Casa Malaparte
Capri – Italia. 1938
Arq. Adalberto Libera
Por: Daniela Mantilla Jaimes
DOS GRANDES PERSONAJES: UNA MARAVILLA
En el siglo pasado hubo hechos que marcaron la historia de varios países en el mundo. Las dos grandes guerras mundiales fueron acontecimientos épicos que sin duda cambiaron la vida de muchas personas, pues afectaron todo el ámbito político, social y económico de una sociedad. Centrándose de manera concreta en Italia, ésta no fue reconocida como un país triunfador ante la primera Guerra Mundiall, por esta razón, no tenían una economía estable y el hambre, la falta de empleo y las huelgas, se volvían cada vez más frecuentes e intensas.
El Italiano Benito Mussolini, participó en el partido socialista de Italia, del cual fue expulsado, por establecer el periódico Italiano, Il Popolo d’Italia, el cual tenía una inclinación ultranacionalista. Comienza su carrera política en la primera Guerra Mundial y en 1921 funda el partido fascista, lo que convence a muchas personas, pues Mussolini deseaba “lo mejor para la nación”. Era tanto el auge del fascismo que terratenientes y empresarios de la época empezaron a dejar que Mussolini obrara como él quisiera. Por algunos años hasta la iglesia Católica se esperanzó en el que más adelante se convirtió en un dictador, la fe era ciega en la sociedad y se tenía un sentimiento de tranquilidad y mejoría, los cuales más adelante se esfumarían, dado que la dictadura de Mussolini en realidad no ayudó al bienestar2.
Curzio Malaparte, un importante escritor y periodista Italiano, perteneció al Partido Fascista a comienzos de los años 20, pero no pudo aceptar la disciplina de dicho bando, por lo que en 1931 decide abandonarlo y exiliarse, pero años más tarde vuelve a Italia por orden de Mussolini3. Quiso aislarse de la guerra definitivamente, por lo que deseó que el arquitecto Italiano, Adalberto Libera, siguiera sus instrucciones y le diseñara la mejor casa donde no sólo se sintiera cómodo sino que además reflejara su personalidad.
Paralelamente, Adalberto Libera se gradúa en matemáticas y arte, más tarde entra en la Escuela Superior de Arquitectura en Roma, de donde se gradúa en 1928. Libera se desenvuelve en el mundo de las artes, donde se inclina por la arquitectura racional y aún más por el futurismo, este último gracias al artista Italiano, Fortunato Depero. El arquitecto Libera fue uno de los fundadores de M.I.A.R (Movimiento Italiano por la Arquitectura Racional), lo que le permitió estrechar lazos con personas de altos cargos en el Régimen Fascista de Roma, quienes eran los encargados de aprobar las construcciones públicas, siguiendo el programa de modernización de Mussolini4.
Aldalberto Libera expresa qué es para él la arquitectura:
(…) “Me gustaría decir que la manera moderna de afrontar el mundo objetivo es esa que hace nacer las cosas desde la esencia, o lo que es lo mismo, entender los hechos que deben ser resueltos y resolverlos un poco a la vez, hasta que todas las diferentes exigencias se manifiesten y, por último, aparezca el resultado arquitectónico: de la misma manera que en una planta, finalmente se ve la flor, que al principio era una semilla.” (…) (Libera, 1960)5.
Libera como importante representante del Racionalismo, expresa que hacer arquitectura no es dibujar una forma para después justificarla, sino que se debería tener sensatez con cada problema que toca resolver y amar profundamente el trabajo que se hace. Este arquitecto vive la guerra, y siente que el pensamiento cambia notablemente después de ésta, puesto que estos hechos dejan grandes consecuencias para generar grandes reflexiones. Libera se da cuenta que las civilizaciones son como las olas del mar, nacen, crecen y mueren; y precisamente después de esa guerra, él cree que una ola está muriendo y otra naciendo, y es importante tener claro que, sin que lo diga, su pensamiento y su espíritu está en la ola que nace, pues tiene un pensamiento idealista y visionario. Esta reflexión sobre su época es importante, porque en la casa Malaparte se hacen notorias sus ideas sobre la sensatez, la responsabilidad y la pasión que tiene un arquitecto ante un encargo tan importante como es una casa, el espacio más privado y más importante de cualquier ser humano.
A finales de los años 30, Curzio Malaparte, decide encargarle el diseño de su propia casa a Libera. Éste último es uno de los arquitectos modernos más importantes, ya que fue un visionario de la época, pues no sólo diseñó la maravillosa Villa Malaparte, sino que proyectó el famoso arco para la Exposición Universal de Roma para el año 19426, que no pudo ser construido, pues la guerra estalló.
