al concepto de introversión de la vivienda como la zona social, pues dos de ellas están orientadas hacia la fachada principal de la casa y la tercera se sitúa encima de la cubierta de la ampliación de la zona de servicios. 

Por último, en el diseño de la casa es predominante la presencia de un porche sobre el acceso principal, el cual tiene a la vez la función de garaje y de acceso peatonal cubierto. Estas dos funciones se diferencian mediante la presencia de tres escalones en el lado derecho, frente a la puerta de entrada, en el camino peatonal. 

Como elementos adicionales, el mobiliario de la casa obedece a los preceptos de modernidad, logrando mayor confort al interior de la misma, y reforzando una vez más la ruptura de esta obra con la arquitectura realizada hasta entonces. 

La chimenea también juega un papel importante dentro de la casa pues alrededor de ella se desarrolla el principal espacio social: la sala. La chimenea, que en un comienzo estaba planteada para ubicarse en el centro de la sala, se ve desplazada hacia uno de los extremos, generando una mayor sensación de hogar, de acogimiento[2]

La casa, tomando en cuenta los factores analizados, nos presenta una visión innovadora en la forma de concebir la manera de habitar una vivienda, pues rompe con los conceptos hasta entonces vigentes en cuanto a arquitectura se refiere. La habitación no solo se ve introvertida, sino que también establece una relación interior-exterior muy confortable para quien habite el espacio. 


 La habitación de la casa Bermúdez
Tomada de http://www.flickr.com/photos/alisarincrimson/328248708/ el 19 de noviembre de 2013.



[1] CHARUM, Memet (2009). “Itinerario interior: El espacio doméstico en la arquitectura de Guillermo Bermúdez”. Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Artes, Colección Punto aparte. Pág. 9-10.
[2]O’BYRNE OROZCO, María Cecilia; La casa Bermúdez Samper, 1952-1960. Dearq. (Uniandes), Diciembre de 2010. (Tomado de http://dearq.uniandes.edu.co/sites/default/files/articles/attachments/dearq_07_-_06_obyrne.pdf)



La modernidad y la trasnfiguracion del espacio domestico.


Como hemos visto a lo largo de los precedentes ejercicios, la Casa Bermúdez posee una importancia arquitectónica clave para la comprensión de la llegada y evolución de la arquitectura moderna en Colombia. Luego de haber analizado la relación de cada uno de los espacios así como cada uno en particular, nos concentraremos ahora en el mobiliario de la vivienda. En efecto, si bien la casa en sí comunica mucho del espíritu moderno, su mobiliario juega con un contraste entre el modernismo y épocas anteriores, característica importante para Bermúdez: 

“Para Bermúdez, un mueble no era sólo un objeto de uso, era ante tdo un portador de historias, una especie de registro del paso del tiempo sobre el cual recae la responsabilidad de mantener viva la memoria de los tiempos pasados. Así, es posible tener al interior de un espacio una particular colección de muebles, de diversas épocas, y eso es lo que hace de la casa lo que es: un hogar.”[1]

De esta manera, observamos que los espacios de la casa muestran una pluralidad en cuanto a sus elementos decorativos y mobiliarios. En el área del salón se observan diferentes ejemplos según la época; en una de las fotografías (ver anexo 1), se puede apreciar a Bermúdez junto con su esposa en la sala, donde se encuentra un sofá de cuero probablemente inspirado por el modernismo de la Bauhaus, con formas rectangulares que hacen referencia a los ángulos rectos y a la funcionalidad que perseguía este movimiento; a su lado, se encuentra una mesa redonda igualmente de inspiración moderna, en madera y con sus patas estilizadas. En contraste, vemos a Bermúdez sentado en una silla cuyo estilo no sigue las formas del modernismo, con patas anchas y bajas y cuyos cojines poseen motivos que no parecen pertenecer a dicho movimiento. 

