Casa
Uriach, L’Ametlla del Vallès, Barcelona, 1961.
José
Antonio Coderch
Por: George Herrera
“Su
apuesta ética no niega el disfrute de los sentidos y la razón; simplemente los
pone en su lugar y, sobre todo, enfrenta a los arquitectos a su verdadera,
fascinante y limitada tarea.” (Diez, 2006, p.28).
Una
racionalidad sin prejuicios
Rodeado de una cultura conservadora como lo es la de
la sociedad barcelonesa en la que vivió,
José Antonio Coderch desarrolló su arquitectura evolucionando
constantemente, en la posguerra que, apenas en los inicios de la década del
sesenta empezaba a liberarse del aislamiento internacional provocado por la
dictadura franquista. Pero la gran coherencia interna al pensar su arquitectura
da por superados estos límites temporales y geográficos que le contienen,
superando incluso su misma idiosincrasia, sin embargo las bases de su sentido
común están dadas por la tradición que
le concibió, “Las primeras obras domésticas de Coderch parecen
desarrollarse a partir de la arquitectura popular catalana e, incluso a veces,
literalmente de la misma tierra” [1],
posteriormente sus proyectos de vivienda se desarrollarán en el marco de
la influencia italiana, de allí parece
extraer una sintaxis doméstica afín con la obra de Ignazio Gardella[2],
además de incluir en su trabajo referencias puntuales de Mollino y su mismo
mentor Gio Ponti. Sus contactos establecidos con el mundo academicista fueron
efímeros, aunque hizo parte del grupo R que en la Barcelona de los cincuenta se
proponía propagar la arquitectura moderna, también fue miembro destacado del
Team X al que fue presentado por Josep Lluís Sert, grupo que consideraba los
principios postulados por el CIAM cómo ampliamente superados por la realidad
emergente alrededor del mundo, en particular en los países de la Europa de la
posguerra, por tanto buscaban la redefinición de las tesis del movimiento
moderno[3]; él se dedicará entonces a un trabajo
objetivo, para alejarse de la idea de formar un nuevo estilo. Generó proyectos
con cierta connotación bucólica, evocando un habitar sencillo con la naturaleza
como protagonista, a la vez combina el lujo reducido a su expresión de confort,
sumando la serenidad y sobriedad de su trabajo objetivo, que no abandona un
matiz hedonista visto desde sus primeras casas.
Para entender cualquiera de sus obras se requiere de
una visión dentro su contexto geográfico inmediato, al igual el contexto cultural
y técnico, este último ligado a los materiales y métodos constructivos que
provee el lugar; se necesita ver el conjunto en general para dar entendimiento
a la organización del programa, incluyendo la topografía, el entorno y la asoleación.
Factores específicos dotados por el lugar, técnicos y de la función ligada a su
entorno, marcarán el rumbo en cada obra de Coderch. Es preciso también entender
la forma como resultado de la suma de
esos factores que no están prefigurados por el gusto de determinada persona,
pero si acepta los factores de una
cultura en un momento específico cómo determinante aceptable, por ejemplo los
métodos constructivos, “estos sistemas formales derivan de la aceptación de la
tradición popular y de los criterios más genéricos en construcción”[4].
Su posición entonces es firme en cuanto la tradición define todo dentro de una
sociedad en la cual no debieran generarse individualismos, mostrando su rechazo
por cualquier concepto estilístico, innecesario mientras se derive del gusto. “El
objetivo común, el bien de la sociedad, impide la uniformidad, pues la atención
a lo concreto evita la repetición y asegura el cambio verdadero, opuesto a la
inmovilidad o dispersión en que se traducen los dogmas formalistas”[5]. Él toma
lo que la sociedad acepta como correcto, yendo de la mano de un momento
y lugar específico, sin adelantarse al hecho ni a los medios locales,
alejándose de formalismos académicos, pretendiendo enfocarse en la solución
objetiva del problema en específico; su arquitectura se basada en esta ética de
respeto por los factores intrínsecos que conlleva un programa, y este no puede entrar
en conflicto con el entorno social ni cultural.
La obra de Coderch está
dentro de un marco ético, conservador y racionalista. Para él no es correcto
concebir el progreso cómo una cuestión de realización personal, para que se dé
tiene que haber desapego de cualquier cuestión que implique individualismo, así
no abandonar los valores esenciales de la humanidad, cómo lo ha de manifestar en su profunda
admiración por la cultura arquitectónica finlandesa:
“La arquitectura finlandesa me produce siempre una
gran admiración, tanto por las realizaciones particulares de sus arquitectos
más destacados y conocidos como por la obra conjunta de todos ellos. Y quizá
sea esto último, tan meritorio y tan de difícil de conseguir, lo más
importante, porque revela la existencia en ese país de un gran número de
arquitectos que respetan los valores esenciales del hombre y del mundo que nos
rodea. Saber tener en cuenta estos valores es ya, por de pronto, adoptar la
única postura correcta (ética más que estética) en el ejercicio de nuestra
profesión.”[6]
Para él la arquitectura
sirve a la sociedad, de manera que el individuo aislado no puede hacer un
trabajo enteramente social, puesto que este debe ser colectivo. Su posición
recuerda la de Loos cuando rechaza que lo característico, lo representativo de
una cultura sea un añadido, una peculiaridad figurativa ajena a sus elementos
básicos, rechaza la discusión sobre estilo, aceptando lo popular cómo una
racionalidad primera[7].
