miércoles, 19 de noviembre de 2014

Casa Uriach, L’Ametlla del Vallès, Barcelona, 1961. José Antonio Coderch



Casa Uriach, L’Ametlla del Vallès, Barcelona, 1961.
José Antonio Coderch
Por: George Herrera
“Su apuesta ética no niega el disfrute de los sentidos y la razón; simplemente los pone en su lugar y, sobre todo, enfrenta a los arquitectos a su verdadera, fascinante y limitada tarea.” (Diez, 2006,  p.28).

Una racionalidad sin prejuicios
Rodeado de una cultura conservadora como lo es la de la sociedad barcelonesa en la que vivió,  José Antonio Coderch desarrolló su arquitectura evolucionando constantemente, en la posguerra que, apenas en los inicios de la década del sesenta empezaba a liberarse del aislamiento internacional provocado por la dictadura franquista. Pero la gran coherencia interna al pensar su arquitectura da por superados estos límites temporales y geográficos que le contienen, superando incluso su misma idiosincrasia, sin embargo las bases de su sentido común están dadas por la tradición que  le concibió, “Las primeras obras domésticas de Coderch parecen desarrollarse a partir de la arquitectura popular catalana e, incluso a veces, literalmente de la misma tierra” [1], posteriormente sus proyectos de vivienda se desarrollarán en el marco de la  influencia italiana, de allí parece extraer una sintaxis doméstica afín con la obra de Ignazio Gardella[2], además de incluir en su trabajo referencias puntuales de Mollino y su mismo mentor Gio Ponti. Sus contactos establecidos con el mundo academicista fueron efímeros, aunque hizo parte del grupo R que en la Barcelona de los cincuenta se proponía propagar la arquitectura moderna, también fue miembro destacado del Team X al que fue presentado por Josep Lluís Sert, grupo que consideraba los principios postulados por el CIAM cómo ampliamente superados por la realidad emergente alrededor del mundo, en particular en los países de la Europa de la posguerra, por tanto buscaban la redefinición de las tesis del movimiento moderno[3];  él se dedicará entonces a un trabajo objetivo, para alejarse de la idea de formar un nuevo estilo. Generó proyectos con cierta connotación bucólica, evocando un habitar sencillo con la naturaleza como protagonista, a la vez combina el lujo reducido a su expresión de confort, sumando la serenidad y sobriedad de su trabajo objetivo, que no abandona un matiz hedonista visto desde sus primeras casas.
Para entender cualquiera de sus obras se requiere de una visión dentro su contexto geográfico inmediato, al igual el contexto cultural y técnico, este último ligado a los materiales y métodos constructivos que provee el lugar; se necesita ver el conjunto en general para dar entendimiento a la organización del programa, incluyendo la topografía, el entorno y la asoleación. Factores específicos dotados por el lugar, técnicos y de la función ligada a su entorno, marcarán el rumbo en cada obra de Coderch. Es preciso también entender  la forma como resultado de la suma de esos factores que no están prefigurados por el gusto de determinada persona, pero si acepta los factores de una cultura en un momento específico cómo determinante aceptable, por ejemplo los métodos constructivos, “estos sistemas formales derivan de la aceptación de la tradición popular y de los criterios más genéricos en construcción”[4]. Su posición entonces es firme en cuanto la tradición define todo dentro de una sociedad en la cual no debieran generarse individualismos, mostrando su rechazo por cualquier concepto estilístico, innecesario mientras se derive del gusto. “El objetivo común, el bien de la sociedad, impide la uniformidad, pues la atención a lo concreto evita la repetición y asegura el cambio verdadero, opuesto a la inmovilidad o dispersión en que se traducen los dogmas formalistas”[5].  Él toma  lo que la sociedad acepta como correcto, yendo de la mano de un momento y lugar específico, sin adelantarse al hecho ni a los medios locales, alejándose de formalismos académicos, pretendiendo enfocarse en la solución objetiva del problema en específico; su arquitectura se basada en esta ética de respeto por los factores intrínsecos que conlleva un programa, y este no puede entrar en conflicto con el entorno social ni cultural.
La obra de Coderch está dentro de un marco ético, conservador y racionalista. Para él no es correcto concebir el progreso cómo una cuestión de realización personal, para que se dé tiene que haber desapego de cualquier cuestión que implique individualismo, así no abandonar los valores esenciales de la humanidad,  cómo lo ha de manifestar en su profunda admiración por la cultura arquitectónica finlandesa:
“La arquitectura finlandesa me produce siempre una gran admiración, tanto por las realizaciones particulares de sus arquitectos más destacados y conocidos como por la obra conjunta de todos ellos. Y quizá sea esto último, tan meritorio y tan de difícil de conseguir, lo más importante, porque revela la existencia en ese país de un gran número de arquitectos que respetan los valores esenciales del hombre y del mundo que nos rodea. Saber tener en cuenta estos valores es ya, por de pronto, adoptar la única postura correcta (ética más que estética) en el ejercicio de nuestra profesión.”[6]
Para él la arquitectura sirve a la sociedad, de manera que el individuo aislado no puede hacer un trabajo enteramente social, puesto que este debe ser colectivo. Su posición recuerda la de Loos cuando rechaza que lo característico, lo representativo de una cultura sea un añadido, una peculiaridad figurativa ajena a sus elementos básicos, rechaza la discusión sobre estilo, aceptando lo popular cómo una racionalidad primera[7].
La plasticidad, un resultado.