Esta imagen parece corroborar lo dicho por Bright acerca de la atmósfera en las casas de Bermúdez, cuyas características proporcionan parte del encanto propio a dichas obras: “(Las casas de Bermúdez) han sido dispuestas de manera tal que la apropiación de las mismas es de características casi simbólicas: el mobiliario, los habitantes y la casa son una misma cosa.”[2]

Tanto la silla como la mesa circular están hechas en madera, teniendo la silla un mayor detalle en el tallado, el cual corresponde más a un tallado apropiado para una silla isabelina; por el contrario, la mesa pertenece claramente al estilo moderno, y su tallado se esmera en lograr la esbeltez y la “vaporosidad” propias de la Bauhaus, así como la utilización de la forma pura del círculo. El diseño puede ser una variación de un modelo de ebanistería de Breuer, director del Taller de ebanistería de la Bauhaus.[3]

La casa en sí crea un vínculo con el mobiliario, poniéndolo en evidencia gracias a algunos de los preceptos modernos igualmente aplicados en ella: Los muros blancos, creando, a través de los ventanales, interiores llenos de luz. Así mismo, se le da una identidad particular a cada espacio de la casa, ya sea mediante el mobiliario, la decoración, el tipo de piso utilizado e incluso los colores. Esto es una referencia a lo promulgado por Mackintosh con respecto al desarrollo de los interiores en las viviendas modernas.[4]

En conclusión, Bermúdez quiere generar en sus casas una fusión entre la tradición y lo nuevo, lo moderno, fusión cuyos resultados se muestran muy positivos, pues contribuyen a una mayor apropiación de la vivienda por parte del habitante, quien los utiliza como una herramienta mediante la cual se relaciona con la casa y con cada espacio en particular. Bermúdez toma provecho de las cualidades de cada movimiento y los combina de tal forma que generen una identidad que lo identifica a él en cada uno de sus proyectos. 

Fotografía de los dueños de casa: Graciela Samper y Guillermo Bermúdez en el salón de su casa. Archivo Bermúdez (Propiedad de El Tiempo, archivo. 15 de sept. 1964).



[1] Pedro Juan, BRIGHT SAMPER. (2006). “La construcción de la intimidad: Casas de Guillermo Bermúdez Umaña 1952-1971”. Bogotá: Editorial Punto Aparte. Pág. 51.
[2] Pedro Juan, BRIGHT SAMPER. (2006). “La construcción de la intimidad: Casas de Guillermo Bermúdez Umaña 1952-1971”. Bogotá: Editorial Punto Aparte. Pág. 87.
[3] Ute ACKERMANN; Olaf ARNDT; Christoph ASENDORF;…. (1999). “Bauhaus”. Colonia (Alemania): Editorial Könemann. Pág. 322.
[4] Pedro Juan, BRIGHT SAMPER. (2006). “La construcción de la intimidad: Casas de Guillermo Bermúdez Umaña 1952-1971”. Bogotá: Editorial Punto Aparte. Pág. 33.


Planos.



Plantas, cortes, fachadas y localización de la casa del arquitecto Guillermo Bermúdez. 
Arquitectura Moderna en Colombia, Época de oro:SAMPER MARTÍNEZ, Eduardo. (2000).Bogotá: Diego Samper Ediciones. Pág. 104-105. 



_________________________________________________________
POR: DANIELA CAROLINA GACRÍA ROJAS



De la tradición a la modernidad.


Resulta imposible describir cualquier aspecto de Bogotá durante la década de los 50, sin hablar de modernidad. A su vez, hablar de modernidad significa mirar atrás y reconocer los procesos históricos que transformaron a Bogotá en un claro ejemplo de ciudad moderna. ¿Cómo no detenerse a pensar en los contrastes entre lo tradicional y lo moderno que se han hecho evidentes en la ciudad? Lo cierto es que, como dice Benévolo: “El movimiento moderno es […] una experiencia revolucionaria que consiste en una revisión completa de la herencia cultural pasada”[1]

Si bien para 1950 muchas naciones ya estaban entrando en la era posindustrial, Colombia estaba lejos de tener un sistema de producción donde el sector de servicios primara sobre el sector industrial. Es más, el modelo de producción tradicional y rural apenas estaba perdiendo relevancia para darle cabida a un modelo más urbano e industrial. De esta forma, resulta importante entender por qué la industrialización sucedió de forma tardía en Colombia. En Europa, la modernidad, recién engendrada por la Ilustración, se vivió desde finales del siglo XVII, cuando la población crecía (debido a “avances de las técnicas agrícolas, higiénicos y tecnológicos”)[2] y con ella la demanda de bienes y servicios. Esto generó un aumento de la oferta laboral en la ciudad, y por esta razón el éxodo del campo a los cascos urbanos era intenso. En Colombia todo eso sucedió más de dos siglos después, porque estas doctrinas liberales propias del Siglo de las Luces europeo sólo pudieron llevarse a cabo a mediados del siglo XX: cuando los gobiernos liberales triunfaron (y con ellos la modernización) sobre una hegemonía conservadora de casi 50 años. De 1930 a 1960, el país experimentó una carreara modernizadora en todo su ser, protagonizada principalmente por Bogotá. 

