Arquitecto Mies van
der Rohe
Villa Tugendhat,
Brno, Republica Checa, 1930
EL ESPACIO DELIMITADO POR EL
PAISAJE
Por:
Álvaro Fernando Grillo López
El maestro
Mies van der Rohe, integrante de la escuela de la Bauhauss gracias a su
profunda sensibilidad al momento de concebir los espacios por medio de una
aplicación exacta de racionalidad a la forma y al material de cada espacio,
creaba ambientes amenos con elementos sencillos y disposiciones sutiles, que al
reaccionar con el espacio circundante creaban un conjunto de carácter estético,
sin dejar atrás lo funcional.
El
arquitecto alemán siempre estuvo a favor de la “nueva construcción” siendo un
difusor de este tema gracias a su gran compenetración con la vanguardia de una
nueva época, donde la negación del
pasado, la liberación de las cargas tradicionales, los métodos de composición
clásicos, otorgaban a Mies la capacidad de trabajar intensamente en la búsqueda
de un arte que se comportara de la mejor manera y respondieron adecuada y
completamente a las nuevas formas de vida. En sus primeras conferencias él
habló acerca del término “arquitectura”, afirmando lo siguiente: “La
arquitectura es un acto vital, ya no es solamente una cuestión de satisfacer
los fines y manipular los materiales, es el modo de expresión de cómo el hombre
interactúa con el entorno y como sabe dominarlo” (Rohe, 1928, pág. 262)
De
acuerdo a estas palabras del arquitecto alemán, se deduce que existen ciertas
advertencias acerca de los conceptos y reglas que se deben tener en cuenta al
momento de dar existencia al espíritu a través de la delimitación del espacio.
Hace alusión a la funcionalidad como una circunstancia necesaria y un principio
ordenador, así como la relación que establece el recinto con los sentimientos
del individuo, la correspondencia con la época y el grado de funcionalidad que
presentara, eran los pautas siempre presentes en las obras de Mies van der
Rohe.
Complementando lo anterior, el pensaba lo
siguiente: “Es un esfuerzo vano intentar que el contenido, las formas de épocas
arquitectónicas anteriores sean útiles para nuestro tiempo. Incluso el talento
artístico más pronunciado ha de fracasar en el empeño. Una y otra vez vemos como
arquitectos extraordinarios no son capaces de tener éxito, solo porque su
trabajo no responde al espíritu de la época Lo importante es lo esencial.” (Rohe M.
V., 1924, págs. 31-32) .
Conociendo
cierta parte de sus pensamientos y modo de ver la arquitectura, se puede pasar
a describir un par de sus obras, siendo preciso afirmar, que fueron las más
destacadas. De acuerdo con el objetivo de este escrito es correcto iniciar por el Pabellón Alemán (Fig. 1) (posteriormente renombrado como Pabellón de
Barcelona), proyectado en 1929 con el fin de albergar la recepción oficial
presidida por el rey Alfonso Xlll junto a las autoridades alemanas. Además fue
la presentación de Alemania después de la primera Guerra Mundial, simulando el
progreso dentro de la cultura moderna de una nación.
El
pabellón ubicado en Barcelona, España, es una escultura y obra simbólica del
movimiento moderno, que se caracteriza por su horizontalidad, acentuada por los
grandes voladizos de la cubierta que se lee como si flotara sobre el espacio,
de igual forma se denota la correcta relación con el espacio circundante y la
permeabilidad del vacío, permitiendo una sensación de libertad desde el
interior.
El
pabellón está compuesto por tres espacios: el patio de recepción, donde está el
área de acceso y lugar donde se encuentra el espejo de agua; el volumen o
recinto, determinado por la disposición de los muros y la cubierta; el patio
trasero, el cual está contenido por paredes de mármol y también dispone de un
espejo de agua donde está el escultura alba de Georg Kolbe, destacado escultor Alemán.
En
cuanto a elementos característicos, se encuentran los muros y
objetos verticales que señalan los recorridos, los cuales estimulan el
movimiento al interior del conjunto, generando una variedad de experiencias,
perspectivas y sensaciones en el individuo durante el recorrido.
Así
mismo los materiales, parte fundamental de la obra crean una diversidad de
perspectivas agradables en cuanto se recorre el conjunto. En la obra se encuentran cuatro tipos de mármol: el mármol verde de los Alpes, el
mármol verde antigua de Grecia, el ónice doré
del atlas en África y el travertino italiano, este ultimo además de ser
utilizado en los muros, está dispuesto en el zócalo sobre el cual se levanta el
edificio, en el suelo del patio, las paredes y el banco que recorre el muro que
esta paralelo al espejo de agua.
El
segundo material, el acero además de enmarcar los ventanales, se encuentra en
los ocho pilares cruciformes que sostienen la cubierta. Los elementos
estructurales cromados sostienen la cubierta de bajo perfil, lo que permite
liberarla de los muros perpendiculares y crear la sensación de que esta
estuviera flotando sobre el volumen interior.
