sábado, 2 de mayo de 2015

Arquitecto Mies van der Rohe Villa Tugendhat, Brno, Republica Checa, 1930

Arquitecto Mies van der Rohe
Villa Tugendhat, Brno, Republica Checa, 1930

EL ESPACIO DELIMITADO POR EL PAISAJE

Por: Álvaro Fernando Grillo López

El maestro Mies van der Rohe, integrante de la escuela de la Bauhauss gracias a su profunda sensibilidad al momento de concebir los espacios por medio de una aplicación exacta de racionalidad a la forma y al material de cada espacio, creaba ambientes amenos con elementos sencillos y disposiciones sutiles, que al reaccionar con el espacio circundante creaban un conjunto de carácter estético, sin dejar atrás lo funcional.

El arquitecto alemán siempre estuvo a favor de la “nueva construcción” siendo un difusor de este tema gracias a su gran compenetración con la vanguardia de una nueva época,  donde la negación del pasado, la liberación de las cargas tradicionales, los métodos de composición clásicos, otorgaban a Mies la capacidad de trabajar intensamente en la búsqueda de un arte que se comportara de la mejor manera y respondieron adecuada y completamente a las nuevas formas de vida. En sus primeras conferencias él habló acerca del término “arquitectura”, afirmando lo siguiente: “La arquitectura es un acto vital, ya no es solamente una cuestión de satisfacer los fines y manipular los materiales, es el modo de expresión de cómo el hombre interactúa con el entorno y como sabe dominarlo”  (Rohe, 1928, pág. 262) 

De acuerdo a estas palabras del arquitecto alemán, se deduce que existen ciertas advertencias acerca de los conceptos y reglas que se deben tener en cuenta al momento de dar existencia al espíritu a través de la delimitación del espacio. Hace alusión a la funcionalidad como una circunstancia necesaria y un principio ordenador, así como la relación que establece el recinto con los sentimientos del individuo, la correspondencia con la época y el grado de funcionalidad que presentara, eran los pautas siempre presentes en las obras de Mies van der Rohe.

 Complementando lo anterior, el pensaba lo siguiente: “Es un esfuerzo vano intentar que el contenido, las formas de épocas arquitectónicas anteriores sean útiles para nuestro tiempo. Incluso el talento artístico más pronunciado ha de fracasar en el empeño. Una y otra vez vemos como arquitectos extraordinarios no son capaces de tener éxito, solo porque su trabajo no responde al espíritu de la época Lo importante es lo esencial.” (Rohe M. V., 1924, págs. 31-32).

Conociendo cierta parte de sus pensamientos y modo de ver la arquitectura, se puede pasar a describir un par de sus obras, siendo preciso afirmar, que fueron las más destacadas. De acuerdo con el objetivo de este escrito es correcto iniciar  por el Pabellón Alemán (Fig. 1)  (posteriormente renombrado como Pabellón de Barcelona), proyectado en 1929 con el fin de albergar la recepción oficial presidida por el rey Alfonso Xlll junto a las autoridades alemanas. Además fue la presentación de Alemania después de la primera Guerra Mundial, simulando el progreso dentro de la cultura moderna de una nación.

El pabellón ubicado en Barcelona, España, es una escultura y obra simbólica del movimiento moderno, que se caracteriza por su horizontalidad, acentuada por los grandes voladizos de la cubierta que se lee como si flotara sobre el espacio, de igual forma se denota la correcta relación con el espacio circundante y la permeabilidad del vacío, permitiendo una sensación de libertad desde el interior.

El pabellón está compuesto por tres espacios: el patio de recepción, donde está el área de acceso y lugar donde se encuentra el espejo de agua; el volumen o recinto, determinado por la disposición de los muros y la cubierta; el patio trasero, el cual está contenido por paredes de mármol y también dispone de un espejo de agua donde está el escultura alba de Georg  Kolbe, destacado escultor Alemán.

En cuanto a elementos característicos, se encuentran  los muros y  objetos verticales que señalan los recorridos, los cuales estimulan el movimiento al interior del conjunto, generando una variedad de experiencias, perspectivas y sensaciones en el individuo durante el recorrido.

Así mismo los materiales, parte fundamental de la obra crean una diversidad de perspectivas agradables en cuanto se recorre el conjunto.  En la obra se encuentran cuatro tipos de  mármol: el mármol verde de los Alpes, el mármol verde antigua de Grecia, el ónice doré  del atlas en África y el travertino italiano, este ultimo además de ser utilizado en los muros, está dispuesto en el zócalo sobre el cual se levanta el edificio, en el suelo del patio, las paredes y el banco que recorre el muro que esta paralelo al espejo de agua.

El segundo material, el acero además de enmarcar los ventanales, se encuentra en los ocho pilares cruciformes que sostienen la cubierta. Los elementos estructurales cromados sostienen la cubierta de bajo perfil, lo que permite liberarla de los muros perpendiculares y crear la sensación de que esta estuviera flotando sobre el volumen interior.