Pero no sólo la voluntad política favoreció este proceso, sino que de nuevo los procesos históricos se confabularon: a la idea de poner a Bogotá a la vanguardia de las metrópolis europeas, lo que implicaba su renovación, se le sumó la destrucción masiva durante las revueltas del Bogotazo en 1948. Esto, puede decirse, aceleró los procesos constructivos en la ciudad ¿Cómo no hacer construcciones modernas en una ciudad sumergida en el caos, casi destruida y con varios terrenos vacíos en los cuales se podían levantar nuevos edificios? Sin mencionar todos los terrenos adquiridos por la expansión de la ciudad. 

En este sentido, teniendo nociones sobre cómo Bogotá vivió una transición de ciudad tradicional a ciudad moderna, cabe analizar la imagen bogotana: esa puesta en escena modernizadora que se observa en la foto, donde son visibles los lineamientos de la arquitectura moderna en la construcción. Esta imagen y estos procesos históricos tras ella, permiten cuestionarse sobre lo revolucionario que antaño fue este conjunto residencial, no sólo el primero de dicha naturaleza en el país, sino también, la primera manifestación de arquitectura moderna en Colombia. Nunca antes, en esta nación, se había visto la vivienda, la moderna “máquina para habitar”, como un complejo multifamiliar -y mucho menos en altura-; que contrasta con la construcción prolífica de arquitectos colombianos durante la misma época, de casas de tipología y función tradicional, pero modernas en su diseño y forma. Es entonces, en mí opinión, el Centro Nariño una claro símbolo de la modernización de Bogotá, un hijo de las ideas para el Plan Director que formuló Le Corbusier en sus visitas a esta ciudad. 

Así pues, esta fotografía no sólo trae consigo las imágenes ahí perceptibles a simple vista, una edificación en su proceso constructivo. La imagen posee una carga simbólica e histórica de la evolución de lo tradicional hacia lo moderno, cambio que dista de ser abrupto. La modernidad acoge a los procesos que la preceden, y no sólo estructura ciudades y levanta edificios, sino que construye una nueva escenografía donde el ciudadano.

Construcción del Centro Urbano Antonio Nariño (CUAN), German Telléz 1954. https://encrypted-tbn2.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcToMmhkzMlZdBqUyb22rffGeE4wIBxJoehR6rh-5s43U4U-rfW9. 28 de septiembre de 2013. 


[1] BENEVOLO, Leonardo. (1963) “Historia de la arquitectura moderna”. Madrid: Tarus ediciones, pág. 11
[2] BENEVOLO, op. cit., págs. 101-107.





El relato a través de la casa.


La Casa Bermúdez es uno de los proyectos más discutidos, estudiados y publicados del país, por lo cual obtener información sobre ella no ha sido difícil.

He consultado principalmente el libro Arquitectura moderna en Colombia, de Eduardo Samper, donde se encuentra una pequeña reseña de la casa, así como una copia de los primeros planos de la casa. 

También he consultado el artículo La casa Bermúdez-Samper, 1952-1960 de María Cecilia O’Byrne Orozco, donde analiza proyectualmente La Casa Bermúdez. 

El principal problema al elaborar el modelo fue el manejo de la escala, pues el cartón Basic tiene un grosor menos a un milímetro, por lo cual manejar las medidas con exactitud es difícil. 

Otro problema con respecto a la escala, es el tamaño de la maqueta, pues las dimensiones de la casa con muy pequeñas y al trabajar el modelo a escala 1:100, esta es muy pequeña.

Finalmente, las variaciones y cambios que hizo el arquitecto a la casa durante la obra, generan discrepancias entre los planos disponibles. 