Por
consiguiente, el vidrio, dispuesto en módulos que van desde el suelo hasta la
cubierta, crean una transparencia, que permite una relación interior-exterior,
y crea la noción de libertad entre los espacios, acentuando la permeabilidad,
sencillez y sensación de ligereza que caracteriza al pabellón.
Ahora
bien, mientras Mies van der Rohe,
terminaba el pabellón, recibe el encargo para una vivienda por parte de
los esposos Fritz y Grete Tugendhat, por lo que el arquitecto Alemán acepta e
inicia la proyección de la casa haciendo uso de los mismos conceptos de cubierta suspendida, permeabilidad del
espacio, relación lleno-vacío, aplicados en el pabellón y los adapta a la
composición, lo cual se convertiría en su segunda obra maestra.
En
la casa Tugendhat (Fig 3.) ubicada en la ciudad de Brno, Republica Checa, e
implantada sobre un terreno inclinado, se logra apreciar la materialización del
“espacio ideal”, debido a que Mies le dio un carácter particular a la vivienda
, creando una relación entre celda y espacio abierto, lo cual permitía tener un alto grado de privacidad y a su vez
una experiencia con el entorno tan solo con estar en la sala de la casa, de esta manera, se puede apreciar el
equilibrio que existe entre lo construido y lo natural, la compenetración entre
el paisaje y el interior de la casa, que imprimen en el individuo el
sentimiento de regocijo y contemplación, haciendo amena la estadía en el lugar.
Tal como lo menciona el arquitecto Fritz en su libro” La palabra sin
artificio”, afirmando: “Descanso y movimiento, estática y dinámica, seguridad y
aventura, caracterizaban el espacio miesiano, expresado con la carga de
conceptos de lo apolíneo y lo dionisiaco”. (Neumeyer,
1995, pág. 259)
La
forma diversa, se lee como un gran
volumen que se diluye entre la naturaleza y que hace contraste con los
vacios del segundo nivel y de la
terraza, creándose así la relación “lleno y vacio” y surgiendo una armonía
entre lo construido y lo preexistente, de tal forma que la vivienda reacciona
correctamente ante el entorno inmediato y por ende, esta pasa a formar parte
esencial del paisaje.
La
villa se compone de tres niveles, la terraza que cubre toda la casa, proporciona
diferentes perspectivas del paisaje y permite la continuidad del espacio,
conectando a través del vacío el paisaje duro y artificial del costado de la calle, con el ambiente cálido
y tranquilizante de la fachada opuesta. Al ser totalmente transitable esta
tercera planta, además del garaje se encuentra un acceso “escondido” de la la calle por medio de una pared de vidrio de
la escalera, que a su vez funciona como
vestíbulo, el cual antecede al corredor que lleva hacia los cuartos de la
niñera y los niños, así como al conjunto del baño y el lavadero. En el costado
del jardín se encuentra un segundo vestíbulo, el cual permite el acceso al
cuarto matrimonial y que a su vez funciona como un espacio de contemplación, en
donde Mies dispone de una banca de forma semicircular donde el individuo podrá
sentarse a contemplar el paisaje, imponiéndose el ambiente de calma y regocijo.
(Fig 4).
Pasando
a la segunda planta, compuesta por la
cocina, una serie de cuartos para los empleados y el área social. Dividida en una pequeña sala
para invitados, una biblioteca y el comedor que se encuentra junto a la fachada
principal, que se diferencia del resto de los espacios debido al muro de forma
semicircular contrachapado de ébano que lo rodea, de tal forma que al momento
del individuo estar allí se le impone una única imagen, la del paisaje.
Asimismo se denota el área social principal y una segunda que se antepone y la separa por medio un muro de mármol, en
este espacio al igual que en el comedor se goza del acceso del paisaje a la
vivienda, gracias a los ventanales que cubren de arriba abajo y que están
dispuestos a lo largo del segundo nivel.
Aquí
se encuentra el concepto fundamental y base de la composición de la obra, la
planta libre que se caracteriza por la disposición de una serie de pilares
cruciformes que determinan la completa
relación de la estructura con la estética del lugar y que otorgan la noción de
libertad al individuo mientras goza de la tranquilidad y seguridad de una
vivienda.
El plano abierto a su vez permite una
configuración volumétrica ausente de pesadez y aislamiento, pero que imprime un
carácter y noción de contemplación ante el individuo, de tal manera que se
sienta a gusto y siempre con el ánimo de querer volver, tal como lo afirmaban
sus habitantes, el matrimonio Tugendhat, decían lo siguiente: “Vivimos muy a
gusto en esta casa, tan a gusto que nos cuesta mucho decidirnos en emprender un
viaje y nos sentimos liberados cuando regresamos de habitaciones mas pequeñas,
otra vez a nuestros espacios tranquilizadores” (Tugendhat, 1936, pág. 438)
Lo
anterior constituye la respuesta de Mies ante la necesidad del hombre moderno,
que se quería sentir liberado, tranquilo, en un ambiente que fuera acorde con
la época, dejando atrás lo convencional, proyectándose así un espacio activador se sensaciones y de
otorgar existencia propia al habitante
Por
otro lado, en cuanto al primer nivel o sótano, se puede acceder a él, por medio
de unas escaleras en espiral ubicadas en la cocina o por medio de dos entradas
exteriores. Está compuesto por aéreas de mantenimiento y servicio técnico para
la casa, un laboratorio para fotos, y una habitación para sirvientes.