No podríamos citar un sólo referente para entender de donde surgen las ideas para un proyecto genial y carismático que es la casa Uriach, con sus sencillas formas que no pasan desapercibidas sin ser demasiado llamativas, formas producto de una acertada configuración espacial, que a su vez esta dada por un profundo entendimiento del problema inicial, el habitar, que soluciona eficientemente con los medios contemporáneos y tradicionales, pues Coderch no pretende inventar nada, simplemente recoge las ideas que el tiempo le proporciona, para al final evocar la arquitectura mediterránea como un hecho final, “la particularidad visual del solo vendrá dada por la complejidad del programa y del terreno, sin ningún referente figurativo o nostalgia hacia el pasado”[8] basada en su propio juicio, su sentido común y  los conceptos de sus contemporáneos modernos. La distribución difusa que configura la casa en L respecto la terraza-solar, y la misma gran sala que gira en torno al hogar acude al paradigma usoniano adoptado del Frank Lloyd Wright de la década de 1930;  la configuración material corresponde a las técnicas tradicionales de construcción en crujías para dar libertad espacial, con los medios constructivos locales, que facilitarán en un conjunto blanco la concepción tradicional mediterránea. Es evidente también la influencia de Le Corbusier al definir los recorridos internos en una promenade architecturale, que ayuda a acoplar el proyecto a la topografía implícita, además de crear un agradable recorrido por el pasillo de las habitaciones ; Coderch usará estas herramientas compositivas y constructivas ligadas a la disposición  topográfica, para así definir la distribución del programa, sumado el factor de asoleación, que dará la pauta para establecer la posición de las seis habitaciones a lo largo del proyecto, desde su ingreso al norte, dirigiendo sobre un eje que les comunica hacia el sur; procede a fragmentar el pasillo para así lograr retranquear tres habitaciones a cada lado, lo suficiente para generar las aberturas de luz que van de piso a techo en un gesto de interacción con el entorno, reflejando la luz sobre las paredes contrarias a las puertas, estas horadaciones están internamente enmarcadas, albergan una matera en cada habitación, se cierran con persianas corredizas cómo también en las áreas sociales, permiten que las habitaciones del alero este, donde se encuentra la habitación principal, reciban la luz de la mañana , mientras que las tres pequeñas habitaciones del alero oeste reciben el sol de la tarde. La composición retranqueada de las habitaciones es de gran fuerza, dada la topografía, sus trazos prácticamente definen el proyecto, y le darán en adelante un sello de carácter plástico a las obras de Coderch, como resultado del análisis de la topografía y la asoleación.
El recorrido por la casa es dinámico, se ha determinado mediante vectores de movimiento, “estos vectores señalan en los croquis líneas de direcciones, que son el fruto de una traslación al plano de la búsqueda de una experiencia interior, sobre la que fundamentar la construcción del lugar” [9],  genera de esta manera la transformación espacial continua que se requiere, y desglosa el espacio en  tres áreas funcionales identificadas por Coderch, partiendo del área social que estará siempre en conexión con las áreas de descanso y servicio, que además es el centro inmediato de la casa. El  ingreso de la calle se da por medio de un garaje cubierto y discreto, que no le quita relevancia al vestíbulo, a pesar de marcada diferencia entre estas áreas, este espacio invita a tomar o bien unas escaleras directo a la sala, o un pasillo-escalera descompuesto para dar la continuidad de promenade architecturale, en un primer tramo el pasillo comunica las tres habitaciones más pequeñas, y termina en otro ingreso a la sala, un segundo tramo es desplazado para efectos de la composición, pero antes de seguir el pasillo podemos asomarnos a la terraza por medio de un porche, que es el mismo que va a separar la sala de la terraza, este pasillo de las últimas tres habitaciones es lineal, pero dispone de retranqueos internos que permiten una mejor disposición del baño que atiende las últimas dos habitaciones. El vestíbulo también permite acceder a la zona de servicios sin interrumpir en el área social, esta zona de servicios está relacionada con un generoso patio interno de servicio, que a la vez proporciona luz y ventilación a la cocina, a esta se accede desde el comedor que está articulado con la gran sala, o bien desde la zona de ropas contigua al vestíbulo, además la cocina está conectada con el cuarto de huéspedes o servicio. La gran sala se puede extender al correr las persianas, abriéndose a un gran porche antes  que a la lujosa terraza con algarrobos, el hogar es el centro de este espacio social (posiblemente acudiendo al paradigma usoniano), que a la misma vez separa un estar de la sala. Sin saber la disposición de los vientos, podría pensar que el porche cumple un papel técnico respecto al control climático, ya que en su disposición envolvente no solo controla la sombra, sino que también ayuda a aislar el área social del exterior en días fríos, lo que se podría considerar una casualidad dada la poca información técnica del proyecto, pero en ultimas un logro compositivo para el más adecuado desarrollo del mismo, como siempre lo buscaría Coderch.
Respecto de la estructura Coderch no usa módulos, puesto que estos elementos dependen de una configuración estructural inicial que limitaría la realidad del problema a su definición, es por ello que acude al uso de crujías de trazos paralelos, sistema más eficiente que el de modulación. “La crujía no implica una distancia fija entre muros, aunque como reconoce Coder en la casa Catasús, mejora su rendimiento si las trazas son paralelas”[10]  cómo lo ha de descubrir en la concepción de la casa Catasus, además este sistema permite la integración total de la estructura al proyecto, de manera que está no será deducible a la vista.