Por consiguiente, el vidrio, dispuesto en módulos que van desde el suelo hasta la cubierta, crean una transparencia, que permite una relación interior-exterior, y crea la noción de libertad entre los espacios, acentuando la permeabilidad, sencillez y sensación de ligereza que caracteriza al pabellón.

Ahora bien, mientras Mies van der Rohe,  terminaba el pabellón, recibe el encargo para una vivienda por parte de los esposos Fritz y Grete Tugendhat, por lo que el arquitecto Alemán acepta e inicia la proyección de la casa haciendo uso de los mismos conceptos  de cubierta suspendida, permeabilidad del espacio, relación lleno-vacío, aplicados en el pabellón y los adapta a la composición, lo cual se convertiría en su segunda obra maestra.
En la casa Tugendhat (Fig 3.) ubicada en la ciudad de Brno, Republica Checa, e implantada sobre un terreno inclinado,  se logra apreciar la materialización del “espacio ideal”, debido a que Mies le dio un carácter particular a la vivienda , creando una relación entre celda y espacio abierto, lo cual permitía  tener un alto grado de privacidad y a su vez una experiencia con el entorno tan solo con estar en la sala de la casa,  de esta manera, se puede apreciar el equilibrio que existe entre lo construido y lo natural, la compenetración entre el paisaje y el interior de la casa, que imprimen en el individuo el sentimiento de regocijo y contemplación, haciendo amena la estadía en el lugar. Tal como lo menciona el arquitecto Fritz en su libro” La palabra sin artificio”, afirmando: “Descanso y movimiento, estática y dinámica, seguridad y aventura, caracterizaban el espacio miesiano, expresado con la carga de conceptos de lo apolíneo y lo dionisiaco”. (Neumeyer, 1995, pág. 259)

La forma diversa, se lee como un  gran volumen que se diluye entre la naturaleza y que hace contraste con los vacios  del segundo nivel y de la terraza, creándose así la relación “lleno y vacio” y surgiendo una armonía entre lo construido y lo preexistente, de tal forma que la vivienda reacciona correctamente ante el entorno inmediato y por ende, esta pasa a formar parte esencial del paisaje.

La villa se compone de tres niveles, la  terraza que cubre toda la casa, proporciona diferentes perspectivas del paisaje y permite la continuidad del espacio, conectando a través del vacío el paisaje duro y artificial  del costado de la calle, con el ambiente cálido y tranquilizante de la fachada opuesta. Al ser totalmente transitable esta tercera planta, además del garaje se encuentra un acceso “escondido” de la  la calle por medio de una pared de vidrio de la escalera, que  a su vez funciona como vestíbulo, el cual antecede al corredor que lleva hacia los cuartos de la niñera y los niños, así como al conjunto del baño y el lavadero. En el costado del jardín se encuentra un segundo vestíbulo, el cual permite el acceso al cuarto matrimonial y que a su vez funciona como un espacio de contemplación, en donde Mies dispone de una banca de forma semicircular donde el individuo podrá sentarse a contemplar el paisaje, imponiéndose el ambiente de calma y regocijo.  (Fig 4).

Pasando a la segunda planta, compuesta por  la cocina, una serie de cuartos para los empleados y  el área social. Dividida en una pequeña sala para invitados, una biblioteca y el comedor que se encuentra junto a la fachada principal, que se diferencia del resto de los espacios debido al muro de forma semicircular contrachapado de ébano que lo rodea, de tal forma que al momento del individuo estar allí se le impone una única imagen, la del paisaje. Asimismo se denota el área social principal y una segunda que se antepone  y la separa por medio un muro de mármol, en este espacio al igual que en el comedor se goza del acceso del paisaje a la vivienda, gracias a los ventanales que cubren de arriba abajo y que están dispuestos a lo largo del segundo nivel.

Aquí se encuentra el concepto fundamental y base de la composición de la obra, la planta libre que se caracteriza por la disposición de una serie de pilares cruciformes que  determinan la completa relación de la estructura con la estética del lugar y que otorgan la noción de libertad al individuo mientras goza de la tranquilidad y seguridad de una vivienda.
 El plano abierto a su vez permite una configuración volumétrica ausente de pesadez y aislamiento, pero que imprime un carácter y noción de contemplación ante el individuo, de tal manera que se sienta a gusto y siempre con el ánimo de querer volver, tal como lo afirmaban sus habitantes, el matrimonio Tugendhat, decían lo siguiente: “Vivimos muy a gusto en esta casa, tan a gusto que nos cuesta mucho decidirnos en emprender un viaje y nos sentimos liberados cuando regresamos de habitaciones mas pequeñas, otra vez a nuestros espacios tranquilizadores” (Tugendhat, 1936, pág. 438)

Lo anterior constituye la respuesta de Mies ante la necesidad del hombre moderno, que se quería sentir liberado, tranquilo, en un ambiente que fuera acorde con la época, dejando atrás lo convencional, proyectándose  así un espacio activador se sensaciones y de otorgar existencia propia al habitante

Por otro lado, en cuanto al primer nivel o sótano, se puede acceder a él, por medio de unas escaleras en espiral ubicadas en la cocina o por medio de dos entradas exteriores. Está compuesto por aéreas de mantenimiento y servicio técnico para la casa, un laboratorio para fotos, y una habitación para sirvientes.

