Rubén Andrés Mayorga Tolosa
Código: 03317853
Casa Obregón, Bogotá. Rafael Obregón.
CASA
OBREGÓN, UN ARQUITECTO NAVEGANDO EN SU PROPIA REALIDAD.
La casa propia de un arquitecto siempre
ha de reflejar la manera como éste proyecta el mundo. La iluminación, la
materialidad, la relación con el lugar, y todos aquellos componentes que
identifican cada obra y cada maestro, lo hacen particular aun cuando se ha
basado en antiguas obras, cuando ha hurgado en su memoria e identificado
elementos que desea reflejar en su propia creación del mundo que lo rodea. Por
ello, para entender alguna obra, hay que entender la mente de su creador, ¿de
qué modo el arquitecto ve el mundo?, ¿qué desea plasmar en su obra?, ¿qué
huella ha de dejar en la sociedad, y en la historia de la arquitectura?
Rafael Obregón se destacó por ser un
hombre descomplicado, dispuesto a explorar y vivir aventuras, tenía una forma
de percibir el mundo muy abierta y receptiva. Siendo a su vez navegante,
adoraba el contacto que sentía con la naturaleza en su velero, “El Tarena” [[1]].
Este aspecto es muy importante, muchos de sus proyectos de vivienda tienen las
características del habitar en un barco: espacios fluidos, permeables, donde el
contacto entre sus habitantes es constante y muy sociable, donde el exterior
fluye hacia el interior como si no existiese cerramiento alguno.
El contexto histórico en el que se
desarrolla la vida y obra del arquitecto Rafael Obregón coincide con el inicio
de la arquitectura moderna en Colombia, la obra del maestro influye de manera
importante en estos comienzos [[2]],
tanto en su estadía en la firma Obregón y Valenzuela, como en su trabajo
independiente.
Uno de los principales enfoques del
maestro es la relación entre un interior permeable y social, con una naturaleza
cercana, manipulada por medio de un jardín, un escape de una urbe poderosa e
imponente, de la cual él hacía parte como habitante y hacedor. Es curioso ver
este contraste entre su apasionante relación con la naturaleza negándose a lo
urbano en su casa, contra su forma de proyectar la arquitectura a gran escala
de la ciudad, sus viviendas incitan a apartarse de la urbe, a vivir en un
hogar, en un sitio íntimo, unido con su familia, con espacios sociales y
calmados.
En primera instancia, la casa nos recibe
con un frente cerrado en su parte inferior, negándose fuertemente a la calle,
desea que su habitante se aparte del mundo cotidiano y viva una realidad más
amena y calmada, más familiar. La casa retrocede discretamente para dar lugar a
un antejardín, este es un gesto muy moderno en la arquitectura colombiana, ya
que anteriormente la proyección de un antejardín no era posible por la forma de
composición de la arquitectura colonial y republicana (figura 1).
A
continuación llegamos al acceso, éste invita a entrar por medio de un camino y
unos cuantos escalones, pero no se hace primordial. En sus dos formas de
acceder (el acceso principal y el acceso por el garaje) se puede observar un
ingreso humilde y pequeño, aun así nos da un indicio de lo venidero, Obregón
compone una proyección visual desde la entrada hasta el jardín, muy sutil, pero
logra relacionar el ingreso a la casa con el gran espacio verde que espera al
otro lado de la casa. El verdadero esplendor se da al llegar a la zona social, un
espacio amplio y predominantemente horizontal, con una gran visual al jardín,
es una explosión de perspectiva que invita a seguir su recorrido hasta salir de
la casa a ese gran espacio natural que se halla detrás del cristal. La zona
social es amplia y unificada, enfocada en la relación con el jardín y con un
elemento primordial del salón, la chimenea, que se destaca como elemento de
reunión, la relación transversal entre la sala de estar y la sala de comedor
hace más énfasis en la visual y en la horizontalidad de la composición, un
elemento que puede haber sido reinterpretado de Frank Lloyd Wright, así como la
manera en que la casa se aparta del exterior y se desarrolla hacia el interior,
Obregón implementa la fachada interior al crear un frente contra el jardín.