A modo de conclusión:
La casa Uriach es entonces  resultado de factores éticos (decisiones acordes a una realidad desde el punto de vista del arquitecto), y recuerda a Loos cuando acevera
 “la arquitectura es un servicio a la sociedad que está por encima de la individualidad (…) el individuo aislado no puede hacer un tabajo profundamente social, que a la fuerza debe ser colectivo. Por eso, Coderch es moderno en esencia, porque rechaza que lo caractreristico, lo representativo de una cultura sea un añadido, una peculiaridad figurativa ajeno a sus elementos básicos, moderno por que rechaza la discusión sobre el estilo, que él identifica con el gusto personal, y por eso su aceptación de lo popular, pero como una racionalidad primera…[11]
 La configuración de este proyecto está basada respecto la asoleación, la topografía, los medios constructivos locales tradicionales, y la integración respetuosa con el entorno, estos factores ligados al programa definen la distribución lógica del mismo; así define una forma, que será mejor en cuanto más libre esté de prejuicios figurativos, sin embargo en la casa Uriach el resultado es escultórico.
Las decisiones compositivas que toma son influenciadas por su experiencia como fotógrafo, lo cual le confiere un enfoque personal al explorar las situaciones en su entorno de una manera gráfica y dinámica, regida por la conjunción de elementos en un solo todo, quizá de esta manera explora las posibilidades del lugar, partiendo de una direccionalidad, de aquellos vectores de movimiento que definen una transformación espacial para trabajar desde el interior sin perder relación con el exterior, y define los limites visuales en función de la actividad, en la cual lo social será el centro de atención.
Sus casas en crujía simulan en el aspecto plástico una modulación espacial, esto ha de representarle un sello personal que, sobre todo después de la casa Uriach, genera un conjunto que visto a distancia adquiere unidad monolítica, y de cerca estas crujías suavizan nuestra recepción de la casa, rompen la fachada en una composición rítmica, y va revelando su disposición interna.
La obra de Coderch entonces es brillante por su desarrollado sentido común, liberador de prejuicios, su fundamentación en aprovechar de la manera más adecuada el conocimiento tradicional, dejando claro el papel del arquitecto en la sociedad, haciendo de este un artesano que usa la experiencia tradicional cómo el factor creativo en servicio de la sociedad, para resolver un problema específico, respetando su entorno compuesto por sociedad y naturaleza.
De él podremos decir que no invento nada, pero nos enseña de manera puntual en cada proyecto cómo partir de factores ya implícitos en el, aprovechando una técnica ya establecida, y buscar siempre la unidad del conjunto, la que le dará en ultimas la forma, el carácter; diferenciando drásticamente construcción y espacio, que para él nunca estarán desmembrados.

Bibliografía.
Sòria, E. Conversaciones con J.A. Coderch de Sentmenat. Murcia. Colegio oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos.
 
Frampton, K. (2006). Casas – Coderch. Barcelona. Editorial Gustavo Gili. 
 
Coderch,  A, J. (1974), Historia de unas castañuelas, Madrid, Nueva forma.
Rosas, J. (1984). Coderch de Sentmenat La casa Ugalde. Santiago de Chile. ARQ.          
Fochs, C. (2007). A Sarrià-Sant Gervasi: Les Cotxeres. Girona. Col-legi d´Arquitectes de Catalunya.
Paez, D. A.  Casa Ugalde - José Antonio Coderch De Sentmenat, 2013, disponible en: http://unalhistoria3.blogspot.com/2014/02/casa-ugalde-jose-antonio-coderch-de.html.
De Rentería, I. (1990). Detalles en la arquitectura de J.A.Coderch. (Tesis doctoral). Universidad Ramon Llull. Barcelona.


[1] Frampton, K. (2006), p.4.
[2] Op. cit, p.6.
[3] Fochs, C. (2000),  p.45.
[4] Diez, R. (2006), p. 25.
[5] Op cit, p 28.
[6] Coderch,  A. J. (1974).
[7] Diez, R. (2006), p 26.
[8] Diez, R. (2006), p. 27.
[9] De Rentería, I. (1990), p 35.
[10] Diez, R. (2006), p. 27.
[11] Op cit, p 26.


TEATRINO



 

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