En
cuanto a los materiales, fueron muy bien
escogidos por Mies, de tal modo que ayudaron a resaltar los conceptos que
materializan el espacio, sin la necesidad de llegar a saturar de ornamento la
villa y que fueron los mismos que uso en el Pabellón Alemán. La ventanera que
va desde la cubierta al suelo, en el segundo y primer nivel, contribuye en
delimitar espacio, pero no la visual, con el fin de asegurar la fluidez del entorno
hacia el interior y proporcionar al individuo la seguridad de un cuartel pero a
su vez la libertad del paisaje, permitiendo el desarrollo del espíritu, tal
como lo describe Ebeling (citado por Neumeyer) “La casa Tugendhat cuyas grandes
vidrieras descendían por fuerza motriz, accionando un botón, satisfacía aquella
necesidad del “hombre tranquilo realizado astrológicamente, por una relación no
disminuida, de luz y vistas con el cielo nocturno”. (Neumeyer, 1995, pág. 289)
Esto
afirma la gran importancia que presentan las paredes traslucidas de la casa,
que a su vez permiten crear la imagen característica de la casa, al contrastar
con los muros blancos de la fachada
Los tabiques
de mármol de tipo ónix amarillo, la pared semicircular revestida de madera de ébano
y los pilares cromados en forma de cruz, del espacio principal presentaban al individuo
la sensación de contemporaneidad, gracias a la innovación que imponía el uso de
estos componentes, sin tener en cuenta la calidad y belleza que tenían los
elementos accesorios, como muebles y cortinas, también diseñados por el
arquitecto Alemán junto con una colega, también integrante de la Bauhauss.
El
conjunto que logro crear Mies entro lo conceptual y lo material, formaron una
obra de un alto grado de racionalidad y sensibilidad ante lo que el “hombre
moderno” pedía. Donde la idea fundamental, es la del plano abierto ya que rige
la composición de toda la vivienda, sobre este concepto Mies afirmó en una
entrevista hecha por el periodista Christian Schulz y citada por Neumeyer en su
libro: “La planta variable y una estructura clara no pueden separarse una de
otra. La claridad de la estructura es la base de la planta libre. Cuando no surge
una estructura univoca, perdemos todo interés. Donde la estructura es la espina
dorsal del conjunto y posibilita la planta variable. Sin esta columna vertebral
la planta no sería libre, ya que quedaría bloqueada caóticamente. (Neumeyer,
1995, pág. 514)
De
esta manera es posible deducir que Mies a través de sus obra del Pabellón
Alemán inicio también el diseño de la Casa Tugendhat, por lo tanto se logran
apreciar las grandes similitudes en forma, disposición y materiales entre las
dos construcciones modernas, de este modo el arquitecto Alemán consiguió
imponerse de ahí en adelante como un maestro del movimiento moderno, siendo uno
de los pioneros en permitir el acceso del paisaje circundante hacia el entorno,
donde el individuo goza de un profundo ambiente liberal y a la vez tranquilo y
seguro. La “cubierta flotante”, la permeabilidad del vacío y ligereza de la
forma, en conjunto crean el concepto de planta libre.
Cuando
se habla de planta variable, se hace alusión al uso de pilares, columnas como
elementos de soporte y los muros como objetos casi irrelevantes, en consecuencia a este fenómeno se aumenta el
uso del vidrio en grandes áreas para ser usado como limitante del espacio de
una forma muy sutil, además de otorgar belleza y armonía a la composición. Este
concepto se convirtió en parte fundamental en las formas de concebir el
espacio, si se habla de arquitectura moderna, ha de estar allí siempre vigente
la concepción de planta libre, que hasta el día de hoy sigue siendo parte de
los nuevos espacios construidos , otorgando una imagen liviana, flexible,
austera pero funcional, que permite una interacción armoniosa con el espacio
circundante y permite crear experiencias y sensaciones en el individuo gracias
al grado de compenetración con el mundo exterior, con el espacio que accede
profundamente al interior pero que a su vez es ciertamente controlado.
REFERENCIAS
BIBLIOGRAFICAS
Neumeyer, F. (1995). Mies van der Rohe, la palabra sin artificio. Berlin: El croquis.
Rohe, M. v. (1928). "Wir stenhen in der Wende der
Zeit". Baukunst als Ausdruck geistiger Entscheidung, en
Innendekoration.
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