La autoría de la Villa Malaparte es bastante polémica, pues el trazado racional se le atribuye a Libera, pero la escalinata de la cubierta parece ser diseñada por Malaparte, pues tenía en mente tomar la monumentalidad de las villas de Capri. La mayor discusión reside precisamente en el espacio interior, pues al parecer el arquitecto estaba proyectando el espacio doméstico más duro y frío de lo que Malaparte podía llegar a querer reflejar. Por ello, Libera abandona el diseño y Malaparte lo continúa acompañado de varios albañiles. Pero es preciso aclarar, que la importancia al fin y al cabo no es a quién podemos atribuirle esta casa, puesto que es más interesante reflexionar y resaltar los elementos únicos que hacen posible la admiración de esta casa.
Curzio Malaparte necesitaba una vivienda donde él pudiese vivir toda su vida, es decir, quería construir su última casa, donde él, un hombre letrado, pudiera alejarse del mundo y dejar que sus manos se movieran al compás de las olas y nada más. Esta idea de casa terminal es importante para cualquier ser humano, la idea de tener un espacio agradable para los últimos años de vida es un pensamiento global, pues a medida que pasa el tiempo, el alma y la mente necesitan tranquilidad, un lugar para el sosiego. Este escritor tenía 40 años pero su profesión en Italia hizo de su vida un acontecimiento no tan fácil, pues como ya se ha dicho anteriormente, formó parte del fascismo, lo que le costó ser deportado y hasta encarcelado6.
Se escoge un sitio atípico para construir, la Isla de Capri, la cual tiene una gran roca a 32 metros por encima del nivel del mar, adicionalmente tiene una frondosa vegetación y su bello horizonte da hacia el Golfo de Salerno. Se toma este sitio no sólo por su encanto natural, sino que está alejado de todo el ambiente pesado y contaminante de ese entonces, además, como se ha dicho anteriormente, Libera siente que es momento de avanzar, de crear lugares nuevos y de llevar su imaginación a su mayor límite; pero sobre todo, Malaparte deseaba una casa moderna que se alejara de todos los estilos pasados. Por ello, esta obra está y estará siempre fuera de lo común, pues no siempre veremos una casa adherida a una roca, donde pareciera como si siempre hubiese estado allí y no encajara en otro lugar.
La casa se desarrolla en tres plantas de diferente longitud cada una; en la planta baja e intermedia se distribuyen los espacios de servicios y algunos dormitorios, dejando así los espacios más importantes en la planta alta, el dormitorio de Malaparte, la sala de estar y su estudio. Los espacios se distribuyen por un eje central longitudinal que atraviesa toda la casa, lo que da lugar a varios espacios yuxtapuestos como un palacio Renacentista8.
Hay dos ideas importantes que siempre se han tenido en consideración en toda obra arquitectónica, el interior de ella y su relación con el exterior, y en la Villa Malaparte el desarrollo de las dos es exquisito. En el interior se desenvuelven las actividades cotidianas y secretas, es decir, lo oculto, lo que nadie puede ver, pues desde afuera pareciese como si en aquella casa no pasara nada, solo el viento y las olas del mar. Las ventanas parecen cuadros maravillosos, con gruesos marcos de madera, que cualquier persona desea tener en su hogar para escaparse por un momento de lo que pasa allí afuera. Los espacios interiores son amplios, sencillos y sobrios, lo cual hace que contrasten con el color de su fachada y la naturaleza, además de reflejar la nostalgia del cliente. La vista desde el interior es fuertemente controlada, lo que afirma la condición de hermetismo que se deseaba, pues la relación interior – exterior es totalmente nula, pues la vida doméstica se presentaba como el habitar en un refugio, mientras que en el exterior, el cuerpo y el alma hacen parte de la naturaleza, de esa gran roca, del mundo y del infinito.
Los muebles, además del piso y sus paredes, son los que determinan el carácter interior de la casa; pues tienen extrañas formas y parecieran estar ubicados de manera aleatoria, lo que resulta contradictorio con la racionalidad del mismo espacio. Por eso, tiene sentido suponer que Malaparte se tomó el trabajo de diseñar el mobiliario, pues si se mira más allá de la materialidad, la forma podría responder al Surrealismo; movimiento que expresa Malaparte en diferentes libros. Pero lo que cabe resaltar es la ausencia de decoración en toda la casa, que tiene tonos claros en las paredes, sus muebles son en madera oscura, los ventanales están en muros gruesos que invitan a sentarse para disfrutar el paisaje exterior, además de esto, dichas ventanas comienzan a la altura de la rodilla9, como si se estuviese en el vacío que queda en la tierra después de ser excavada.
Ésta casa, como se ha dicho, no tiene objetos de decoración, como lo podría ser un tapete para protegerse del frío que contiene aquel piso rocoso, o como lo podría ser una lámpara de mesa para iluminar las hojas en blanco del importante escritor que se inspira allí. Pero claro, sin lugar a dudas estos elementos no encajarían de ninguna manera en esos espacios, pues distraerían esa importante experiencia de refugio que se siente al sentarse en aquel cómodo sillón, mirando hacia el maravilloso paisaje.