Todos los espacios sociales dan contra esta fachada, haciendo del jardín un
área social más, integrándolas de una manera muy fuerte, el exterior entra a la
sala y hace parte de ella.
Por otra parte, tenemos los servicios
distribuidos sobre la fachada de la calle, no podríamos llamarla principal,
porque, aunque esté frente a la calle, no es la que se relaciona más con el
proyecto en sí. Los servicios se distribuyen sobre esta fachada, dándole menos
relevancia, un valor más funcional y menos estético y de menor relación con su
exterior, ¿pudo ser más evidente esta intención de apartarse de la calle?
Sigue el recorrido hacia la segunda
planta, destinada a las habitaciones. La escaleras que permiten el ascenso son,
al igual que el acceso, pequeñas y simples, no desean ser el punto de atención,
la importancia recae nuevamente en el final del recorrido. Al subir las
escaleras se encuentra con un pasillo que nos dirige de manera transversal
hacia las habitaciones y de frente, una visual explotada del jardín, que vuelve
a captar la atención del espectador. Esta vez el maestro ofrece una terraza
para permitir el acercamiento a este trozo de naturaleza adosado a la casa, una
relación semejante a la del primer piso, se desea seguir el recorrido hacia el
jardín, pero como es la segunda planta, el acercamiento se da por medio de esta
azotea. Las habitaciones principales son provistas de la esplendorosa visual al
jardín, pareciese que todo el diseño se centra en ver este espacio, aunque la
casa no se distribuye alrededor de él, sino enfrentándose al mismo. Por otra
parte, las habitaciones secundarias se disponen sobre la fachada hacia la
calle, en este caso, no se niega, su transparencia es mayor, se puede deducir
por esto que la relación no desea ser con el entorno inmediato, sino con un
paisaje más lejano, que es posible de admirar por una altura mayor, mientras se
provee de privacidad por su distancia de la calle y las áreas sociales.
El arquitecto en todo momento desea un
espacio apartado, un Hogar en toda la extensión de la palabra, donde la
relación familiar y social se destacara, la espacialidad sea fluida y
permeable, pero el elemento primordial de su composición es la creación de ese
escenario silvestre, casi como si su casa formara parte de un terrario,
extrayendo tal escenario de la naturaleza que él tanto admiraba, en sus viajes
y navegaciones visitaba lugares apartados, pero cuando visitaba aquellas
ciudades lejanas tomaba de referencia a grandes maestros, más notable en sus
diseños conjuntos con Pablo Valenzuela, en donde exploraba tendencias lecorbusianas
y de Mies Van der Rohe.
Es interesante recalcar y observar tal
contraste entre dos tipos de arquitecturas de diferentes escalas a nivel urbano,
y cómo en cada caso trató de manera diferente la relación con el lugar y de los
espacios internos entre sí. El maestro Obregón pensaba la casa moderna como un
punto en donde es necesario la relación social para su enriquecimiento, algo
muy poco desarrollado por otros arquitectos [[3]],
enfatizó el espacio social de la casa, componiendo la sala y el comedor casi
como un solo espacio, un desarrollo por parte del arquitecto a la arquitectura
existente en el país, dado que la sala y el comedor siempre se disponían como
dos espacios separados, con funciones independientes. Esta composición será
desarrollada con mayor énfasis en obras futuras donde las divisiones entre sala
y comedor son nulas. Aparte acentuará la relación de la zona social con el
exterior manipulado del jardín, una realidad inventada, un paisaje totalmente
ajeno al que rodea la vivienda, nos transporta a su perspectiva del mundo.