En cuanto a  los materiales, fueron muy bien escogidos por Mies, de tal modo que ayudaron a resaltar los conceptos que materializan el espacio, sin la necesidad de llegar a saturar de ornamento la villa y que fueron los mismos que uso en el Pabellón Alemán. La ventanera que va desde la cubierta al suelo, en el segundo y primer nivel, contribuye en delimitar  espacio, pero no la visual,  con el fin de asegurar la fluidez del entorno hacia el interior y proporcionar al individuo la seguridad de un cuartel pero a su vez la libertad del paisaje, permitiendo el desarrollo del espíritu, tal como lo describe Ebeling (citado por Neumeyer) “La casa Tugendhat cuyas grandes vidrieras descendían por fuerza motriz, accionando un botón, satisfacía aquella necesidad del “hombre tranquilo realizado astrológicamente, por una relación no disminuida, de luz y vistas con el cielo nocturno”. (Neumeyer, 1995, pág. 289)
Esto afirma la gran importancia que presentan las paredes traslucidas de la casa, que a su vez permiten crear la imagen característica de la casa, al contrastar con los muros blancos de la fachada

Los tabiques de mármol de tipo ónix amarillo, la pared semicircular revestida de madera de ébano y los pilares cromados en forma de cruz,  del espacio principal presentaban al individuo la sensación de contemporaneidad, gracias a la innovación que imponía el uso de estos componentes, sin tener en cuenta la calidad y belleza que tenían los elementos accesorios, como muebles y cortinas, también diseñados por el arquitecto Alemán junto con una colega, también integrante de la Bauhauss.

El conjunto que logro crear Mies entro lo conceptual y lo material, formaron una obra de un alto grado de racionalidad y sensibilidad ante lo que el “hombre moderno” pedía. Donde la idea fundamental, es la del plano abierto ya que rige la composición de toda la vivienda, sobre este concepto Mies afirmó en una entrevista hecha por el periodista Christian Schulz y citada por Neumeyer en su libro: “La planta variable y una estructura clara no pueden separarse una de otra. La claridad de la estructura es la base de la planta libre. Cuando no surge una estructura univoca, perdemos todo interés. Donde la estructura es la espina dorsal del conjunto y posibilita la planta variable. Sin esta columna vertebral la planta no sería libre, ya que quedaría bloqueada caóticamente. (Neumeyer, 1995, pág. 514)

De esta manera es posible deducir que Mies a través de sus obra del Pabellón Alemán inicio también el diseño de la Casa Tugendhat, por lo tanto se logran apreciar las grandes similitudes en forma, disposición y materiales entre las dos construcciones modernas, de este modo el arquitecto Alemán consiguió imponerse de ahí en adelante como un maestro del movimiento moderno, siendo uno de los pioneros en permitir el acceso del paisaje circundante hacia el entorno, donde el individuo goza de un profundo ambiente liberal y a la vez tranquilo y seguro. La “cubierta flotante”, la permeabilidad del vacío y ligereza de la forma, en conjunto crean el concepto de planta libre.

Cuando se habla de planta variable, se hace alusión al uso de pilares, columnas como elementos de soporte y los muros como objetos casi irrelevantes,  en consecuencia a este fenómeno se aumenta el uso del vidrio en grandes áreas para ser usado como limitante del espacio de una forma muy sutil, además de otorgar belleza y armonía a la composición. Este concepto se convirtió en parte fundamental en las formas de concebir el espacio, si se habla de arquitectura moderna, ha de estar allí siempre vigente la concepción de planta libre, que hasta el día de hoy sigue siendo parte de los nuevos espacios construidos , otorgando una imagen liviana, flexible, austera pero funcional, que permite una interacción armoniosa con el espacio circundante y permite crear experiencias y sensaciones en el individuo gracias al grado de compenetración con el mundo exterior, con el espacio que accede profundamente al interior pero que a su vez es ciertamente controlado.





REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Neumeyer, F. (1995). Mies van der Rohe, la palabra sin artificio. Berlin: El croquis.
Rohe, M. v. (1928). "Wir stenhen in der Wende der Zeit". Baukunst als Ausdruck geistiger Entscheidung, en Innendekoration.

Rohe, M. V. (1924). Baukunst und Zeitwille. Der Querschnitt , 31-32.








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