La plasticidad, un resultado.
No podríamos citar un sólo
referente para entender de donde surgen las ideas para un proyecto genial y carismático
que es la casa Uriach, con sus sencillas formas que no pasan desapercibidas sin
ser demasiado llamativas, formas producto de una acertada configuración
espacial, que a su vez esta dada por un profundo entendimiento del problema
inicial, el habitar, que soluciona eficientemente con los medios contemporáneos
y tradicionales, pues Coderch no pretende inventar nada, simplemente recoge las
ideas que el tiempo le proporciona, para al final evocar la arquitectura
mediterránea como un hecho final, “la particularidad visual del solo vendrá
dada por la complejidad del programa y del terreno, sin ningún referente
figurativo o nostalgia hacia el pasado”[8]
basada en su propio juicio, su sentido común y
los conceptos de sus contemporáneos modernos. La distribución difusa que
configura la casa en L respecto la terraza-solar, y la misma gran sala que gira
en torno al hogar acude al paradigma usoniano adoptado del Frank Lloyd Wright
de la década de 1930; la configuración
material corresponde a las técnicas tradicionales de construcción en crujías
para dar libertad espacial, con los medios constructivos locales, que facilitarán
en un conjunto blanco la concepción tradicional mediterránea. Es evidente
también la influencia de Le Corbusier al definir los recorridos internos en una
promenade architecturale, que ayuda a
acoplar el proyecto a la topografía implícita, además de crear un agradable
recorrido por el pasillo de las habitaciones ;
Coderch usará estas herramientas compositivas y constructivas ligadas a la
disposición topográfica, para así definir
la distribución del programa, sumado el factor de asoleación, que dará la pauta
para establecer la posición de las seis habitaciones a lo largo del proyecto,
desde su ingreso al norte, dirigiendo sobre un eje que les comunica hacia el
sur; procede a fragmentar el pasillo para así lograr retranquear tres
habitaciones a cada lado, lo suficiente para generar las aberturas de luz que
van de piso a techo en un gesto de interacción con el entorno, reflejando la
luz sobre las paredes contrarias a las puertas, estas horadaciones están
internamente enmarcadas, albergan una matera en cada habitación, se cierran con
persianas corredizas cómo también en las áreas sociales, permiten que las
habitaciones del alero este, donde se encuentra la habitación principal,
reciban la luz de la mañana , mientras que las tres pequeñas habitaciones del
alero oeste reciben el sol de la tarde. La composición retranqueada de las
habitaciones es de gran fuerza, dada la topografía, sus trazos prácticamente definen
el proyecto, y le darán en adelante un sello de carácter plástico a las obras
de Coderch, como resultado del análisis de la topografía y la asoleación.
El recorrido por la casa es dinámico,
se ha determinado mediante vectores de movimiento, “estos vectores señalan en los croquis
líneas de direcciones, que son el fruto de una traslación al plano de la
búsqueda de una experiencia interior, sobre la que fundamentar la construcción
del lugar” [9], genera de esta manera la transformación espacial
continua que se requiere, y desglosa el espacio en tres áreas funcionales identificadas por
Coderch, partiendo del área social que estará siempre en conexión con las áreas
de descanso y servicio, que además es el centro inmediato de la casa. El ingreso de la calle se da por medio de un
garaje cubierto y discreto, que no le quita relevancia al vestíbulo, a pesar de
marcada diferencia entre estas áreas, este espacio invita a tomar o bien unas
escaleras directo a la sala, o un pasillo-escalera descompuesto para dar la
continuidad de promenade architecturale, en
un primer tramo el pasillo comunica las tres habitaciones más pequeñas, y
termina en otro ingreso a la sala, un segundo tramo es desplazado para efectos
de la composición, pero antes de seguir el pasillo podemos asomarnos a la
terraza por medio de un porche, que es el mismo que va a separar la sala de la
terraza, este pasillo de las últimas tres habitaciones es lineal, pero dispone
de retranqueos internos que permiten una mejor disposición del baño que atiende
las últimas dos habitaciones. El vestíbulo también permite acceder a la zona de
servicios sin interrumpir en el área social, esta zona de servicios está
relacionada con un generoso patio interno de servicio, que a la vez proporciona
luz y ventilación a la cocina, a esta se accede desde el comedor que está
articulado con la gran sala, o bien desde la zona de ropas contigua al
vestíbulo, además la cocina está conectada con el cuarto de huéspedes o
servicio. La gran sala se puede extender al correr las persianas, abriéndose a
un gran porche antes que a la lujosa
terraza con algarrobos, el hogar es el centro de este espacio social (posiblemente
acudiendo al paradigma usoniano), que a la misma vez separa un estar de la
sala. Sin saber la disposición de los vientos, podría pensar que el porche cumple
un papel técnico respecto al control climático, ya que en su disposición envolvente
no solo controla la sombra, sino que también ayuda a aislar el área social del
exterior en días fríos, lo que se podría considerar una casualidad dada la poca
información técnica del proyecto, pero en ultimas un logro compositivo para el
más adecuado desarrollo del mismo, como siempre lo buscaría Coderch.