Finalmente, ¿qué nos aporta la obra del
maestro Rafael Obregón, especialmente en el caso de esta casa? Uno de los
aspectos más importantes que tuvo este maestro en la arquitectura moderna en
Colombia es el papel que jugó en la misma.
Habiendo estudiado en el exterior, trajo al país las tendencias más
importantes de los países en donde la modernidad ya estaba en pleno auge. Él
era un arquitecto moderno muy notorio, en su casa se observa los aspectos más
importantes de una modernidad colombiana, una casa digna, espaciosa para una
familia que desea acomodarse en la ciudad, una relación con un espacio verde
(algo que debe rescatarse mucho en la arquitectura de este país), una
honestidad constructiva en todo su esplendor, donde el material y la estructura
no engaña a los ojos del espectador. Pero quizás lo más importante sea la
manera en que el arquitecto desarrolla la calidad de habitabilidad en sus
viviendas, desea crear un lugar digno de ser habitado por una familia
colombiana, con las características reinterpretadas de una vivienda local. Esto
es tan claro que es notable cómo los próximos arquitectos se guiarán de muchos
de los aspectos del maestro para la composición y desarrollo de proyectos de
vivienda, llevando sus diseños a un nivel más paradigmático.
Otro aspecto que vale destacar es su
habilidad de dominar dos tipos de escala a nivel urbano, ambas con una relación
totalmente diferente con su entorno; en primer caso está la escala de vivienda,
con una predominancia horizontal, respetando la paramentación de un típico
barrio bogotano, casi incitando a la calma y la discreción, mientras que en
otra escala hallamos su edificios totalmente verticales, que dominan el centro
de la ciudad y caracterizan un perfil urbano más dinámico y ruidoso.
Enfocándonos nuevamente en la casa
(aunque esto se halla en todas sus
obras) es una distribución razonable y muy bien pensada de los espacios
respecto a su función y su relación con lo que le rodea. Distribuye la casa en
dos plantas, la primera con una función social, la segunda mucho más íntima.
Todo esto distribuido de manera binuclear, sobre dos ejes ordenadores: el
primero, la relación entre el acceso y el jardín, intersectando axialmente la
sala-comedor, siendo este eje el que destaca la sutil diferencia entre ambas
actividades. Y el segundo, un pasillo transversal al acceso principal, que
domina toda la composición de la casa, relaciona todos los espacios sin
interrumpir su función y a la vez divide, entre los servicios y las áreas
sociales (figura 2). Junto a las funciones y distribuciones se halla un estudio
detallado del trato hacia su exterior, esto se puede observar en la variación
de la ventanería que corresponde en proporción a la jerarquía del espacio, en
los servicios se encuentran ventanas pequeñas, en las habitaciones secundarias
vanos con antepecho, mientras que en las habitaciones principales y, con un
trato mucho más especial, la sala y el comedor, poseen grandes ventanales que
se abren sin miedo alguno al gran jardín (compositivamente es congruente al tamaño
mismo de la casa). Con esto permite diferentes relaciones de los espacios con
su exterior inmediato.
El patio se ha de volver un elemento
compositivo muy constante en las casas del arquitecto, sin ser el proyecto en
estudio una excepción. El patio se ha de volver un elemento ordenador del
espacio y de las actividades, teniendo una relación inmediata con las zonas
sociales, una relación visual desde el acceso, lo que significa que desde el
ingreso se hará remisión al paisaje compuesto en el patio, una relación visual
e inmediata con las habitaciones y dependencias del segundo piso (en caso tal
que lo haya) y una relación indirecta o nula con los espacios de servicios [[4]].
Ésta será una síntesis de composición de los diferentes proyectos de vivienda
del maestro Obregón, creando diferentes variantes en las relaciones y
magnitudes de los vacíos o patios que diseñará en las diferentes viviendas,
pero siempre con el mismo fin, una permeabilidad espacial y una relación entre
el paisaje exterior inventado, y el interior del hogar.