Aporte:

El principal aporte de Guillermo Bermúdez a la arquitectura moderna es la interpretación acertada que logra hacer del movimiento moderno hacia la cultura y el espacio en el que se ubica la casa. También, es relevante resaltar la simplicidad del diseño, que demuestran el gusto del arquitecto por una geometría pura e higiénica. 




Ser en la medida de habitar.


Habitar es la actividad humana por excelencia, es un verbo esencial en el acto de existir, pues está ligado directamente al hecho de vivir, de ocupar un lugar en el mundo. La RAE, sólo da una definición para Habitar, y esta es una traducción del latín habitare, que significa vivir o morar. Pero sin duda, este término es un amplio concepto, complejo de describir. 

Habitar es una palabra que no sólo le corresponde estudiar a arquitectos y urbanistas, entender el acto de habitar es responsabilidad de varias áreas del saber, porque es un hecho que trasciende las condiciones físicas: crea arraigos a los lugares, permite el entretejimiento de relaciones sociales y modifica, condiciona o, todo lo contrario se ve modificado y condicionado por las funciones humanas; así pues, abre campos y posibilidades a lo filosófico, psicológico, metafísico, sociológico, ontológico y espiritual, es más, habitar es un tema del cual todos los humanos deberían tener amplio conocimiento, pues claro está, todos al existir, están habitando. Pero en términos arquitectónicos, habitar, parte de la creación de mundos dentro de este mundo preexistente, reconociendo el trato que el ser humano establece con esos dos mundos, que podrían diferenciarse como externo e interno, respectivamente. 

El acto de habitar afianza la identidad hacia un lugar, pues se podría pensar que sin el lugar es imposible habitar, pero que sin habitar no existe tal lugar, porque: ¿Qué es un sitio sin usuarios? Esto establece una relación de causalidad inversa, mostrando dos elementos primordiales en el acto de Habitar: El lugar y quien lo habita. 

En este sentido, sale a la luz, ese largo y antiguo debate en el mundo de la arquitectura, que discute si la función precede a la forma o viceversa. Lo cierto es que, si se está planteando una relación de causalidad inversa, no se puede aseverar que una precede a la otra, sino que son simultáneas, pero no puede negarse que, en ocasiones, una sí condiciona a la otra; más aún cuando se quiere tratar el sentido del habitar moderno, porque sin duda, estando marcado por los lineamientos del Movimiento Moderno, el funcionalismo y racionalismo, que conciben espacios completamente planeados, determinados por la función que en ellos se va a llevar a cabo. 

Es así, como durante las primeras décadas del siglo XX, los arquitectos modernos, plasmaron su propia idea de habitar en sus obras, de forma especial en las que, precisamente, ellos mismos habitarían: sus casas. En este orden de ideas, aparece La Casa Bermúdez, diseñada, construida y habitada por el arquitecto colombiano Guillermo Bermúdez durante la década de los 50. Esta casa, una de las primeras y más importantes muestras de la arquitectura moderna en Colombia, ubicada en el norte de Bogotá, se ha convertido en una casa manifiesto y en un gran exponente de los ideales del Movimiento Moderno y de la casa tradicional Bogotana, pero al mismo tiempo, fue la residencia de la familia Bermúdez, porque fue concebida así, como una casa por habitar. 

La Casa Bermúdez es sencilla, pura, moderna… Es un manifiesto de la arquitectura moderna residencial colombiana, una casa influenciada completamente por el estilo moderno precedente en Europa, pero su arquitecto logró adaptarla a un país diferente, a un ciudad muy distinta a las urbes europeas y a una cultura que hasta ahora estaba experimentando, en sus justas proporciones y en otros términos, la modernización. 

Es así, como el principal objetivo de Guillermo Bermúdez, construir una casa para él y su familia, se convirtió en un hito en la historia de la arquitectura colombiana; esto lleva a preguntarse ¿Qué es la casa Bermúdez? Es sólo eso, una casa; y es que la vivienda, en general, no solo es el núcleo de la ciudad, sino que, siendo la tipología manifestación del movimiento moderno, es una pequeña ciudad moderna en sí misma, porque en ella se contienen las actividades y necesidades planteadas en la Carta de Atenas para la ciudad moderna: Habitar, circular, trabajar y recrear. Sin embargo, yo pienso, que habitar es la actividad primordial, no solo de la sociedad moderna, sino que siempre ha sido un acto latente en los humanos, y que las otras tres actividades se derivan de ella. 