Respecto de la estructura
Coderch no usa módulos, puesto que estos elementos dependen de una
configuración estructural inicial que limitaría la realidad del problema a su
definición, es por ello que acude al uso de crujías de trazos paralelos,
sistema más eficiente que el de modulación. “La crujía no implica una distancia
fija entre muros, aunque como reconoce Coder en la casa Catasús, mejora su
rendimiento si las trazas son paralelas”[10]
cómo lo ha de descubrir en la concepción
de la casa Catasus, además este sistema permite la integración total de la
estructura al proyecto, de manera que está no será deducible a la vista.
A modo de conclusión:
La casa Uriach es entonces resultado de factores éticos (decisiones
acordes a una realidad desde el punto de vista del arquitecto), y recuerda a
Loos cuando acevera
“la
arquitectura es un servicio a la sociedad que está por encima de la
individualidad (…) el individuo aislado no puede hacer un tabajo profundamente
social, que a la fuerza debe ser colectivo. Por eso, Coderch es moderno en
esencia, porque rechaza que lo caractreristico, lo representativo de una
cultura sea un añadido, una peculiaridad figurativa ajeno a sus elementos
básicos, moderno por que rechaza la discusión sobre el estilo, que él
identifica con el gusto personal, y por eso su aceptación de lo popular, pero
como una racionalidad primera…[11]
La configuración de este proyecto está basada
respecto la asoleación, la topografía, los medios constructivos locales
tradicionales, y la integración respetuosa con el entorno, estos factores
ligados al programa definen la distribución lógica del mismo; así define una
forma, que será mejor en cuanto más libre esté de prejuicios figurativos, sin
embargo en la casa Uriach el resultado es escultórico.
Las decisiones compositivas
que toma son influenciadas por su experiencia como fotógrafo, lo cual le
confiere un enfoque personal al explorar las situaciones en su entorno de una
manera gráfica y dinámica, regida por la conjunción de elementos en un solo
todo, quizá de esta manera explora las posibilidades del lugar, partiendo de
una direccionalidad, de aquellos vectores de movimiento que definen una
transformación espacial para trabajar desde el interior sin perder relación con
el exterior, y define los limites visuales en función de la actividad, en la
cual lo social será el centro de atención.
Sus casas en crujía simulan
en el aspecto plástico una modulación espacial, esto ha de representarle un
sello personal que, sobre todo después de la casa Uriach, genera un conjunto
que visto a distancia adquiere unidad monolítica, y de cerca estas crujías
suavizan nuestra recepción de la casa, rompen la fachada en una composición
rítmica, y va revelando su disposición interna.
La obra de Coderch entonces
es brillante por su desarrollado sentido común, liberador de prejuicios, su
fundamentación en aprovechar de la manera más adecuada el conocimiento
tradicional, dejando claro el papel del arquitecto en la sociedad, haciendo de
este un artesano que usa la experiencia tradicional cómo el factor creativo en
servicio de la sociedad, para resolver un problema específico, respetando su
entorno compuesto por sociedad y naturaleza.
De él podremos decir que no invento
nada, pero nos enseña de manera puntual en cada proyecto cómo partir de
factores ya implícitos en el, aprovechando una técnica ya establecida, y buscar
siempre la unidad del conjunto, la que le dará en ultimas la forma, el
carácter; diferenciando drásticamente construcción y espacio, que para él nunca
estarán desmembrados.
Bibliografía.
Sòria, E. Conversaciones con J.A. Coderch de Sentmenat. Murcia. Colegio oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos.
Frampton, K. (2006). Casas – Coderch. Barcelona. Editorial Gustavo Gili.
Coderch, A, J. (1974), Historia de unas castañuelas, Madrid, Nueva forma.
Rosas, J.
(1984). Coderch de Sentmenat La casa
Ugalde. Santiago de Chile. ARQ.
Fochs,
C. (2007). A Sarrià-Sant Gervasi: Les
Cotxeres. Girona. Col-legi d´Arquitectes de Catalunya.
Paez, D. A. Casa
Ugalde - José Antonio Coderch De Sentmenat, 2013, disponible en: http://unalhistoria3.blogspot.com/2014/02/casa-ugalde-jose-antonio-coderch-de.html.
De Rentería, I. (1990). Detalles en la arquitectura de J.A.Coderch. (Tesis
doctoral). Universidad Ramon Llull. Barcelona.
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