Ya habiendo desglosado la casa y
conociendo su interior, se puede entender sus elementos formales y la manera de
proceder del arquitecto en la misma. Siendo esta una primera demostración de la
composición arquitectónica en vivienda por parte de Rafael Obregón, se hace
evidente el querer relacionar un pabellón con un patio, donde el primero posee
una riqueza espacial interior que desea salir, y el segundo desea ingresar a la
casa, hasta el punto de ser intersectado el patio con el pabellón en proyectos
posteriores. Esta relación tan unificada y tan dual permite un dialogo permanente
entre ambos componentes es lo que da el orden correspondiente a la casa,
espacios servidores hacia la calle, y servidos hacia el patio, estos últimos
actuando como puente entre ambos elementos.
Este método compositivo se repetirá en
una sucesión de casas diseñadas por el maestro Obregón, siendo cada una
diferente a la anterior a manera de laboratorio de diseño, pero siempre usando
los mismos elementos, un pabellón, un patio, una zona social que conecta ambas
locaciones, y un juego de planos con diversas materialidades, importadas desde
el exterior para diluir el límite existente entre el afuera y el adentro,
dispuestos para restringir y liberar espacialmente y para agregar una
profundidad visual en este dialogo de espacialidades. Pero claramente este modo
de componer proviene de muchos referentes, Obregón ha estudiado con
anterioridad la riqueza de la arquitectura moderna en Europa y América, y
aparte se pueden ver influencias de arquitectura oriental.
En primera instancia se debe aclarar que
la arquitectura moderna no es el referente primario, aún cuando se enfatiza en
que la casa Obregón es una vivienda moderna, se debe tener en cuenta de primera
mano el tipo de arquitectura moderna que es, es arquitectura moderna de
Latinoamérica, una modernidad atrasada, más lenta y a la vez afanada, empujada
pos los desarrollos en otros lugares del mundo. La cualidad de la arquitectura
latinoamericana es su mestizaje, en Latinoamérica se reinterpreta la
arquitectura moderna al llegar de manera indirecta de la mano de arquitectos
dispuestos a la experimentación, por lo tanto, los valores puros de la
modernidad impuesta por los grandes maestros como Le Corbusier se diluyen entre
diversas maneras de proceder y entender la arquitectura, variando por la
cultura, la situación socio-económica, el contexto histórico de cada país,
hasta por la geografía misma –no es lo mismo construir una casa al piedemonte
alpino que en las cordilleras del macizo colombiano-.
Dada la aclaración, se prosigue con un
primer acercamiento a la arquitectura oriental, principalmente la japonesa,
donde el exterior hace parte importante dentro de la composición de la
vivienda, siendo el diseño del jardín japonés tan importante como el diseño de
la vivienda misma. “La forma del jardín
está en íntima relación con la organización de las dependencias interiores,
convirtiéndose por transparencia en la verdadera cuarta pared del edificio, uno
no sabe si un rincón del jardín está en función de ser visto desde una
dependencia del palacio o si ésta es la que está dispuesta como culminación de
una parte de la naturaleza recreada” [[5]].
Tomando en cuenta este fragmento, se puede observar la analogía con la
arquitectura de Obregón, dando al patio una cualidad primaria, hasta tal punto
que el patio llega a definir el orden de las dependencias, y tiene más
importancia que la misma calle.
Otra referencia a la forma de
composición de la casa nos lleva en segunda instancia a Mies Van der Rohe. La
casa se compone de fragmentos de texturas, a manera de collage, colocando
diversidad de materiales, contrastantes y texturados, hasta formar una
composición espacial, el uso de mampuestos, mármoles, alfombras, cristalerías
y, principalmente vegetación, hacen de los espacios un collage de planos muy
típicos de Mies (figura 3).