Habitar en el mundo moderno implica vivir en comunidad, establecer relaciones con el entorno y con la gente, dar primacía a la vivienda sobre el resto de usos y en ella, manifestar lo higiénico, lo puro, lo geométrico, lo estético y lo funcional. En la Casa Bermúdez, se diferencian y se separan muy bien los espacios según su uso; las intenciones del arquitecto, insinúan un dialogo con el peatón que pasa en frente de esta casa, que invita a ser observada, pero no deja mirarse; es una casa introspectiva, que mira hacía dentro de sí, y que dirige su atención hacía el jardín y hacia el espacio más importante de la casa, aquel que contiene las actividades sociales, y por eso, este espacio es el que aparece en la foto: La sala, la biblioteca, el comedor y la cocina, porque es este espacio el que articula la casa y separa los lugares según su uso. Para Bermúdez, este era el espacio primordial y esencial de la casa, porque es una manifestación del ideal de diferenciar los usos por sutiles cambios, y es allí en un espacio donde se desarrollan cuatro actividades diferentes, que el arquitecto marca las disimilitudes por los cambios de nivel y los materiales empleados en el suelo. 

Entonces, ¿El sentido del habitar moderno es funcionalista? Y si es así, ¿Por qué la Casa Bermúdez es hoy un restaurante y no una vivienda? En mi opinión, los espacios de la casa Bermúdez no sugieren la actividad de un restaurante, porque esta fue concebida estrictamente como una casa y sí, el sentido del habitar moderno va enfocado a la función, a las actividades predeterminadas que el arquitecto planea en sus obras y que dan lugar a que estas materialicen. Así que, es lamentable, que una obra magnífica de vivienda, hoy no esté cumpliendo su función de vivienda ni siendo un motor de actividad. 

Siendo así, resulta el sentido del habitar moderno como una necesidad del hombre y de la sociedad moderna, en la que se fortalecen las relaciones interpersonales, pero se respeta el espacio de cada individuo y de cada función.





De los libros, el racionalismo y el movimiento moderno.


Al pretender estudiar una vivienda a través de su mobiliario o al mobiliario en sí mismo, lo más común (y hasta razonable) sería partir de lo que muchos consideran el corazón de la casa: los elementos que constituyen al acto de habitar propiamente dicho, aquellos que componen el dormitorio, como la cama; o una fuente de calor: la chimenea, que de una u otra forma es símbolo (valga la redundancia) del calor de hogar, sinónimo del “fuego creador” que, desde su descubrimiento, ha reunido a los humanos. 

Y en efecto, La Casa Bermúdez posee una chimenea muy reseñable y peculiar; pero para este caso, y desde mi punto de vista, si se quiere comprender el universo de La Casa Bermúdez se debe partir del estudio de su biblioteca. 

En este sentido, la biblioteca trasciende del papel de mueble, y se transforma en un objeto que identifica al hombre, y que sostiene una carga histórica, que conserva y registra sus memorias. 

Desde un punto estrictamente etimológico, biblioteca, del latín bibliothēca, significa lugar donde se guardan libros; desde el punto de vista “proyectual” o de diseño, biblioteca es un estante con tablas horizontales que sirve para almacenar libros. 

La historia de la biblioteca se remonta a la historia de la escritura misma, que, recordemos, es la que articula la historia de la humanidad, porque el hecho de la aparición de la escritura parte la historia universal en dos. Cuando los libros se escribían a mano y no eran producidos en grandes cantidades, se almacenaban en pequeños armarios que los dueños, en aquel tiempo: los ricos y el clero llevaban consigo. Al acumularse los volúmenes de manuscritos en las casas religiosas o las casas aristócratas, se guardaron en estantes o alacenas, siendo estas alacenas las predecesoras directas de las bibliotecas actuales. Después las puertas de estos muebles fueron desechadas y esto dio inicio a la evolución del librero. Como en un principio los “libros” en realidad eran papiros, se acomodaban de formas distintas; no fue sino hasta la invención de la imprenta, que se redujeron los costos de la producción de libros, y así, dando a más personas acceso directo a tener libros, se empezó a escribir el título del libro en el lomo y a acomodar los libros con el lomo hacia afuera en los las bibliotecas[1]

Los primeros libreros fueron hechos de roble. Y este material es considerado por muchos el más apropiado para la construcción de en bibliotecas elegantes, incluso hoy. 