La falta de ornamentación, es la confirmación de que es una casa moderna, que indiscutiblemente refleja, de nuevo, el interior de la persona que reside allí; ya que esa sobriedad y dureza de sus materiales no sólo responden al paisaje de Capri, sino al mismo al espíritu melancólico del escritor.
Por otro lado, está el color rojo pompeyano que cubre toda la casa, lo que explica que la idea de adherirla a la roca no es precisamente para que se mimetice. Su cubierta es el espacio más sencillo pero el más interesante de todos, pues tiene unas escalinatas que nos recuerdan a la iglesia de Liparí10, las cuales se anchan a medida que se asciende, adicionalmente, son varios escalones los que nos preparan para llegar al solárium, lo que supone un esfuerzo para llegar a él; allí se encuentra un muro que resalta por su color blanco, su forma curva y su altura, pues es consecuente con la escala humana, lo que equilibra el gran área de toda la cubierta. Este espacio es el más importante para Malaparte, pues él necesitaba una casa que lo reflejara y se adecuara a sus necesidades, y es allí donde se interpreta la soledad, el aislamiento y el futuro, pues este escritor más que libertad, necesitaba aislarse, y lo que ocurre allí es que se contemplan las montañas, el mar y el infinito. Este espacio no tiene barandas, ni antepechos, lo que significa que nada detiene a una persona, nada la aprisiona, simplemente es la suma de lugar, rito y contemplación8.
Por tanto, la cubierta es el espacio que refleja más la modernidad en esta casa; pues según Adolf Loos, el trabajo de cubierta era propio del carpintero11, pero a medida que fue avanzando la modernidad, la planta baja y la cubierta toman un sentido más concreto sobre el habitar, como lo vemos en las obras de Le Corbusier, que remata el edificio de manera única pero además propone claramente una actividad para desarrollarse allí. En este caso, la cubierta de la Malaparte propone dejar al cuerpo libre sobre un plano liso que tiene un muro cóncavo, el cual nos abraza y nos dirige la mirada hacia el infinito. Es impresionante como se llega a un grado tan alto de exquisitez con tan pocos elementos, pues la cubierta es simplemente una caja a la cual se le ha dejado únicamente el plano más importante, y además, como un muro tan delicado, que pareciera salir de una fina pincelada sobre un lienzo, nos hace sentir libres y a la vez protegidos y contenidos en el mundo.
El habitar siempre ha estado presente en los seres humanos, este sentimiento y necesidad se fue desarrollando hasta llegar a un espacio de cuatro muros al que hoy llamamos casa, que ha sido un importante punto de estudio para los arquitectos, puesto que es allí donde se deberían condensar las actividades más íntimas, más secretas y más espirituales, ya que son estas las que nos hacen estremecer y sentir vivos.
Es en la casa donde cualquier persona encuentra paz y se siente cómodo y esto no pasa hasta que la persona no se siente realmente identificada, por tal razón, muy seguramente Malaparte sólo podía obtener la paz en la punta de un peñasco.
Los pensamientos de estos grandes personajes se reúnen para dar lugar a una casa maravillosa, donde la idea de habitar se vuelve una. El sentimiento de habitar es muy importante en esta obra, porque es la palabra crucial en el diálogo entre el arquitecto y el cliente, donde éste último se identificaba en aquel tiempo con la nostalgia, la soledad y la melancolía. Por esta razón, esta casa cobra sentido, pues no sólo refleja la idea de habitar de los dos personajes, sino que seguramente sin quererlo, esta casa se convierte en un espacio donde cualquier persona podría sentirse a gusto y pensar que el habitar es sentirse protegido y a la vez libre, donde uno en realidad se siente identificado con cada espacio que se ofrece allí, no por el contrario, donde de alguna u otra forma estamos obligados a sentirnos identificados con cualquier espacio, y de repente estamos habitando un lugar que no nos corresponde y que simplemente nos toca adaptarnos a él.
Quetglas (2004) se refiere al concepto de casa:
Es posible que cada arquitecto haya formulado siempre, lo sepa o no, una idea de las relaciones entre lo humano y la naturaleza, una definición de la posición de la persona en el mundo, y que sea precisamente en la forma de la casa donde esa idea se exprese. Incluso quizás bastaría comprender bien un solo elemento de la casa para reconstruir, como hacen los paleontólogos desde un hueso, todo el concepto de la casa. (p. 488)12
Con esta frase podemos concluir que la expresión de casa en la Malaparte es totalmente fascinante gracias a estos dos grandes personajes, dado que con tan pocos elementos crearon un lugar irrepetible, que lo formaron a partir de la mezcla de la tierra, el cielo y el mar6, lo que genera una gran armonía junto con el cuerpo y la mente, pues sin haber estado allí, muchas personas se erizan al no creer que tal morada exista. Es simplemente una obra que nos estremece y que personas de muchos siglos atrás y aún de muchos siglos futuros, querrán una casa así para habitarla y dejar que el tiempo pase.
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Foto: Caja moderna / Daniela Mantilla Jaimes
Foto: Propuesta Caja moderna / Daniela Mantilla Jaimes
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