Con esta analogía también se destaca el
conocimiento de la técnica y de la materialidad por parte del Maestro Obregón,
característicos de un arquitecto moderno, el cual debe conocer a la perfección
la naturalidad y el comportamiento de los materiales para su correcto uso, y
por medio de este conocimiento, el arquitecto brinda tradición constructiva a
su vivienda, convirtiéndola en una artesanía arraigada al lugar, uso limpio y
detallado del ladrillo tradicional, del concreto fundido in situ, el uso de
maderas trabajadas por carpinteros y el acabado en piedra del sector. Todo
esto, sin salirse de una lógica industrial y de producción en serie, tales
resultados no se hubieran conseguido sin una previa y arcaica industrialización
del país en esa época.
Finalmente, hallamos la huella propia
del arquitecto en su obra, luego de una breve reinterpretación de maestros
modernos y de tradiciones del lugar y de diversas culturas. Obregón juega
espacialmente con llenos y vacíos, hace uso de planos materiales diversos,
siendo el principal quizás, el uso de la ventana corrida de piso a techo,
presente en todas sus obras, y el elemento más moderno que ha podido usar, la
intermitencia de umbrales, luces y sombras, y el juego con la percepción por
medios racionales y muy funcionales, básicos de las raíces modernas.
Pero tal vez la mayor condición impuesta
por el arquitecto a su obra es la ambigüedad en la sobriedad de sus casas, la
elegancia, sofisticación y el adecuado diseño del espacio habitado, sin perder
la idea de la tradicional familia colombiana, de las actividades que esta
realiza en su hogar, de sus necesidades básicas y de sus caprichos cotidianos.
El maestro no solo brinda una máquina de habitar, sino que brinda un espacio de
comunión y de enriquecimiento espiritual. Sus vivencias en mar abierto lo han
llevado a pensar en un modo “menos es más” tomando como centro a tal ideal al
habitante de la nave, brindándole lo necesario para él y para su barco, pero a
la vez le brinda la experiencia, el hecho de habitar un espacio a la deriva, en
medio del mar o de una selva -que en el caso de sus viviendas es recreada-, la
percepción de alejarse de una urbe, de una civilización, para habitar en un
espacio donde el encuentro es con su entorno inmediato, y con el espíritu
mismo. La intromisión del ser en su casa eleva este pequeño “velero” a un
carácter más íntimo, más propio de su habitante, más ajeno para quien camina
por la calle.
Todos estos detalles son característicos
de un arquitecto moderno en esencia, que permiten evidenciar la formación y
manera de proceder del maestro Obregón. Un proceder arquitectónico muy racional
y muy estudiado, respetando la actividad y las relaciones del diseño, enfatizando
en la relación social de sus habitantes, en crear un lugar donde se despeje la
mente, se aísle de la cotidianidad y se viva en una realidad más calmada, más
natural, a una proporción conveniente a su función, una actividad plenamente
hogareña. Una casa donde el arquitecto plasmó su perspectiva del vivir en
familia, de vivir en un hogar moderno de Bogotá.
[3] Obregón H., R. (2008). El quehacer
de Rafael Obregón G. Una visión personal. Revista de arquitectura de la
Universidad de los Andes, (2) 45-53.
[4] Fontana, M. P. (2008). Obregón –
Valenzuela. Variaciones sobre el “vacío”. Revista Documentos de Proyectos
Arquitectónicos, (24), 78-83.
[5] Francesc Pedregosa, Ensayo,
Interior/Exterior en el espacio arquitectónico japonés, Revista DPA.
“El Tarena”. Velero construido por
Rafael Obregón.
Imagen tomada de: Obregón H., R. (2008).
El quehacer de Rafael Obregón G. Una visión personal. Revista de arquitectura
de la Universidad de los Andes, (2) 47.
Figura 1. Fachada de la casa obregón. Tomado de:
-Martinez, C. (1949). Casa para el arquitecto Rafael Obregón. Revista PROA,
(29), 21.
Figura 3. Sala “collage”, el montaje de
diversos planos por medio de texturas y materiales hace alusión al método
compositivo de Mies Van der Rohe.
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