Respecto a la biblioteca de La Casa Bermúdez, fue planteada desde el inicio de la concepción del diseño de la casa, por el mismo Guillermo Bermúdez, como un mueble empotrado al lado derecho de la puerta principal, que hace parte de aquel conjunto de actividades recreativas y de ocio, que se llevan a cabo en el espacio principal, que coincide con el central, de la casa, ese gran espacio de doble altura bajo las dos bóvedas. Es sólo un simple estante, un gran conjunto de repisas, que años después fue ampliado, y que hoy, siendo la Casa Bermúdez un restaurante, sigue haciendo las veces de biblioteca. 

Es allí donde la biblioteca adquiere importancia: En las dos ocasiones que revistas especializadas en arquitectura publicaron fotos de la Casa Bermúdez, el mobiliario de la sala cambia, todo excepto la biblioteca. En la primera ocasión, en la edición número 67 de la Revista Proa, (mostrada en la primera foto de este ensayo), en la sala aparece una alfombra que delimita el área que van a ocupar los muebles: un diván y un sofá de dos puestos están en los bordes exteriores de la alfombra, y así forman un recinto que incluye una silla mariposa y dos cojines en el suelo. En una versión posterior, publicada por la revista Escala, si bien se continúa con la misma forma de amoblar el espacio, el sofá es cambiado por unas poltronas de cuero[2]

En este sentido, es notorio el cambio de las tipologías y de los estilos, y lo efímero de las tendencias según va cambiando la época, sin embargo había algo que perduraba y era la biblioteca, que se usó antaño y seguiremos usando, y más aún si se trata de una vivienda moderna, porque ¿Qué representa la racionalidad más que el conocimiento? Y es la biblioteca un vasto contenedor de conociendo. 

La biblioteca de la Casa Bermúdez es racional, ortogonal, dilatada y dividida en cuadrantes, y es a partir de estas características que se relaciona con la casa, con la obra del arquitecto y con Guillermo Bermúdez en sí mismo. 

Pedro Bright ha estudiado las operaciones constantes de las casas diseñadas y construidas por Bermúdez, características análogas a las de la biblioteca descritas anteriormente, como: Confinar entre muros el lindero del predio; dilatar loas accesos ampliando el antejardín; dividir la planta en cuadrantes, cuyo centro es el vestíbulo de entrada y las escaleras; dispone la sala en el centro, gozando de la mejor ubicación y visuales. Todo esto con la intención de hacer íntima la vivienda y de aislar la casa del ajetreo de la ciudad. 

Para Bermúdez, el lugar era determinante en el proyecto, daba gran trascendencia al dónde lo situaba y lo que significaba cambiarlo de posición, así como la biblioteca que si no estuviera en un espacio tan jerárquico no sería tan relevante[3]

Para terminar, la casa Bermúdez y la biblioteca, resumen y unen lo que Guillermo Bermúdez describe como la labor del arquitecto: una síntesis equilibrada entre la utilidad y la creación, la función y la forma. En palabras del propio Bermúdez: “La vivienda debe ser una obra que sin dejar de ser útil, tengan la capacidad de emocionar y hacer vibrar”[4]


[1] RODRIGUEZ, Ramón. Breve Historia de la arquitectura. Taschen. 2006
[2] BRIGHT SAMPER, Pedro Juan. La construcción de la intimidad: casas de Guillermo Bermúdez Umaña
1952-1971. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2006.
[3] CHARUM, Memet. Itinerario interior El espacio doméstico en la arquitectura de Guillermo Bermúdez. Universidad Nacional de Colombia, 2009.
[4] http://dearq.uniandes.edu.co/sites/default/files/articles/attachments/dearq_07_-_06_obyrne.pdf


Planos.





SAMPER, Eduardo. (2000). “Arquitectura moderna en Colombia” Bogotá: Diego Samper Ediciones, pág. 104

Collage.


No hay comentarios:

Publicar un comentario